Capítulo 16

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(Narra Ryan)

He traído a Alice a un barrio que está cerca del centro de la cuidad. Es una zona bastante agradable; apenas hay gente caminando por ellas, pero aún así hay bastante vida, porque hay más de tres cafeterías diferentes. Cuando era pequeño, mis padres me traían siempre aquí, sobre todo porque a Angie le encantaba. Yo siempre he elegido la cafetería "Martin and Son", siempre me ha parecido mi segundo hogar. El dueño, Martin (como no) y su hijo son los principales jefes del local, y nos llevamos bastante bien.

Parece que a Alice le gusta bastante el sitio, desde que hemos llegado no le ha quitado el ojo a la cafetería.

-¿Quieres entrar?- le pregunté. Alice seguía con la mirada perdida en la cafetería, aunque es bastante extraño; no pestañea y está con la boca medio abierta.- Alice...- le dije mientras movía mi mano de arriba abajo intentando captar su atención.

-Di-dime...- dijo volviendo a la realidad. Yo le sonreí confuso, pero aún así le volví a preguntar:

-¿Quieres entrar dentro de la cafetería?- le insistí.

-Eh... claro- dijo. Me percaté de que Alice tenía la mirada fija en una de las mesas. Al girarme para ver mejor la mesa, me fijé en que había un chico de espaladas.

-¿Le conoces?- le pregunté a la aún embobada Alice.

-Creo que sí...- dijo confusa. Al instante se giró y me sonrió.- ¿Querías ir dentro no?- me preguntó. Asentí y entramos a la cafetería.

-¡Pero mira a quién tenemos aquí!- gritó una voz bastante conocida para mí.- ¡Al rubio de la casa!- volvió a gritar. Y efectivamente era en quien estaba pensando; Martin. Le sonreí.

Martin siempre es bastante amable con sus clientes, y sobre todo con quién conoce.

-¡Y me has traído a la novia!- volvió a gritar. Solté una carcajada.

-Ella no es mi novia Martin, es una amiga.- le expliqué sonriente.

-No por mucho tiempo.- dijo Martin entre risas. Siempre le ha gustado vacilarme, y sinceramente, ya estoy demasiado acostumbrado a él y sus bromas.

Alice me miró confusa. Así que le hice un gesto intentando hacerle entender que luego le explicaría.

Llevé a Alice a una de las mesas del fondo de la cafetería. Y al instante el hijo de Martin, Henry, se nos acercó a la mesa.

-Bueno, mi padre tenía razón, al final lo conseguiste.- dijo Henry mirando a Alice sonriente.

-Estáis demasiado graciosos hoy, Henry...- dije sarcásticamente.

-Sí, nunca hay que desperdiciar una oportunidad para meterme con uno de mis clientes favoritos.- se explicó. Miró divertido a Alice y le guiñó un ojo. A lo que ella respondió con una carcajada.

-Entonces... lo de siempre ¿No?- me preguntó Henry. Yo Asentí.

-¿Qué es lo de siempre?- me preguntó Alice.

-Batido de chocolate, mi favorito- dije entre risas- y gofres- Al decir eso, los ojos de Alice se abrieron como platos.

Henry no tardó en servirnos los batidos y los gofres, es por eso que suelo venir a menudo a este sitio; no solo porque me lleve bien con los dueños, sino porque siempre sirven bastante rápido. A diferencia de muchos sitios, aquí no tienes que esperar horas a que te traigan la comida.

-¿Alice?, ya decía yo que debías ser tú- dijo una voz masculina que no me sonaba.

-¡Michael!- gritó Alice. Rápidamente me giré.- Me había parecido verte en la terraza.- dijo Alice.

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