~.2.~ EL TRATO

9 1 0
                                    

El trato

Larisse

-Pue... puedo alimentarte. -dije para nuestra sorpresa. Por que aunque lo haya dicho yo, también me sorprendí.

Sonrió de lado y abrió su mano, dejándome caer al suelo. Me llevé una mano acariciando mi cuello adolorido. Me ardía.

-¿Ah si? ¿Y cómo piensas hacerlo si no me dejas comerte? No me suena muy lógico, Larisse. -se agachó un poco y dejó su rostro a varios centímetros del mío.

Me llegó un ligero aroma a hierro. Como si hubiera sangre en algún lugar. Así que inconscientemente revisé mi cuerpo para notar si estaba herida.

Pero no.

Y me di cuenta que el olor emanaba de su boca. Al notar que lo miraba fijamente, tronó sus dedos junto a mi oído.

-¿Hola? ¿Acaso te dio algún colapso mental?

-Hueles a sangre. -le solté de pronto, hice una mueca, no soportaba el aroma.

-¿No te encanta el olor?

-Me da náuseas.

-A mi apetito.

Hice un mohín y él se rio.

-Te he hecho una pregunta, somble. Contéstame.

-¿Qué es.. -quise preguntar de nuevo, pero me dio una mala mirada -. ¿Quieres cuerpos para comer no?

-Ambos sabemos la respuesta.

-Te los daré.

Se enderezó y suspiró mientras miraba a mi alrededor. No parecía muy satisfecho con mi respuesta.

-¿Así que una pequeña como tú, quiere cazar a unos cuantos humanos para alimentarme? Esto suena interesante, pero no estoy seguro del resultado.

-Lo haré.

-Claro que lo harás. Por que si no, me alimentaré de ti.-lo pensó un momento y luego asintió-. Está bien Larisse, te daré la oportunidad. Así que lúcete. Pero si no cumples, no me quedaré satisfecho solo contigo.-miró hacia la puerta de la cocina, y respiró como si inhalara el mejor de los aromas-. ¿Te he dicho que tienes una linda familia?

Los vellos de mi nuca se erizaron y mi pecho se apretó. No podía pensar en la idea de que asesinara a mi familia.

Me asustaba que me comiera, pero me enfermaba que pensara en hacerles daño.

-No lo hagas.

-Esa decisión solo la tomaré si fallas. Así que depende de ti.

Empezó a caminar en círculos alrededor de mi, mientras mantenía sus brazos detrás de su espalda.

-He estado observándote últimamente.

-Lo sé. -admití.

-Y sé que haremos grandes cosas juntos.

-¿Haremos?

-¿No creerás que te voy a dejar toda la diversión solo a ti, o si?

-¿Me vas a ayudar?

-Puedo darte algunas ideas.

-Me enfermas.

-Y tú me inspiras mucho.

No nos comasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora