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-Bueno, ya finalizamos esta reunión, vayan a trabajar—Demandó el presidente mientras veía su reloj de muñeca con impaciencia.

-¿Todo bien, Mario?

Indagó Marcela al verlo tan acelerado guardando sus cosas con apuro por lo que antes de salir corriendo solo volteó a ver a la mujer con un asomo de sonrisa.

-Iré con Danielito a una reunión por un tema de la comercialización a las nuevas franquicias.

-¿Danielito?

Interrumpió Armando totalmente sarcástico por lo que Mario sin un gramo de paciencia dentro de su ser, aclaró su garganta apoyándose con una de sus manos en la gran mesa viendo fijamente a ese azabache.

-¡Gutiérrez! Hágame un favor y anote una falta al doctor Mendoza, lo quiero ver sirviendo tintos por un par de semanas.

El susodicho se quedó boquiabierto tratando de procesar las palabras del castaño mientras todos en la sala también lo veían en silencio.

-My doctor, buen chiste, really good joke.

-No estoy bromeando, Guti gut, las reglas aplican para todos y usted Armando, si quiere seguir trabajando como alto ejecutivo le recomiendo ser más inteligente y respetuoso o ¿Acaso le llama la atención la vida del desempleo?

-¡Calderón! De qu-

-Armando—Esta vez Beatriz habló tomando al susodicho del antebrazo antes que se levantará furioso, Mario observó la escena con cuidado, simplemente le disgustaba, mucho.

-Gracias Beatriz ¿O debería decir Bella? de todas formas ¡gracias! por contentar a esta Bestia ¡muchísimas gracias! ustedes son tal para cual.

Finalmente Mario respondió cínico y sarcástico mientras caminaba hasta la salida del lugar admirando el rostro de vergüenza de Beatriz con una sonrisa de oreja a oreja, nunca tuvo empatía genuina por ella y ahora que definitivamente se había ganado a Armando menos la tendría.

Después de salir de esa sala el castaño borró su sonrisa para fruncir el ceño resoplando y seguir su camino a paso fuerte, pues además de lidiar con la escena de hace unos segundos algunos pensamientos lo atormentaban, sabía que sentía algo por Daniel, mucho, diría él, pero por alguna razón sus celos hacia Beatriz persistían y no se sentía tranquilo con eso, creía que podía ser percibido como un hombre falso que estaba con alguien por olvidar a otro, a la final sus pensamientos encontrados solo lo estaban hacer sentir inseguro, confundido y lastimosamente no tenía tiempo para reflexionar para aclararse.

Antes de salir de la empresa tomó un taxi hasta el punto de encuentro, un restaurante en los que era más común ver hombres de la alta alcurnia, como políticos y artistas, no era para menos sabiendo que se reuniría con el muy mencionado, el capo.

Con suma cordialidad el castaño saludó ya estando en el campo de visión de su socio y novio para luego tomar asiento al lado del último mencionado solo para que este ahora tuviera toda su atención en él.

-¿Cómo te fue? —Preguntó Valencia sonriente acariciando una de sus mejillas con suavidad con el dorso de su mano.

-Ey, no hagas eso con las manos sucias, váyanse a lavarse las manos antes de comer—Exigió el mayor con seriedad pero siempre con ese toque paternal que manejaba al hablar con la pareja. 
Ambos pidieron un permiso y se encaminaron al lugar ligeramente alejado de las mesas para realizar lo pedido en unos cortos segundos, por lo que ahora después de haberse asegurado que no hubiera más personas en el lugar Daniel acunó la mejilla de su castaño en su mano viendo como el de hoyuelos cerraba sus ojos sin importarle que la mano del contrario estuviese fría.

Por Amor Y VenganzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora