🄳🄰🅈 🄵🄸🅅🄴

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. . . Masturbación al pasivo. . .

Muzi era una persona tranquila. Calmada, centrado en controlar sus emociones.

Sabía que su novio era todo lo contrario a él, y aunque a veces le molestase, encontraba la manera de verle el lado positivo a pesar de su propio pesimismo.

Pero si le preguntaran que cosa más odia de Flex.

Diría que fuera demasiado horny.

Muchas veces, cuando dormían juntos, este se ponía bastante cariñoso. Recostándose, besándole en el cuello, con tiernas caricias. No es que esto le molestará en absoluto. Adoraba las muestras de cariño de su pareja, el problema es que esas muestras vendrían con otras intenciones.

Muzi ya lo reconocía. Estaba al tanto de todos y cada uno de sus movimientos en cuanto a su pequeño juegito, y como la persona orgullosa que es, estaba dispuesto a dejarle en claro que él podría ser igual o mejor que él.

Como en anteriores veces. Flex estaba en el cuarto compartido que tenían, quitándose una camisa mientras que su novio se encontraba indiferente leyendo un libro con tranquilidad.

Flex, ya más ligero, se tiró a su lado mostrando interés en su lectura.

— ¿Qué lees? — preguntó echando una ojeada a la hoja.

— El Fantasma de la Ópera. — respondió

— ¿Es de una chica que está enamorada de un fantasma? — preguntó ignorante con una sonrisa. — Eso es muy hot~ — bromeó — ¿Te imaginas culear con un fantasma y que la esperma sea ectoplasma?

Muzi evitó los sentimientos encontrados de asco y risa ante el comentario y consiguió seguir con su semblante en serio. Después de unos segundos en silencio, cerró el libro colocando un marca páginas donde se había quedado para tirarlo sobre su mesa de noche.

Dirigió su mirada hacia su novio, quien pareció entender que no era momento de bromas, y meditó.

— Bueno. . . No trata exactamente de eso. — respondió con sus ojos hacia algún punto perdido de la habitación. — Pero. — hizo una breve pausa. — A mi no me molestaría ponerlo a prueba contigo~

Oh, Muzi.

El piropo te salió tan mal.

Aún así, logró que Flex sonriera de lado y se acercara un poco más, palpando territorio.

— ¿Qué insinúas, Muzikato? — El nombrado evitó reír ante el tono coqueto y gracioso de su novio.

— ¿Qué crees que insinuó, Flex Vega? — pasó sus manos por los hombros ajenos, acariciando con la punta de sus dedos los mismos y parte de su clavícula.

Flex, cual bestia, se tiró sobre su novio, besándole de forma bravía. Muzi tuvo que contener un poco la respiración al tener la lengua de su pareja en su boca, correspondiendo con torpeza sin poder seguirle totalmente el paso.

Si bien el plan iba por buen camino, no estaba funcionando del todo. Flex estaba encima de él comiéndole la boca como quien que ve un oasis en medio del desierto.

Así que, con la poca fuerza a comparación de la contraria, volteo a su novio quedando sobre sus piernas. Antes de que el peliazul pudiera decir algo, el castaño le calló besandolo de una forma más lenta. Empezando a generar fricción entre su entrepierna y la contraria.

Jadeos se escapaban de la boca de ambos mientras mordían, jugaban y besaban sus bocas.

La situación había escalado demasiado rápido y Flex, emocionado, le quitó de un tirón la sudadera que llevaba su novio para besar sus hombros y jugar con su cuello.

Muzi suspiró ante la sensación y procedió a desabotonar entre jadeos el pantalón del mayor. Ya libre, masajeó su zona intima en un afán de calmar la sed que tenía su amante, demostrada en besos y marcas en su cuello.

Rodeó su miembro con su mano, empezando un suave vaivén. Ante ello, el peliazul comenzó a suspirar en el cuello de su novio provocando le escalofríos.

Mientras más pasaba el tiempo, los gemidos del mayor en el cuello de su novio incrementaban, el cual se mordía el labio para no acompañarle cada vez que besaba su cuello.

Flex sabía cada punto erógeno en el cuerpo del castaño, por lo que aprovecho para atacar esa zona y hacerle gemir junto a él.

Pronto, la respiración del peliazul se volvió irregular, sintiendo un nudo en su estómago y corrientes eléctricas recorrer su espalda baja. Desesperado, lamió la unión entre el hombro y el cuello de su pareja, quien le ayudó a llegar al éxtasis gracias a un agudo gemido de sorpresa escapado de sus labios sobre su oído.

Ambos, jadeantes, se quedaron en aquella posición algunos minutos recuperando el aliento.

— Carajo. . . — Suspiró Muzi viendo su mano con aquel líquido espeso, bajó la mirada hacia Flex quien lo miraba divertido. Rodó los ojos y se bajó de sus piernas, caminando hacia el baño que había a un costado del cuarto. 

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𝓝𝓾𝓮𝓿𝓮 𝓭í𝓪𝓼 𝓭𝓮 𝓸𝓽𝓹  |𝐹𝓁𝑒𝓍𝓀𝒶𝓉𝑜| ₗₑₘₒₙDonde viven las historias. Descúbrelo ahora