🟥Introducción:🟥

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Estaba en mi habitación, me sentía mareada, mi cabeza palpitaba y me encontraba en extremo cansada.

Luego de la larga cena que tuve con mi abuela Marie, decidí venir a mi habitación para finamente poder descansar.

Me lancé a mi cama y esperé a que mis ojos se cerraran y así entrar al mundo de los sueños.

...

Cuando desperté mi cabeza aún dolía, sentía una fuerte palpitación en mi brazo izquierdo y un líquido espeso salir de este.

Alarmada miré mi brazo.

¿Qué....?

Yo.. yo no había hecho eso. Yo no me hice eso, nunca me haría daño.

La puerta del baño fué abierta bruscamente y de ella aparecieron dos oficiales, examinaron toda la zona hasta acabar con sus miradas sobre mi.

— Increíble, otro intento de suicidio.. trae a una ambulancia a esta dirección —. Dijo uno de ellos por el walkie talkie.

— Venga niña, levántate —. El más joven me ayudó a levantarme y sentarme en el retrete —¿Hay algún botiquín de emergencia?

— En aquel mueble ¿me pueden explicar qué está sucediendo? —Pregunto confundida, lágrimas surcaban de mis ojos por el dolor de la herida y la confusión.

Ambos oficiales compartieron miradas y luego el otro habló.

— Recibimos un llamado de su abuela Marie, dijo que le preocupaba tu estado. Que la llamaste amenazando con acabar con tu vida, y por lo que estamos viendo, estaba en lo cierto. ¿Qué hay de malo en los jóvenes de hoy en día?¿Qué puede sucederle a una adolescente de tu edad que sea lo suficientemente malo como para querer matarse? —. Aquel señor empieza a hacer preguntas un tanto incómodas. No estaba segura de haber llamado a mi abuela, ella y yo no solíamos tener un gran vínculo o comunicación, pero el hecho de estar en esta situación me hace dudar de si en realidad lo hice.

— Mejor bajemos, la ambulancia ya llegó —. Dice el joven ayudándome a pararme para abandonar aquel baño. Cuando nos alejamos lo suficiente del mayor, dijo — Sé que debes de estar pasando por un mal momento, pero tienes a personas que te quieren, tienes toda una vida para encontrar a las personas correctas, no te dejes llevar por las palabras de un idiota.

— Se supone que aquel idiota es tu compañero —. Dije en un tono algo burlón.

— Sí, pero debo de admitir que estoy de acuerdo contigo —. Dijo, bajamos el último escalón y unas enfermeras se acercaron de inmediato a nosotros, me pusieron en una camilla, me analizaron y me montaron a la ambulancia.

Esa noche en el hospital algo me hizo dudar...

¿Por qué llamé a Marie si ella estaba en la casa?

¿Por qué me encontraba en el baño cuando desperté, si recuerdo estar en mi cama antes de dormirme?

¿Y por qué demonios siento que todo, absolutamente todo, va a cambiar a partir de ahora?

The Red LakeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora