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Un nuevo día, una nueva resaca. Ese uno de los mejores lemas que Mario se hubiera podido inventar.

Ya se encontraba en Ecomoda de nuevo a unos pasos de la sala de juntas, sin saco, corbata mal puesta y gafas oscuras, aspecto total de un borracho, aunque no era el único, al ver salir al azabache detrás de él del ascensor vió una escena aún peor.

Ambos se miraron sin expresión solo para dirigirse cada uno a su oficina para esperar a que iniciará la junta directiva que realmente empezó casi a los pocos minutos.

-Bueno antes que nada, ayer dejamos un tema pendiente, sin Armando como presidente ¿quién tomará el puesto de presidente?

Habló Roberto cuando todos los participantes tenían su atención en él, aunque ese comentario solo hizo que todos se miraran sin tener una respuesta.

-Ustedes saben que haría si llego a ser el presidente.

Habló el mayor de los Valencia viendo unos papeles dejando muy en claro que mantenía en pie su opinión de liquidar la empresa, Roberto asintió cansado dejando muy en claro que esa no era una opción, hasta que se le ocurrió una idea algo demente.

-Am...no sé si les parezca, pero Mario, ¿tú podrías ser el representante mientras la empresa sale a flote? O por lo menos mi representante mientras llega Beatriz y nos devuelve la empresa.

Todos abrieron sus ojos como platos y el mencionado algo desorientado se quitó sus gafas oscuras y se talló uno de sus ojos viendo al mayor.

-Roberto, ¿podrías repetir lo que dijiste? A lo mejor escuché mal.

-No Mario, no escuchaste mal, entre los ejecutivos que estamos aquí tú has trabajado aquí por más tiempo, te conozco desde que eras un adolescente y por lo menos no ayudaste a hundir la empresa.

El castaño quiso reírse aún pensando que era una especie de broma pero al ver los semblantes serios de los demás presentes terminó haciendo una mueca de preocupación, sus mentiras habían ido muy lejos y por eso no podía dejar que la bomba de la verdad explotará en un momento tan serio.

-Uy, wow Roberto enserio sería un honor para mí y pues si los demás están de acuerdo yo con gusto ayudaré a la empresa.

Todos los de la junta estuvieron de acuerdo, bueno, menos el diseñador y claramente el ex-presidente quien miraba al castaño con una mirada asesina mientras lo insultaba en su mente queriendo contar todas sus verdades para que vean su cara de diablo que se esconde detrás de un angelito inocente.

Cundo terminó la junta Mario por inercia se fue para su oficina también con el objetivo de evitar tanto a Armando como a Daniel cerrando la puerta por la espalda suspirando pesado solo para que Valencia pareciera por la puerta que conectaba con la sala de juntas sacándole un grito de sorpresa al castaño.

-¡Me asustó!

-Una disculpa, señor presidente.

Habló burlón el menor sentándose en una de las sillas del lugar.

-No me diga así por favor y ¿podría ser tan amable como para dejarme solo? Gracias.

-Uy pero- Aaa ¿no me diga que es porque anoche me reveló su gran secreto? y le digo algo, aunque no haya sido muy explícito, realmente no me sorprende.

Mario casi se atraganta con su saliva al escuchar eso, pensó que lo que saldría de la boca del menor serían burlas y discriminación, pero solo fue una pequeña sonrisa y un asentimiento acompañados de esa inesperada frase.

-¿C-cómo así?

-Pues Calderón, usted nunca se ha visto muy heterosexual la verdad, y exactamente siempre fue el cariño que le tenía a Mendoza lo que lo hacía ver de ese modo.

Por Amor Y VenganzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora