Kiara.
Dejo el libro aún lado, la frustración recorria su cuerpo al no poder prestar atención a su lectura había tenido que releer varias veces el mismo párrafo. Su cabeza dolía.
miro el reloj. eran las seis de la tarde la hora perfecta para hacer la comida.
Se puso un suéter holgado y unos tenis cómodos, bajo a paso lento, la casa era demasiado silenciosa bastante abrumador para ser sincera pero con el paso del tiempo se acostumbro.
La puerta principal fue abierta dejando ver al hombre quitándose su grueso abrigó.
—¿Te encuentras mejor?— Pregunto.
No contesto, tan solo asintió con la cabeza.
—Hare algo para comer— Aviso, adentrándose a la cocina.
—No hace falta, le he pedido a uno de los empleados unas pizzas vendrán en unos momentos.—
—Bien... Siento mucho mi comportamiento de ese rato, no volverá a suceder.— Se disculpó.
—No hay nada de lo cual pedir perdón, tienes toda la razón primero Demián te privó de tu libertad y luego yo por lo mismo quiero pedir una disculpa y hacer algo al respecto.— Hablo con seriedad. — Pero primero.. ¿Puedes hacerme un favor?.—
—Depende de lo que sea.— Dijo. —Si es algo que tenga que ver con tu vengan....
—No, nada de eso. Kiara te daré mi absoluta confianza, mañana saldremos al centro de la ciudad, vamos a comprar algunos libros para que presentes los últimos dos exámenes que te faltaron de la preparatoria para que así puedan darte tu certificado, cuando los apruebes entraras a la universidad, dejaré que estudies lo que quieras. Te daré un poco más de libertad, el favor que te voy a pedir es que no me traiciónes.—
—Me es difícil creer lo que dices, ¿que planeas?— Pregunto insegura e incrédula.
—Que recuperes un poco de tu vida, pero probablemente debería advertirte algo.—
—¿Cuál es la advertencia?.—
—Si me traicionas no me tentare el corazón y haré que ellas desaparezcan de este mundo.— Amenazó.
Un es escalofrío recorrió su columna vertebral, tenía miedo de lo que les pudiera suceder no se arriesgaría. las quería a salvo.
—Me comportare, no haré nada que pueda generarle desconfianza.— A seguro.
El timbre de la casa resonó en el lugar.
—Bien, llegó la pizza ve por unos platos y unas sodas comamos mientras miramos alguna serie en la televisión.— Fue a recibir la comida.
—¿Como puede ser tan amable y a la vez aterrador ?— Pensó.
Dejo los platos en la mesa para tomar lugar en el sofá.
—¿Sabes? Estaba pensando en que te vendría bien un cambio, tal vez un corte de cabello o pintarlo de algún color— Dijo mientras dejaba las pizzas en la mesa de la sala.
—Mejor diga que quiere que cambie para que no me reconozcan.—
Sonrió.
—Queria ser discreto pero contigo es imposible.— Se sentó a su lado empezando a comer.
—Deje busco la serie,siempre quise saber cómo me vería con el cabello rojo.— Comento, buscando alguna serie o película que llamará su atención.