En los hospitales te piden que evalúes tu dolor del 1 al 10, que les señales dónde te duele y que les expliques lo que sientes.
¿Cómo les señalas el corazón y les explicas que es tu ausencia atorado ahí dentro?
¿Que ni juntando los dedos de todos terminaría de contar tu dolor?
Que hagan las radiografías que quieran, siempre va a estar ese vacío ahí dentro, dónde faltas tú.
Que escarven y busquen que nunca podrán encontrar una respuesta científica para explicar mi dolor.
Que me receten lo que sea, que nunca habrá un cura para este mal de amor.
Que me mediquen, si eso ayuda a no pensar.
Que a la única felicidad artificial a la que me pueden conectar, es al tanque de oxígeno que bombea el aire a mis pulmones que nunca se terminan de llenar.
No hay un tanque de felicidad del cual bombear cuando estamos tristes.
Que me desconecten de esta vida si eso significa que te puedo volver a ver.
Que me desconecten de una vez si se que llegando a casa no estarás.
Ahorrenme el dolor de pasar los siguientes años abrazando mi almohada pensando que eres tú.
Ahorrenme ahogarme en soledad.
Ahorrenme las noches de desvelo pensando en todo lo que hicimos y pudimos haber logrado juntos.
Ahorrenme vivir si se que tú ya no estarás aquí.
