Dr. Eric Rodriguez II

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Esa noche esta siendo muy agradable, el clima esta fresco, Addison ya descansando de ese día ajetreado viste una playera de Yale, holgada, la cual queda casi al ras de sus glúteos. Se sienta en el sofá a leer un libro antes de ir a dormir.

La puerta principal suena, lo cual se le hace un poco extraño por la hora y tampoco esta esperando a alguien.

- Se sorprende al ver por el cristal de la puerta y la abre - "¡Hola!"

- "¡Hola!" - le dice regalándole una sonrisa

- "¿Qué haces aquí?... ¡hey! Espera... ¿cómo sabes dónde vivo?"

- Él ríe tímidamente - "Bueno... pregunte tu dirección en el hospital, espero no te moleste"

- Ella también le sonríe tiernamente - "No, está bien. Pero... ¿qué haces aquí? Te hacia ya en Miami"

Eric está frente a ella, con una pequeña maleta de viaje detrás de él. Luce un poco nervioso por la situación; ante esa pregunta, pasa una mano por su nunca como si hiciera un poco de tiempo para buscar las palabras adecuadas.

- "Cambie la fecha del vuelo. La verdad es que no... no podía irme sin verte de nuevo"

Ella lo observa con una sonrisa, cohibida ante esas palabras, no sabe que responderle. Abre más la puerta aunque lo piensa por unos segundos, al recordar su atuendo.

- "Mmm... ¿Pasas?"

- "Si, gracias"

El entra siguiendola, coloca su maleta al pie de la puerta y la observa al caminar, no se pierde ningún paso... sus piernas largas son realmente atractivas como para no verlas.

- "Perdona que me encuentres en estas fachas, iré a ponerme algo más. ¡Ahora vuelvo!" - está apunto de subir las escaleras

- "¡No! No te preocupes... te ves hermosa así - una sonrisa coqueta se forma en sus labios

- Después de lanzar una tímida sonrisa cambia el tema - "¿Quieres tomar algo?... ¿agua mineral? ¿vino?"

- "Vino esta bien, gracias"

El recorre parte de la sala observando algunos detalles y algunas fotos, le agrada eso. Se acerca de nuevo a la cocina donde se encuentra Addison y dónde le entrega la copa de vino del cual ella ya estaba bebiendo en su momento de relajación.

Recuesta un poco su cadera en la barra de desayuno, dandole unos cuantos sorbos al vino y allí se queda observándola, frente a frente de nuevo. Ella lo ve un tanto apenada, en verdad no sabe qué decirle, nunca imagino que él estaría allí y mucho menos esa noche que se suponía regresaría a su casa, pero no le molesta en absoluto su presencia, al contrario, la disfruta.

- "En verdad no podía... o mejor dicho, no quería irme sin verte. Intente dejar de pensarte pero no pude. No sé cuando podré regresar así que no quería perder la oportunidad"

Él deja la copa por un lado y se acerca a ella. Addison lo ve fijamente hasta que únicamente los separa un pequeño espacio. Eric cuidadosamente coloca una mano en su cintura y con la otra toma su rostro. Estaba esperando tanto ese momento, verla, sentirla, así como en la oficina... solo que ahora no habían lagrimas ni disculpas de por medio. Ahora solo besos pendientes y algo más.

Después de una cuantas caricias en su mejilla y perderse en sus ojos, la besa... de nuevo siente aquello, siente como si besará la gloria pero ahora con un suave toque dulce por el vino, lo cual le da un gusto diferente. Addison enseguida rodea sus brazos en el cuello de él, como si no quisiera perder ningún milímetro de su boca. Ambas manos de él están en su cadera tocando su suave piel por debajo de la playera, la carga elevándola para sentarla en la encimera. Aquellos tiernos besos ya pasaron a ser algo mucho más carnal.

Dr. Eric RodriguezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora