Capítulo 1: La primera noche

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Eran las 3 de la mañana. Habían pasado dos semanas desde aquella noche. Vi miró al techo, incapaz de dormir otra vez. Cerró los ojos y volvía a ver a su hermana decirle que había cambiado, que pensó que la amaría como antes. "Yo te sigo amando, Powder", pensó para sus adentros.

Abrió los ojos y decidió levantarse. Se sentó suavemente en la cama y miró al balcón que tenía enfrente. Aún no se acostumbraba a estar en la casa de los Kiramman. "Quizá esto es lo que me da insomnio", pensaba. Estar en un lugar tan perfecto, ordenado y limpio después de haber estado más de 6 años en Stillwater y toda su vida en Los Carriles.

Salió de la habitación con cuidado, tratando de no hacer ruido. Miró a los lados y vio los largos pasillos oscuros, levemente iluminados. Empezó a caminar hacia la esquina del pasillo. Aún no se sabía la casa por completo, pero sí sabía llegar a la cocina. Bajó los largos escalones de la mansión y vio de reojo el cuadro de la familia Kiramman. Sonrió levemente y apuró el paso a la cocina. Encendió la luz y se dispuso a buscar algo en el refrigerador.

El tiempo había pasado rápido y lento a la vez. Todos habían sobrevivido al ataque de Jinx gracias a la armadura de Mel, excepto Mel quien falleció al instante. Cassandra Kiramman y los demás miembros del Consejo habían resultado gravemente heridos. Afortunadamente, la madre de Caitlyn era quien más tenía oportunidades de regresar a su vida de antes comparada con los demás miembros, quienes perdieron partes de su cuerpo. Las medidas de seguridad en Piltóver incrementaron y Jinx era considerada ahora una amenaza nacional. Vi había sido protegida por Caitlyn y su padre ante las autoridades de Piltóver, incluso Jayce abogó por ella cuando otras personas apuntaban a Vi como parte responsable de la catástrofe.

Jayce y Viktor habían resultado mágicamente ilesos, convirtiéndolos en los miembros responsables de cualquier decisión tomada de dos semanas en adelante sobre Piltóver y su seguridad.

Vi se sentía constantemente entre la espada y la pared. Por una parte, volvía la culpabilidad de haber dejado ir a Powder una vez más, pero esta vez se sentía bastante confundida y dolida. Tenía que aceptar que Powder ya no existía del todo... Jinx había tomado poder de su hermana y no sabía cómo procesar los acontecimientos que vio aquella noche.

"Pensé que la conocía" se repetía Vi constantemente. "Pensé que podía encontrarla entre su locura y sus oraciones amenazadoras y sin sentido... Pero ya no sé si la vaya a encontrar".

Por otra parte, volvía a estar encerrada. Pero está vez no era una prisión. Era la casa de los Kiramman. Sabía que era observada por los guardias de Piltóver y que no era una figura grata de ver en las calles. Suponía que la voz había corrido hacía Los Carriles, donde ahora se resguardaba en la casa de una vigilante, y que su hermana había incendiado la mecha más latente de enemistad entre Piltóver y su ciudad.

Vi suspiró, tratando de esfumar los pensamientos intrusivos de su cabeza. Tomó un cuchilló y empezó a esparcir mermelada en el pan. Había descubierto lo deliciosos que eran los sándwiches de mermelada con crema de maní y se había hecho adicta a ellos. Los preparaba cada que tenía necesidad de algo dulce. Cosa a la que no había tenido acceso en la prisión.

En el momento que estaba a punto de morder su sándwich escuchó un ruido proveniente de arriba. Tomó el cuchillo de nuevo y se acercó al marco de la puerta. A lo lejos vio la silueta de una mujer y bajó el cuchillo.

"¿Qué haces despierta?" Preguntó Caitlyn entrando a la cocina.

"No podía dormir" contestó Vi finalmente dando una mordida a su sándwich mientras se dejaba caer en la silla de la barra de la cocina.

Caitlyn hizo una mueca y bajó los hombros. "Yo tampoco" admitió. "Veo que te encantaron los sandwiches dulces" sonrió mientras se acercaba a la barra donde estaba Vi.

No te dejaré solaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora