[ cap 2 ]

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— Las gardenias están bien

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— Las gardenias están bien. — La chica que me atendía asintió mientras yo sacaba mi billetera para pagar y tomar el ramo de flores ahora envuelto en un papel rosa pastel.

Son tus flores favoritas.

¿Tom sabía que eran tus flores favoritas?, apuesto a que no, eso me gustaba, me sentía especial el saber que yo si lo sabía y el no.

Con una gran sonrisa en la cara y el mejor entusiasmo acelere el paso hacia tu edificio, todo estaría bien, te daría las flores y me invitarias a pasar.

Solo a unos cuantos metros, te vi, los ví, Tomás sostenía en una de sus manos un ramo igual al mío, incluso más grande, y con la otra tomaba tu mano entrelazando sus dedos.

Mi corazón ardió, sentía un nudo, muchos nudos, todos ellos enredados unos con otros, ¿De verdad puedo ser mejor novio que el?

Las pequeñas gotas que salían naturalmente de mis ojos no se hicieron de esperar, mientras que mis pies se movían involuntariamente al bote de basura, dónde arroje con fuerza el ramo y lo observé desde arriba.

Mi corazón se sentía arrugado.

Era tan patético, a mitad de la calle, llorando por una estupidez, llorando por saber que no tenía ni la mínima oportunidad, llorando como un adolescente cual le acaban de romper el corazón.

Las lágrimas corrían por sus mejillas sin cesar, trazando un camino salado por su rostro. Cada gota era un eco silencioso de su dolor, una expresión visible de la tormenta emocional que agitaba su interior.

Era la primera vez que tenía un detalle como ese con una persona, a decir verdad, podría recordar que a ni mi madre le había regalado flores, se había animado, siendo su entusiasmo aplastado en segundos.

Hoy era su aniversario, y mientras ellos disfrutaban de una rica cena en un elegante restaurante, yo lloraba, acostado en la cama, mirando al techo, con un bote de helado ya vacío.

Los ojos me dolían de tanto llorar, los tenía rojos e hinchados, cual trasero de orangután, tantas lágrimas se habían resbalando que la almohada ahora mismo estaba húmeda, mi mente divagaba en ningún otro tema más que rodrigo, estaba invadida del castaño.

Se sentía tan culpable, por querer que su relación con Tomás terminara cuando claramente esté lo hacía feliz, pero.. Realmente le afectaba, y eso le frustra, ¿Por qué algo tan simple como eso le llegaba a afectar de tal forma, ¿Cuál era la berrosa necesidad de sobre pensarlo?, ¿Por qué no solo podía dejarlo pasar?, superarlo y encontrar a alguien mas

¿Qué era lo que lo tenía tan aferrado a él?, no creía en las almas gemelas, no quiere pensar que sea por un tema así,  ni mucho menos, le parecía extrañamente ridículo, y era irónico porque al cual le sufría dia con día era fiel creyente de eso, teniendo un pensamiento tan tradicional.

No se dio cuenta en que momento el tiempo pasó tan rápido, pero cuando la luz de su celular alumbró su cara marcando las 2:50 AM, sabía que sería difícil quitar las profundas y oscuras ojeras que ahora descansaban debajo de sus ojos.

No era la primera vez que se quedaba tan noche pensando en lo mismo, el mismo tema vagando por su mente, una y otra, y otra vez.

La noche caía lentamente, envolviendo la habitación en una penumbra silenciosa. Mi mente estaba inquieta, y los pensamientos se agolpaban sin cesar, como una tormenta que amenaza con desbordarse. Los minutos se volvían horas, y el insomnio se apoderaba de mí con cada tic-tac del reloj.

Daba vueltas y vueltas en la cama, buscando una posición cómoda que parecía inalcanzable. Las sábanas se enredaban a mi alrededor, como si intentaran atrapar mis preocupaciones y llevarlas lejos. Pero no había escapatoria. Mi mente estaba cautiva de sus propios laberintos, atrapada en un ciclo interminable de pensamientos y emociones.

Cerraba los ojos con fuerza, deseando que el sueño me abrazara y me llevara a un oasis de paz. Sin embargo, mis pensamientos eran como luces parpadeantes, que se negaban a apagarse. Imágenes, palabras, recuerdos... todo se entrelazaba en un baile caótico que me dejaba exhausto y desesperado.

Miraba el techo, que se convertía en un lienzo en blanco para proyectar mis “preocupaciones”. La oscuridad de la habitación se convertía en una metáfora de mi propio estado emocional. El silencio era ensordecedor, permitiendo que los pensamientos resonaran con más fuerza.

Su imaginación le jugaba de mala forma, poniendo cada vez más esas escenas mentales, besos, abrazos, caricias y algo más…

No sabía que hacer, quería tomar ese lugar, pasaba noches enteras pensando en solo eso, en ser el a quien rodrigo llene de besos cada que lo vea.

¿Y que lo impedía…?, Nada… Absolutamente nada.

Se incorporó en su cama limpiando rápidamente su lágrimas, camino hacia el baño lavandose la cara con agua helada.

Eso es, no había nada que lo detuviera, nada que le hiciera detenerse, estaba dispuesto a robarlo de sus brazos

Eso es, no había nada que lo detuviera, nada que le hiciera detenerse, estaba dispuesto a robarlo de sus brazos

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Sentí que estuvo un poco corto aldks

832 palabras

21/05/2023

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⏰ Última actualización: May 21, 2023 ⏰

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