Capitulo 6

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Joder, ahora estoy asustado.

Yibo descendió su cabeza, pasando su lengua por mi piel. Depositó una mordida descuidada en mi clavícula que logró erizarme por completo. Mierda, allí no.

Apartó su mano de mi boca.

-Yibo ya, quitate... - ordené en cuanto quedé liberado. Pero él sólo me ignoró y colocó su mano libre sobre el lugar menos apropiado. -No... - comenzó a masajearme, pasando la palma de su mano con movimientos circulares. -No toques... Allí - suspiré con voz baja.

Su gran mano siguió acariciando, cambiando ahora su trayectoria y haciéndolo de arriba a abajo. Mierda... Se siente bien... -Yibo no... Ya-ya deja... - rogué con voz temblorosa. La mano entera de yibo se cerró sobre mi nueva erección por sobre mi ropa. ¿Por qué lo hace tan bien? ¡Pero no! -Yi... Yibo ya, esto no... - alzo su mano y la metió dentro de mi pantalón de pijama y el bóxer. Toda su mano sujetó mi pene erecto, amoldándolo en su palma caliente. Gemí. -¡Yibo! joder - Oh Dios no. Esto no es correcto.

-Sí te gusta... - sus roncas palabras sacudieron mis sentidos por completo. Yibo comenzó a bajar y subir su mano a lo largo de mi miembro. Cerré mis ojos, mis brazos sujetados hacia arriba por yibo estaban casi entumecidos. Pero el placer que comenzaba a sentir hacía que se me empezara a olvidar -Te gusta mucho - beso debajo de mi oreja y suspiró cerca de ésta misma. Sentí cómo uno de sus dedos dibujaba el contorno de mi punta húmeda, mi cuerpo entero tembló.

Sí, sí me gusta, esto me gusta mucho.

Yibo apretó mi erección entre sus dedos, acarició mi sensible piel con parsimonia. Cada rose comenzó a estremecerme, demasiado placer. Demasiada lentitud.

-Hazlo rápido... - murmuré con voz baja y débil. Hasta ese momento en el que hablé, me pude dar cuenta de mi voz temblorosa y ronca. Casi pude sentir una sonrisa.

-¿Qué dices, zhanzhan? - susurró en mi cuello, soltó mis manos, pero no las moví, las mantuve alzadas, me sentí inmóvil. Su mano en mi pene era lo único que sentía. Y se sentía demasiado bien.

-Que me toques. Ha-hazlo, rápido yibo... - rogué.

No sé si sentirme humillado. Avergonzado. Enfermo. Sucio. Urgido. Desesperado. O perra... Lo único que sé es que quiero esto, aunque sea con yibo.

Debería ponerme a pensar en lo que esto afectaría a nuestra amistad, mañana que nos despertemos y nos miremos a la cara, pero... Bueno, no es muy fácil pensar con una mano en mi pene. Con la mano de yibo en mi pene.

Mierda, suena extraño. Pero me gusta.

La mano de yibo comenzó a estimularme nuevamente, ahora lo hacía más rápido, justo como le rogué que lo hiciera. Cerré mis ojos nuevamente, disfrutando de la sensación que invadía mi cuerpo entero, mis brazos libres ya, bajaron hasta rodear el cuello de Yibo.

-¿Así? - murmuró besando mi cuello.

-Sí... Así - gemí en respuesta.

Fruncí el entrecejo y entreabrí la boca, dejando escapar gemidos más fuertes, cuando yibo empezó a masturbarme con más rapidez. Mis brazos abrazaron a yibo con más fuerza, dejando su pecho pegado al mío. Casi sentí su corazón acelerado.

-Yibo...- gemí fuerte. Un cosquilleo se aproximó por todo mi interior, concentrándose deliciosamente en mi miembro -Ya... Ya casi, ¡Yibo! - el placer estaba sobre pasándose. Su mano... Joder que mano.

-Aún no... - y sacó su mano de mi ropa.

i¿QUÉ?!

Puto de mierda, ¿Cómo es que?.. Pero, yo... ¡Joder! Que frustrante.

Le hubiera dado un golpe de no ser porque me faltaban fuerzas. Y porque él se levantó de la cama. Lo miré.

-¿A- a dónde vas?... - pregunté recargándome en mis codos con la poca fuerza que tenía sobre el colchón. Yibo no me contestó, en cambio, pude ver cómo, parado frente a mi a los pies de la cama, empezó a masajear su erección latente. Tragué saliva nervioso. Se me había olvidado que él también tiene un pene. Mierda.

-Date vuelta - ordenó. Oh no. No sé porqué, no sé si fue por mi maldita y dolorosa erección, no sé si fue porque soy un jodido y sucio sumiso, no sé si fue porque las palabras de yibo me calentaron hasta no sé dónde... Pero lo hice.

Me di la puta vuelta.

El cuerpo de yibo se recostó sobre el mío. Su ardiente pecho acarició mi espalda, casi quemándome, encajó en mi anatomía perfectamente, me cubrió por completo. Suspiré.

Sí esto sigue así probablemente tenga que admitir que soy gay. Porque me gusta demasiado. Demasiado.

Sus manos recorrieron mis costados, acariciando mi piel, bajaron hasta mis caderas y continuaron su camino hacia mi trasero. Cerré mis ojos. Sus dedos sobre mi piel me hicieron sentir extraño, me hicieron sentir una especie nueva de placer. Besó mi hombro, y respiró cerca de mi oreja, estremeciéndome otra vez. Besó mi cuello con suavidad, removiendo mi cabello con la punta de su nariz.

-Zhan... - gimió, sentí algo en mi trasero. Suspiré, sabiendo claramente qué era. Alcé mi cadera suavemente, repitiendo el roce -Joder Zhan... - algo comenzó a hacerse espacio dentro de mi. Gemí. Uno de los dedos de yibo se adentró en mi interior, robándome un jadeo tembloroso por el repentino dolor que sentí. -Estás... - musitó sin dejar de mover su dedo -Muy estrecho... - susurró entrecortado. Intenté desviar el dolor pensando en otra cosa. Pero mierda...

No se puede pensar en otra cosa cuando estás a punto de tener sexo con tu mejor amigo. Y mucho menos cuando tienes su dedo en el culo, dilatándote. No, por supuesto que no se puede.

¿Todo esto es porque lo vi masturbándose? O... Espera. ¿Era cierto lo de sexo inconsciente? ¿Sexomnia?

Entonces ¿Yibo me la va a meter dormido? Joder. Me siento fracasado.

Sexnomia (YIZHAN) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora