Tras el partido de voley en la playa estuvimos un buen rato charlando sobre el gran comienzo del verano y de las fiestas y planes que íbamos a hacer. De normal somos un grupo de amigos que se dejan llevar y nunca tienen nada planeado, pero para algunos los días estaban contados y se irían mucho antes de Begur, por lo que había que aprovechar y hacer grandes planes todos juntos antes de que se marchen.
Esa misma tarde estuvimos hasta las tantas de la tarde en la playa hablando y riendo, sobre todo restregando a mi hermana y a su amigas que habían perdido el partido de voley y que esta misma noche una ronda de chupitos corría de su bolsillo. Sobre las 21h la gente empezó a recoger para marcharse a casa y comenzar a prepararse para la fiesta. De camino a casa me encontré a la misma rubia con la que había estado esa misma mañana y ya que Della estaba en el supermercado comprando había que aprovechar esa oportunidad. Aunque tengo que decir que no solo era la rubia de esta mañana, si no que lleva siendo la de varias mañanas.
– Rox, tengo treinta minutos ¿los aprovechamos?
– Néstor, tu no pierdes el tiempo nunca ¿Verdad?
– Ya sabes que no.
Se podría decir que Rox era aquella persona que llamaba cuando tenía alguna emergencia, esa persona que necesitas para desahogarte. Cinco minutos después de ese encuentro "casual" estábamos en la puerta de mi casa casi desnudos. Antes de abrir la puerta la empotre contra ella y comencé a besarla con fuerza de cuerpo, de arriba a abajo y sin ningún reparo.
– ¿Qué haces? – me preguntó segundos después.
– ¿Tú qué crees? Follarte – le contesté mientras intentaba encajar la llave en la cerradura.
Después de eso no tardó ni un segundo en quitarse el bikini al completo y quedarse desnuda antes mis ojos. Con Rox era tan fácil las cosas que no me daba miedo, pero aún así sentía la necesidad de recordarle que nunca vamos a llegar a ser nada en la vida, aunque no se lo diga creo que ella lo sabe y después de todo no sería justo.
¡Las 23.15! Me levanté de la cama tan rápido como pude apartando a Rox que se había quedado dormida en mi torso, entré rápido en la ducha, iba a llegar tarde a la fiesta de esta noche. Diez minutos después estaba vistiéndome al mismo tiempo que lo hacía Rox. Una camisa azul claro y una bermudas color beige, el conjunto perfecto para una fiesta de playa, esa camisa solo estaba abrochada por un botón, por lo que dejaba mi pecho al descubierto y por poco Rox se encarga de quitarme la camisa otra vez.
– Llegamos tarde, pero después te dejaré que me quites el último botón – dije con una sonrisa en la cara.
– ¿Cómo estoy? – me dijo Rox arrimándose a mi cuerpo provocativamente
Le podría haber dicho que estaba preciosa y que ese color coral del vestido le resalta mucho con el moreno, pero simplemente no me salió decir nada, simplemente me quedé callado sin decir nada plantado como un imbécil. En ese instante mi móvil vibró y lo miré con una sonrisa de oreja a oreja. Era Della ¿Qué coño estoy haciendo?
-Tu mirona acaba de entrar al chiringuito
– Vámonos – le insistí encaminándome hacia la puerta
Al llegar al chiringuito junto a Rox todos se quedaron sorprendidos y anonadados por el bellezón rubio que traía junto a mí, aunque en ese momento no estaba pendiente de todo aquello, estaba concentrado en buscar a Valeria. Tras saludar a todos los que se encontraban allí me detuve y la vi en la barra del chiringuito bebiendo de su copa con una pajita rosa y muy llamativa y bailando casi sola, estaba espantado a todo aquel que se arrimaba a ella. Mis pies comenzaron a caminar solos hasta ponerme justo al lado de Valeria. De verdad, no sé que estoy haciendo.
– Un Whisky Red Bull, por favor – dije al camarero – Y otro para la mirona – dije refiriéndome a Valeria que estaba justo a mi lado
– El imbécil – dijo ella bastante borracha. – ¿Qué coño haces aquí? ¿Me estás siguiendo?
– Eres tú la que se ha acoplado a mis amigos – contesté.
– ¿Te sorprende que esté aquí? – me preguntó intentando no caerse.
– Lo cierto es que todavía no entiendo como una niña pija como tu se ha juntado con los del pueblo, tú estarás acostumbrada a beber vino y no calimocho.
– Tu no sabes nada de mi imbécil – contestó ella de nuevo insultándome.
Clavé los ojos en ella aguantando la mirada e intentando intimidarla, pero al parecer ella no caía rendida ante mis miradas y consiguió acabar intimidándome, pero eso no iba a terminar de esa manera, estaba tan borracha que no sabía casi ni lo que decía. Sus labios eran tan apetecibles, rosados y gruesos que poco a poco fui acercándome a ella ¿Iba a besarla? Me detuve antes de hacerlo.
– Vete a la mierda mirona – dije sonriéndole casi a un milímetro de su boca.
Cuando me llevé la copa a mis labios vi como unos ojos se clavaban en mí desde la otra punta de la barra del chiringuito, Rox me observaba desde la esquina del bar casi escondiéndose de Valeria pero a la vez llamando la atención de todos casi desafiándome con la mirada. Miré a Valeria de reojo, pero cuando me di cuenta ya se había vuelto a unir al grupo. Caminé con decisión hacia donde estaba Rox y la miré de la misma manera que ella me miraba a mi, pero era imposible superar esa mirada desafiante.
– Veo que no has tardado ni 2 segundos en buscarte a otra zorrita con la que pasar el rato – me dijo refiriéndose a Valeria
– Es una amiga de mi hermana y además es una cría – me hizo gracia ¿Rox estaba celosa?
– De todas formas no se que te importa, Rox eres solo un polvo para mi
Rox tensó la mandíbula, seguramente por la barbaridad que le acababa de decir. No entiendo porque todas se piensan que por quedar un par de veces conmigo ya tienen una relación, además siempre involuntariamente acabo poniendo una serie de barreras entre la chicas con las que me acuesto, además siempre estoy con quien me da la gana y un lío de verano no iba a ser menos, no tenía que darle explicaciones a nadie.
Rox me cogió del último botón que quedaba abrochado en mi camisa y me arrastró hasta los baños del chiringuito «Señoras y señores, tercer asalto día» Aunque en mi mente no estaba pensando en Rox, si no en Valeria ¿Qué coño me está pasando con la cría esa?
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Lo que nuestros ojos callaron
JugendliteraturValeria y Néstor, dos personas totalmente desconocidas unidas donde el miedo pierde su significado, donde la vida es lo más valioso, donde todo está donde tú quieres que esté. Un amor de verano que marcará un antes y un después. Miedo, incertidumbre...