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25 de octubre

Hoy desperté con llamadas insistentes de mamá, no quise contestar ninguna en ese momento por lo que le dejé un mensaje pidiendo que llamara en otro momento. El tema de mi madre no era nada fácil, aún seguía dolido con ella. A diferencia de papá, con quién si conversaba.
Hace unas semanas atrás papá se enteró que mamá tenía un amante, que lo estuvo engañando por muchos meses. A consecuencia de eso mi abuela le propuso que regrese al pueblo por un tiempo, para ordenar sus ideas. Yo, me mudé de casa. Si tenía un resentimiento hacia mi madre, no la trataba mal pero cuando quería mi espacio preferiría no responder a sus llamadas. Ella solía pedirme que regrese, que regrese a nuestra casa donde ahora vivía con su nueva pareja de manera oficial. Claro que hay más detalles de ese día los cuales prefiero no contar ahora.

Luego de las llamadas matutinas, me enrrumbe hacia la biblioteca más cercana. En el instituto nos habían dejado un trabajo de investigación, si bien era un tema que encontraría por internet, la profesora me dió el dato de un libro en especial donde encontraría mucha información y referencias de primera mano. Tome los libros necesarios que fueron cinco y ahí en la fila que hacía para registrarlos la vi. Llevaba un gorrito de lana rojo y un cardigan gris.

— ¿También te gusta leer? — La sorprendí mientras alineaba sus libros, uno encima de otro.

— ¡Ay! — Se sobresaltó — perdón, me asustaste. Si, me gusta leer.


— ¿Qué escogiste? — pregunté con curiosidad.

— Tengo "Orgullo y prejuicio", "La selección" y "Diez negritos". Tú también tienes libros ahí, ¿Qué son?

— Para mi instituto. ¿Te mudarás al lado?

— Mi camión de mudanza debe estar allí en una hora— sonrió.

Al salir de la biblioteca, llegamos juntos al edificio, ella se quedó en recepción para ver temas de su mudanza y yo regresé a mi apartamento.

Estuve terminando los deberes en lo que quedó de la mañana. Llame a papá, estaba bien, está disfrutando su estadía con la abuela. Mi almuerzo no fue la gran cosa, fideos en mantequilla con ajo. Comí en el sofá mientras terminaba de ver la primera temporada de "You". Rebecca días antes me la había recomendado, ayer la empecé y hoy ya la estaba terminando.

Ahora que leo esto mi vida no me parece casi nada interesante, todo es tan normal. Compañeros de mi clase organizan reuniones o se van de campamento, yo tengo un piso que ordenar, aún hay cajas acumuladas en las esquinas. Que pereza. Eso no significa que no tuve los momentos de diversión y fiesta. Si los tuve. Pero, ahora por los problemas que han sucedido me consumieron totalmente.

Continuaré con mi día, mi nueva vecina vino hace un par de horas para ayudarla con algunas cosas.

— Hola, de nuevo.

— Hey, lamento molestarte de nuevo — sonrió.

— No estaba ocupado, pasa — me deslicé hacia un lado para que pudiera entrar.

— En realidad, vine porque necesito tu ayuda — Jugó con sus manos, estaba nerviosa — estoy ordenando algunas cosas, ya sabes la mudanza. ¿Puedes ayudarme a conectar algunas cosas?

— Eh... Claro, vamos, no estoy ocupado. Dame un par de minutos y vuelvo contigo.

Ella quería que le configurará su nueva tv, su laptop y el wifi. Mi trabajo fue rápido, así que cuando finalice nos sentamos en sus muebles azulinos y tomamos una Coca Cola con otros snacks.

— Deberías saber que no deben entrar extraños a tu casa.

— ¿Por qué lo dices? ¿Por ti?

— No sabes mi nombre y estamos aquí relajados— reí.

— Claro, ya sé por dónde vas. Quiero que sepas que no te considero un extraño —Me apunto con su dedo índice— eres mi vecino. No tienes pinta de asesino.

— No todos los asesinos tienen cara de malos. No veas muchas películas de Disney.

— Tienes el paso libre para asesinarme ahora — Alzó sus brazos y tiró su cabeza al cojín, fingiendo estar muerta.

— Muy graciosa. Me llamo Henry.

— Un gusto Henry, el asesino de al lado.

Ella no me dijo su nombre, no se lo pregunté tampoco, lo haría en otro momento. Regrese a mi piso a continuar estudiando. Sin embargo, me vi interrumpido por mi madre de nuevo. Estado: Celular apagado. Estaba siendo duro, lo sé, pero era algo difícil de digerir.

Siempre quise hermanos, ya sea mayor o menor, me hubiera gustado uno. Pero cuando ya creces y eres consciente de los problemas de tus padres, los problemas que los agobian, entiendes que es mejor así. Porque no quisiera a un hermano menor sufrir.

Guarde el cuadernillo, y me acerque al balcón para cerrar las puertas corredizas. Una canción resonaba del piso del al lado, me asomé un poco más para ver si era de dónde yo creía. Reconocí su voz cantando la canción de Rihanna. Sonreí para mí mismo. Mi vecina cantaba S&M, supongo que mientras continuaba ordenando, o probablemente preparando su cena.

Cerré las puertas y regresé al sofá para empezar a ver la segunda temporada de "You".

El diario de un protagonistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora