𝐀𝐦𝐨𝐫𝐭𝐞𝐧𝐭𝐢𝐚 (Dramione)

1. Incómodo

Por primera vez en su vida, Hermione Jean Granger, estaba a punto de llegar tarde a una clase

Consecuencias de quedarse adelantando tareas escolares, sin medir el tiempo, para después quedarse profundamente dormida tras caer prácticamente rendida del sueño

Su flamante cabello rizado bailaba en el viento, a la par de su aspecto ligeramente desordenado, mientras ella corría deprisa por los pasillos del enorme castillo

Bueno, en medida de lo que se podía "correr", ella era aún muy apegada a las reglas, como debía ser...

Por otra parte, cierto platinado, del otro lado del colegio, conocido como el príncipe de las serpientes, corría a toda velocidad por los pasillos para llegar a clase

Maldijo a sus compañeros de cuarto por quedarse de juerga hasta muy tarde por la noche, y los bastardos no habían tenido la cortesía de despertarlo siquiera...

Bueno, en realidad lo habían intentado, pero vagos recuerdos de él gruñendo y hechandolos del cuarto con un movimiento brusco de varita llegaron a él...

No le dió más importancia al asunto, de hecho, no era como si le importara llegar tarde a alguna clase, o directamente, no ir.

Pero al ser la asignatura de pociones, era algo que le jugaba en contra, si bajaba aunque sea una décima en su perfectas calificaciones, eso sería ampliamente devastador para su tarjeta de crédito...

... Y si a eso le sumamos, que el profesor de pociones (quien es tu padrino) es íntimo amigo de tu madre y le va con el chisme, de seguro sería serpiente rostisada...

Y así es como el Slytherin y la Gryffindor terminaron colisionando de forma casi violenta al dar vuelta en una esquina, muy cerca del salón de pociones

Ambos habían caído al suelo en un muy reducido espacio, donde estaba una armadura de caballero como decoración, ella encima de él

Estaban increíblemente apretados, y un par de cadenas que sostenía el caballero de metal habían caído sobre ellos, enredandolos más, en aquel oculto rincón

Un aroma a suave caramelo, canela, con toques de jazmines llegaron a su pálida nariz

El rubio levantó su feroz mirada, para encontrarse a la persona que menos quería tener que ver en el mundo...

-¡Quitate de encima, sangre sucia!.- gruñó con desprecio

Ella gruñó entre dientes, resintiendo el tremendo golpe que había dado, el aroma a perfume masculino, con toques de menta y sándalo llegaron a su pequeña nariz

Abrió los ojos de par a par, al escuchar una voz conocida ladrarle de forma salvaje

Sus ojos chocolate se encontraron con los feroces mercurio

-¡¿Estas sorda?! Que te quites, ¡joder!.- volvió a gruñir más fuerte

Ella arrugó la nariz haciendo una mueca de desagrado

-¡Deja de moverte, hurón! ¡Sino no podré levantarme!.- ella respondió enojada, mientras buscaba un punto de apoyo para levantarse

Pero el chico de largas extremidades se lo estaba poniendo difícil, al intentar forcejear con ella para ponerse de pie rápidamente o siquiera alcanzar su varita

Pero evidentemente era inútil...

-¡No me pienso quedar quieto contigo encima, sangre sucia!.-

-¡Deja de quejarte como niña pequeña! Si no te detienes no podré ponerme de pie.-

-¡Me importa muy poco si quedas volteada como una tortuga, Granger!.-

Ella lo pellizcó en las costillas y él chilló