04: Isabella.
Empuje.
Salto.
Giro.
Recepción.
Cuatro palabras que resuenan en mi mente constantemente.
Debería practicar más los giros para que salgan con más precisión, no me gusta que mis piernas se vean desprolijas.
Tal vez si no las tuvieras tan grandes esto no estaría pasando.
Despego la vista de mi plato, mi papá me habla.
Desearía que se calle.
—Isabella, se acercan las olimpiadas. –empieza diciendo con descaro, sabe perfectamente como termina esto–
—Ya sé, leo las noticias también –ruedo los ojos– ¿desde cuando te importan mis competencias?, nunca fuiste a una, no entiendo tu repentino interés –mi hermana se ahogó, mamá miró a un rincón del comedor y el me miró como su hubiese dicho la mayor mentira de mi vida–
—Si no fuese por mí, no podrías ir –no puede tener la hipocresía de hablarme de esa forma– y no estarías donde estás ahora –ya no duelen esos comentarios, me provocan rabia–
—Estoy donde estoy porque entreno más de siete horas por día –suelto indignada– no porque a papi se le ocurre venir a verme cuando Avril no tiene algo importante –ella me mira– como hacerse las uñas, o hacer trabajos de la universidad.
—No me metas en tu reclamo estúpido, no tengo nada que ver en esto –tiene razón, no tiene la culpa de mis desgracias paternales, pero si la odio por recibir la atención que yo deseo tener.–
—Como sea –me levanto de la mesa con frustración– tengo que estudiar
—Es miércoles y empezaste las clases el lunes –dijo mi mamá, parece que ahora sabe hablar– ¿para qué tenés que estudiar? –preguntó curiosa–
—Tengo que ver videos sobre las chicas que compiten contra mi por un lugar en el seleccionado –contesté con normalidad–
—¿Isa... otra vez con lo mismo? –pregunta mamá, con un atibismo de ¿preocupación?, no sabría cómo denominaron–
—Isabella –la corregí, ella me miró sin entender– no me digas Isa
—¿Porqué no? –preguntó extrañada–
—Las personas que se preocupan por mi tienen derecho a llamarme así nada más –Ella me miró con tristeza, mi papá con enojo y mi hermana con decepción. Lo normal en esta casa.–
Nunca voy a superar todo lo que me hicieron pasar.
Me tiro a mi cama con la computadora, estoy alrededor de diez minutos mirando diferentes videos sobre las chicas con las que compito por ese estúpido lugar.
Lugar en el que hace tantos años quiero quedar, y ya no sé qué hacer para lograrlo.
Miro al techo pensativa, mi mente divaga y mis pensamientos me carcomen la cabeza.
Pienso en Ally.
En la nota que le dejaron hoy a Ed, su inmensa felicidad, su forma de mirarla y de sonreír.
Cuando vino en el receso y nos mostró esa cartita que describía los pequeños detalles que tiene al sonreír, fue algo que me impactó un poco.
No porque sea Edward, sino por como lo quería de tal forma como para expresarle todas esas palabras con tanto anhelo.
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hasta la última letra
Novela JuvenilWilliam, un lector encerrado en la monotonía de sus pensamientos y el olor a nicotina que desprenden sus incontables cigarrillos, se da cuenta que sigue enamorado de aquel chico de ojos verdes cuya alma logró cautivar. Decidido a conquistar a Edwar...