Hinata Hatake

Capítulo Dieciocho/ Familia Hyuga

- ¡Bajenme! ¡Ya Bajenme! - Los pataleos de hinata seguían y seguían, pero los guardias solo llegaron al carruaje y la lanzaron dentro.

Sus piernas para el colmo seguían adoloridas, subió su pantalón y se encontró con varios puntos de chakra bloqueados.

En eso el carruaje se abre y neji entra a el, sentándose frente a la chica.

- Un... espía -Dijo ella aun con oviedad.

- ¿Te sorprende? A mi me sorprende el echo de que no te hayas dado cuenta.

- Y deverias dar gracias por ello, por que de no ser así, te habría arrancado y destrozado tu cuello. - apretó los dientes. El guardia subió y tomo las manos de hinata de la nada.

- No tan fuerte. - Dijo hiashi.

Las muñecas de hinata fueron atadas y ella solo se quedo con una cara que claramente les decía "¿es todo?". A lo que neji solo suspiro y miro hacia la ventana.

- Sabes que traemos varios guardias hyuga, se especializan en rastreo y al Byakugan no se le escapa nada. Mucho menos tu. Así que mejor ni lo intentes.

- Me imagino, de acuerdo, por ahora... No hare nada, me duele la cabeza.

Dijo algo adolorida ya que era verdad.

Se recargo en el asiento y suspiro lo más pesado qué sus pulmones le permitieron. Cuando se encontraba solo mirando el techo del carruaje, qué pronto se empezó a mover, sintió como su pecho empezó a arder. Todo lo que estaba pasando si era verdad. Su maestra, sus compañeras, y ahora esto, así que no era un sueño... así que si se estaba alejando y sin más se dejó llevar por las emociones.

- ¡Aaaaaaaaah!, sensei, Maldición! Atsui, Maldición!, samui. Esto no puede ser, no puede ser, por favor solo, yo solo... Papá. - Tomo su rostro con sus manos y se escondió en ellas. Tratando de despertar del estúpido genjutsu en la que la habían metido. Ya que aún, aun una parte de ella se negaba a decir que eso era real.

Después de un tiempo, ella solo se encontraba con los ojos rojos y sus lágrimas secas por sus mejillas, su mirada perdida durante el vieje en aquellos paisajes qué conocía pero tan derrepente empezaron a cambiar. Sabiendo que ya no estaba en casa.

El carruaje se detuvo de la nada y ella solo levanto la vista para cerciorarse de que estaba en la entrada a la aldea del sur. La aldea Hyuga.

- Ya llegamos, joven Neji. - Dijeron los guardias abriendo el carruaje y pasándole una pequeña maleta, el la tomo y salió del lugar.

Antes de desaparecer le indico a hinata que bajara por ella misma. Hinata con dolor, bajo del carruaje, sus piernas ya funcionaban. Un poco torpes, pero lo hacían.

La luz golpeó sus párpados obligándola a parpadear varias veces, después de enfocar mejor la vista vio la enorme puerta con el nombre "Hyuga". A ella solo le ocasionó revuelo en su estomago aun sin saber que era lo que le esperaba ahí dentro.

- Vamos. - Escucho detrás a neji, esta no volteo y dejo que se adelantará.

Miro como este se había cambiado de ropa y ahora portaba un kimono gris oscuro con toques blancos y el símbolo hyuga detrás en la espalda. A su izquierda estaba hiashi, siguiéndolo como un guardia más, así que ella por inercia lo siguió del lado derecho.

Las puertas se abrieron al par y hinata pudo observar a toda una civilización de personas la cual estaba muy bien construida. Cuando ellos pasaban por los pequeños caminos las personas saludaban con una reverencia y una sonrisa, pero la veían a ella y esta se borraba de inmediato.

Caminaron por un tiempo de 30 minutos donde todos los habitantes hacían lo mismo una y otra vez. Pero eso enserio no le importaba. Cuando llegaron a la enorme mansión hinata se quedo observándola un poco y su mirada era de odio puro.