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28 de octubre

Las clases han sido más tranquilas de lo normal, no sé si es porque se acerca la fiesta tan esperada de Halloween, de todos modos no tengo todos los ánimos de ir. Rafael insiste en que lo acompañe, que necesito salir y despejarme sobre los últimos acontecimientos. Me pidió que llamará a Sophie, según él está en la ciudad, pero desde que se fue no creo que tenga ánimos de conversar conmigo. Recuerdo un par de mensajes que le envié preguntándole como estaba. Estos nunca llegaron a ser vistos.

Pensaba en tal vez participar con los niños del edificio, un grupo de madres paso preguntando puerta en puerta si se animaban a dar dulces ese día para los pequeños, no era obligatorio, solo hacían la encuesta para no tocar en puertas dónde no querían participar. Me parecía una buena idea. Me preguntaba cuál habría sido la respuesta de mi vecina. No la había visto en estos días.

En fin, los días de clases fueron bien, excepto por la maestra de Cálculo, me cito luego de su clase para recalcarme las posibilidades de no aprobar. Mis notas no eran malas, tampoco buenas, estaba bien. Y según los números aprobaba el curso, no debía preocuparme. Sin embargo, volvió a recordarme lo tanto que había cambiado en los últimos dos meses. Me pregunto ¿Dónde estaba el apoyo hacia sus alumnos? Comprendía en qué me lo recuerde, pero en ningún momento me cito a consultar que sucedía realmente.

— Ser el peor alumno déjaselo a Richard, y si quieres continuar su camino que te dé consejos de como ser un alumno problemas.

Estos últimos días detestaba a esa maestra.

Al salir del instituto decidí pasar de nuevo por "Caravan", pedí una de sus limonadas y para apaciguar el hambre un donut de vainilla. Me senté en el parque de al frente a revisar mi móvil.
Ingresar a Twitter es un caos, siempre hay peleas por algún lado, aunque disfruto leer la intensidad de muchas personas. Además, encuentro buenos memes, claro que sí.

 Mi segunda visita fue Facebook, algo de todos los días, no hay casi nuevo. Mis tías postearon una foto en alguna parte de la ciudad de mi abuela, una de mis primas en una reunión con sus amigos. Hay una publicación que me saco una sonrisa y era de mis tíos con mi padre en un lago, se le veía bien, eso parecía.

Cuando llegue a casa, recibí un mensaje de Rebecca enviando la foto de sus disfraces con un ¿Te compramos alguno?, no le respondí. Un grave error porque Rafael llamo a los minutos.

— ¿Cómo estás, bro?

— En casa, acabo de llegar.

— ¿Quieres que te acompañemos en la cena?

— Estoy bien así — Hubo un silencio en la línea— pueden pasar mañana si desean.

— Perfecto, mañana pasaremos por ahí. Estábamos viendo nuestros disfraces con Becca.

— Lo sé, me envió una foto.

— ¿Qué opinas? 

— Son ridículamente bonitos — reí.

— Becca insistió, disfraces de pareja.

Según lo que hablamos es que me visitarían mañana y preguntó que opinaba sobre sus disfraces. Un disfraz del príncipe Eric y Ariel, a Rebecca le sentaba bien porque tenía el cabello rojo. 

A ella la conocimos en una fiesta de Año nuevo, cuando ya habíamos terminado la escuela.

— ¿Bailan? 

Nos volteamos para ver de donde provenía la voz. Una muchacha pelirroja se nos había acercado con dos botellas de licor. Vi de reojo a mi amigo, ya le estaba enseñando su sonrisa coqueta.

— Yo no lo creo, pero mi amigo aceptará con gusto — Le di un leve empujoncito a Rafa.

— Déjame guiarte entonces — Tomo su mano y lo condujo a la pista de baile.

El flechazo que tuvieron fue instantáneo, luego de su primer baile no se separaron más y claro que yo tuve que incluirme en su grupo. Ella se volvió muy amiga mía. Pasamos algunos fines de semana en casa de mis padres, también pasamos parte de nuestras vacaciones en la casa de los abuelos de Rebecca. Hemos compartido demasiados momentos juntos. A pesar de ser una pareja, ni Rafael ni Becca me hicieron de lado, muchas veces me incluyeron en sus planes.

Cuando busque este piso fue la primera en ayudarme, me envió muchas propuestas en diferentes localidades que sea cerca a ellos. Hasta que dimos en el punto correcto.

Después de aquella llamada terminé los pendientes del instituto, mañana debía entregar el trabajo de la clase de plan de negocio. No sé cuantos informes he leído que encontré en la biblioteca el fin de semana. Confío en que quedo increíble. Imagino que la nota también será increíble. 

Hoy decidí que sería día de ver una película de Marvel, Doctor Strange fue mi elección. Admiro el trabajo de Bennedict y luego en su papel de Avengers: Infinity War. Mi favorito. Acompañe mi tarde - noche de cine con nachos y algunos dulces más. *Recordatorio: Salir a correr

Ahora, me encuentro en mi balcón nuevamente acostado en mi puff, con mi pijama, un pantalón de Iron Man y una camiseta cualquiera. Así como voy llenaré esto de muchos recordatorios. Oh y lo olvidaba, al terminar la película instale unas luces, ahora se ve mucho más reluciente. ¿También debería añadir plantas? Pensaré en adquirir un cactus. 

— ¿Escribes novelas, cuentos o poesía? 

— ¿Qué? — La miré y ella me señalo el cuadernillo — Oh, esto, no. Son tonterías 

— Si escribes no deberías avergonzarte. Podría darte mi opinión. —Se apoyó en su baranda.

— Lo tendré en cuenta — sonreí.

— Lo digo en serio, podría ser la presidenta de tu club de fans. Reflexiónalo.

— Y yo también lo digo en serio, no escribo. A penas puedo con mis clases, y tal vez empiece a buscar trabajo.

— Que horrible es convertirse en adulto — Su mirada bajo hacía sus zapatos. 

— Ya lo creo. 

Me quedé viéndola por algunos segundos, tenía a penas maquillaje, llevaba un moño alto y algunos mechones rebeldes se le escapaba. Me percaté que sobre sus hombros estaba una manta de color durazno. Ella devolvió su mirada hacía mi y yo la desvié.

— Probablemente, compre esas luces quedan muy bien, tal vez añadiría más mantas y parecerá un refugio. Esos que armaba de pequeña. 

— Puede que te pase el dato de donde las compre. 

— Estaría bien. Buenas noches, Henry. — Regreso hasta el umbral— Bonito pijama — dijo en voz alta.

Volvió adentro y yo me quede con las buenas noches atorado en la garganta, no me dio tiempo de responder. Baje la mirada hasta mi pantalón desgastado y sonreí para mis adentros.

El diario de un protagonistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora