«Dos adolescentes secretamente enamorados se enfrentan a un apocalipsis zombie.»
-Tengo mucho miedo- dije observado las canchas deportivas que se encontraban repletas de zombies.
-Si estamos juntos nada podrá pasarnos- Habló Suhyeok acercándose a mí...
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Desperté gracias a la luz que golpeaba mi cara, el único sonido de aquel salón era el Dae-su roncando. Suhyeok aún seguía dormido lo admire en silencio por unos minutos, hasta que decidí levantarme con mucho cuidado para no despertarlo, se veía tan lindo durmiendo.
Cuando por fin llegué a la ventana observé aquella cancha invadida por los monstruos, que llamábamos zombis, quienes se movían sin propósito alguno. Jamás me hubiera imaginado vivir en un "apocalipsis zombi".
A mi mente vino un recuerdo que compartía con mis padres, que eran fieles seguidores de la serie de zombis "The Walking Dead", todas las noches veíamos un capítulo de dicha serie sentados en el sofá con algún producto chatarra; ante aquel recuerdo en mis labios se formó una sonrisa, sin embargo, sentí unas lágrimas caer por mis mejillas, estaba muy preocupada por ellos pero sobre todo los extrañaba.
— ¿Estás bien? ¿Por qué lloras?— A mi lado está Gyeong-su
— Solo estaba pensando en mis padres, supongo que fue inevitable que las lágrimas salieran.
— Sabes, no te agradecí por haberme salvado de Na-yeon, Gracias Seong-jin, en verdad estoy eternamente agradecido.— habló con lágrimas en los ojos.
Lo abracé— No tienes nada de que agradecer, estoy segura que harías lo mismo por mí y por cualquier de los que están en esta habitación.
Nos separamos y pude ver qué Cheongsan y On-jo ya habían despertado, estos caminaron hasta dónde estábamos nosotros.
— Y no vinieron— habló Cheongsan.
A lo lejos divisamos poco más de 8 helicópteros, sin embargo, ninguno de estos venía hacia nosotros.
— Estaremos bien— habló On-jo— seguro mi papá ya viene en camino.
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Todos nos estábamos desesperando por estar encerrados en el salón de radiodifusión pero era obvio que no podríamos salir, no sin antes hacer un plan.
— Deberíamos poner una señal de ayuda— hablé.
— S. O. S— habló Nam-ra— podríamos escribir lo en la ventana.
— Hagámoslo seguro funcionará— On-jo se involucro en nuestra plática.
— Los celulares están en la sala de profesores ¿No es así?— habló Cheongsan.
Todos asentimos— Iré por uno— volvió a hablar.
— No puedes ir— hablé— seguro está lleno de esas cosas, no sabes si podrás regresar.
