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-De seguro se preguntan porqué los he reunido aquí.

Mario veía a toda la planta ejecutiva desde la pasarela del show room con una pequeña sonrisa que pretendía irradiar cálidez lo cual no cabía en la cabeza de los presentes al recordar el regaño que les había propinado unos minutos atrás.

-Bueno, aquí estamos para aclararles un poco el asunto.

Habló Daniel que estaba a un costado del presidente haciendo su mejor esfuerzo para verse amable y comprensible dejando de lado su semblante serio y frío dándole la palabra al mayor quién respiró hondo para empezar con su discurso.

-En vista que no queremos volver a las épocas de "Mendoza Jr" por así decirlo, voy a implementar una política de "cero peleas".

Mario habló orgulloso de su plan y es que también muy en el fondo no quería ni estar cerca en parecerse a Armando.

-Esta política consiste en que tienen dos faltas a si sea por pelearse, por llegar tarde o por no hacer su trabajo.

Los dos ejecutivos iban desarrollando más su idea viendo complacidos por los rostros de los empleados que en medio de la confusión se secreteaban y movían su cabeza en negación o resignación pues Daniel y Mario se habían enfocado en mantener el orden y la efectividad mediante leves castigos como quedarse hasta tarde, trabajar junto a las personas de servicios generales o bodega, hasta que tuvieran tres faltas que indicarían el despido de por vida de la empresa.

-Mario, yo tengo una pregunta, ¿con qué derecho tu nos vienes a imponer todas estas reglas ah? ¿Te chiflaste o qué?

Preguntó Hugo interrumpiendo al presidente que estaba por finalizar su exposición.
El susodicho sonrió cínico dando unos pasos hacia el público con sus manos en su espalda baja inclinando un poco su torso para ser más directo con el diseñador.

-Mira, Huguito, te voy a contar algo muy interesante, en esta empresa hay cámaras de seguridad en todo lado y si no hay en unos lugares como en tu taller o en la entrada de este, las pondré ¿Y sabes por qué? Porque todas esas horas de grabaciones me muestran como es que se la pasan peleando, comiendo, chismeando, ¡durmiendo en algunas ocasiones! y no hacen su trabajo y si yo quiero hacer la diferencia en esta empresa necesito que mis empleados sirvan de algo, ¿No crees? Huguito.

Mario había dejado estático al más bajo con su respuesta y es que no podía alegar contra eso porque más cierto no podía ser, los últimos meses en esa empresa habían sido totalmente eso y hasta más drama del que le gustaría si es que le preguntaban.

Valencia escuchó su respuesta con una sonrisa de orgullo, esa mañana se había dado cuenta que su amigo ya se estaba poniendo mucho más en el papel de presidente y le parecía sorprendente como es que ya había también acogido su meta de venganza con tanta seriedad. Sin dudas muchas cosas iban a cambiar.

-Pero no se angustien, también les prepararemos algunas recompensas por un buen trabajo y comportamiento.

Daniel tomó la palabra mantenimiento esa sonrisa frotando su dedo pulgar e índice haciendo una seña de dinero por lo que los ojos de los presentes se iluminaron, claro, después de todo con dinero baila el perro.

Minutos después se dió por terminada la reunión y todos se dirigieron a sus respectivas oficinas y puestos, callados, resignados al nuevo mandato.

En el camino a la oficina de presidencia Daniel recibió una llamada de su celular de trabajo indicándole que lo necesitarían esa misma noche por lo que el semblante de este cambió, ahora estaba ansioso por lo que le tocaría hacer.

-¿Qué pasó?

Indagó el castaño al ver su rostro mientras se sentaba en el sofá de presidencia después de haber cerrado la puerta de su oficina con llave para evitar interrupciones mientras el menor se mantuvo de pie con su mirada fija en el suelo.

Por Amor Y VenganzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora