Un Vacío Familiar

Capitulo 14

'La Bóveda de la Academia Tristain', Fouquet miró hacia la torre principal de la Academia, con ojos hambrientos mirando al segundo piso más alto desde su lugar.

Tantas cosas que robar. De hecho, dentro de la bóveda que estaban mirando desde lejos había varios artefactos mágicos. Algunos de ellos poseen potentes efectos mágicos que podrían convertir a un mago en un Noble muy poderoso.

O un ladrón muy rico.

Había muchas cosas dentro de esa Bóveda que eran valiosas. Bastones mágicos rematados con gemas que se usaban como foco, que podían arrancarse y venderse. Anillos que permitían encantamientos mágicos, que podían ofrecerse a un alto precio. Linternas mágicas que permitían el transporte a lugares más lejanos, talismanes que podían leer los pensamientos de los demás, máscaras que podían contener elementos mágicos y transformarlos en golems, y muchos más.

Pero entre ellos, un objeto en particular llamó su atención.

Una poderosa varita que se dice que puede sacar a relucir incluso el poder mágico más débil del mago, convirtiendo incluso las bromas en verdaderos monstruos en el campo de batalla. La varita en sí estaba hecha de un mineral raro que era casi imposible de encontrar, el metal forjado a partir de ella de alguna manera permitiría que la magia la atravesara y la amplificara. Todo el tiempo dio un brillo pálido estéticamente agradable.

La varita del alma.

Fouquet solo podía imaginar cómo los magos clamarían por tener en sus manos un arma tan poderosa, cómo los herreros rogarían por un elemento tan raro y cómo los coleccionistas harían cualquier cosa para tener uno a su alcance.

Y Fouquet podía imaginar cuánto sacaría de venderlo.

Ahora el único problema era que, con una bóveda llena de tantos objetos valiosos, estaba fuertemente defendida tanto por los guardias como por medios mágicos. Tan poderosos eran los encantamientos que ni siquiera su nivel de transmutación podía alterar las paredes exteriores.

Y por su exploración, los guardias apenas dejaron espacios en sus formaciones. Y no podía esperar intentar acercarse a la Bóveda desde diferentes ángulos, ya que el mapa que sostenía le decía que había muy pocos puntos ciegos.

Pero se avecinaba un evento, uno que significaría que todas las rutas de guardia serían diferentes, dejando brechas que no existirían. Era arriesgado, porque con los huecos venían más guardias.

Pero, ¿qué era un atraco sin un poco de riesgo?

Fouquet sonrió.

Y si no podía ser tan silenciosa como un ratón, entonces podría ser tan destructiva como una rata.

[Escena]

Una pequeña nariz rosada se asomó por el agujero en la pared. Se retorció un par de veces, los bigotes cercanos a él también vibraron, mientras tomaba el olor del aire de la mañana. Lentamente salió el resto del hocico, revelando la rata a la que estaba conectado.

El roedor giró la cabeza de izquierda a derecha, mirando alrededor del área. Estaba oculto del sol por un gran muro frente a él, y el muro más pequeño del que provenía. Los ojos negros y brillantes observaron todo a su alrededor, y además de la hierba, la fuente a la derecha y los insectos, no había nada que pudiera dañarlos.

Se arrastró fuera del agujero y se volvió hacia el agujero. Dio un par de chillidos, hacia ella.

Dos ratas más pequeñas salieron del agujero, chillando todo el tiempo. Miraron a su alrededor mientras lo hacían.

Cuando la rata más grande se movió a lo largo de la pared, los dos la siguieron. La gran rata llegó a la esquina y asomó la cabeza ar-

Hubo una grieta en el aire, una mancha negra que golpeó a la rata más grande directamente en la cabeza. La rata se quedó inerte mientras su cabeza rodaba por la hierba.