Dicen que cada persona que pasa por nuestra vida viene a entregarnos una lección. Hay personas que solo van de pasada y otras que desde el momento en que tus ojos se posaron en los de ellas te diste cuenta que vinieron para quedarse. Nunca me imaginé que Elio Fasano iba a darle vuelta a mi mundo; un mundo que me gusta como gira.
Si tuviera que describir mi vida en una palabra, probablemente sería ordinaria, ya sabes levantarse a la misma hora, estar en el Instituto por la mayoría del día, llegar a la casa a hacer tareas hasta que sea la hora de la cena para después ir a dormir y volver a repetirlo todo el próximo día.
Y hoy probablemente no será una excepción.
-Adiós- Me despedí de mi papá cerrando la puerta del carro de golpe, ya habían tocado la segunda campana y si no me apuraba iba a llegar tarde a mi primera clase.
Una vez ya adentro del colegio me dirigí rápidamente a mi casillero para sacar mi libro de Historia. No hay nada que odie más que entrar a un aula y que todos se te queden mirando, incluida la maestra.
-Lo siento- Camine hacia mi asiento después de disculparme y me senté al par de Esme, una de mis mejores amigas.
-Esta es la segunda vez que llegas tarde en la semana- Susurro Esme mirándome rápidamente para volver a poner su vista en la maestra Mercedes.
-El carro de mamá está averiado, le toco a mi papá llevar a mamá al trabajo y dejar a Luca en la escuela, fue una mañana de locos.- Explique abriendo mi cuaderno y empecé a anotar lo que estaba en la pizarra.
Cincuenta minutos de conceptos, hechos y fechas más tarde nos encontramos caminando una vez más hacia nuestros casilleros.
-Historia no se me da para nada, ¿Por qué tengo que escuchar acerca de gente que ya murió?- Se quejó Esme abriendo su casillero.
-Prefiero escuchar sobre gente que ya murió a tener que resolver problemas matemáticos- Refute y guarde los libros que ocuparía en lo que restaba del primer periodo en mi mochila.
-Bueno eso sí, acabo de llegar a la conclusión de que odio el colegio, no es para mí- Contesto Esme dramáticamente.
-Afortunadamente es nuestro último año- Me dedique a ver al resto de los estudiantes que transitaban los pasillos mientras esperaba a Esme. Me parece graciosa la diferencia entre los estudiantes de primer y último año. Los de primer año corrían con angustia a sus clases; a los de último año se les podía ver platicando o caminando a su propio ritmo.
Cuando llegamos a la clase de Física Elemental nuestras amigas Maite y Vanessa ya estaban allí apartando asientos para nosotras.
-Hola chicas- Las saludamos al unísono.
-Hola-. Retiraron sus mochilas de los asientos para que nos pudiésemos sentar.
Esme, Maite y yo nos conocemos desde la primaria. Nos hicimos amigas al jugar a las princesas en el recreo. A Vanessa la conocimos hace cinco años, se tuvo que cambiar de escuela debido a que transfirieron al papa a la capital.
Esme tiene pelo rubio cenizo, experimenta con un nuevo peinado cada semana, hoy anda un peinado Pin Up. Sus ojos son tan ricos en color como el chocolate y su sonrisa siempre transmite seguridad. El pelo negro de Maite le llega hasta los hombros acentuando sus ojos del mismo color, se cortó el flequillo recientemente y le queda espectacular. Vanessa trae su pelo castaño recogido en una cola alta, lo cual hace que resalten sus pómulos y ojos azulados, sus facciones son totalmente envidiables.
-Silencio Por favor- El profesor Rafael pidió.
-Hoy vamos a continuar la lección de la semana pasada, presten atención porque esto viene en el examen final- Empezó a explicar el profesor.
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El diario de Luna
Teen Fiction"Dicen que cada persona qué pasa por nuestra vida viene a entregarnos una lección. Unas personas sólo van de pasada y otras al verlas a los ojos te das cuenta que vinieron para quedarse. Yo estaba a gusto con mi rutina de todos los días pero tuvo q...