Parte única.

4.3K 312 78
                                    

Desde hace un año, Jack Conway, el criminal más temido de todos Los Santos se encuentra encarcelado por varios delitos que ha cometido en estos largos años. Desde que llegó con sus manos esposadas  a Federal, por matar sin 'querer' al Superintendente de la Ciudad, le llamó mucha la atención un pequeño Guardia-Cárcel. Sus ojos eran azules, tenía gorra que cubría su cabello rubio, las pocas veces que lo ha visto sonreír junto con los otros Guardias, descubrió que era la sonrisa más hermosa que haya visto en toda su jodida vida. El cuerpo era pequeño, pero formado, con una cintura fina y un trasero empinado y redondo.

También ha escuchado varias risitas del pequeño Guardia que ha soltado cuando le cuentan algún chiste. Linda risa y provocativa.

De casualidad, desde que llegó, le habían encarcelado en la celda 123 y él mismo chico le había tocado hacer de Guardia. Todo este tiempo lo ha estado molestando, pero ese pequeño lindo Guardia al parecer es duro, o se hace el difícil con él.

Tiene un poco de esperanza ya que había visto al chico últimamente mirándolo y apartando su mirada de él con un leve sonrojo.

Conway no es tonto, él sabe lo que ese pequeño Guardia quiere con él, ya que no lo sabe disimular muy bien, aunque se haga el duro cuando le habla.

Su celda era solitaria, lo tenían como aislado de todos los prisioneros que estaban en la parte de abajo. Conway estaba en el tercer piso solitario.

Ahora mismo entraba a su celda seguido por el pequeño y lindo Guardia quien poseía un arma en sus manos.

Él mismo se dijo que quería a ese guardia esta noche, y este ya no se va a poder resistir de Conway.
Todo alrededor era silencioso excepto el piso de abajo llenos de delincuentes bullosos que lo único que hacían era pelear.

El chico Guardia lo encarcela cerrando las rejas con candado para evitar que Conway se escape, este todavía no lo va hacer.

Gustabo se coloca de espaldas con el arma en sus manos nerviosas, había pasado un año cuidando a Conway, no era hora que se ponga de esa manera como si fuera un jodido adolescente hormonal. Conway era alguien descarado e impuro, delincuente y asesino, y su corazón late con fuerza al verlo. Estaba mal. Él era un Guardia-Cárcel que solo tenía que velar por los delincuentes, cuidando de que no se escapen o formen una pelea entre ellos. Pero hace un año le pusieron hacer Guardia al mayor asesino de todos Los Santos, quien estaba aislado para que no arme problemas con los demás prisioneros. Siempre lo molestaba, y mentía si decía que no le gustaba cuando el mayor hablaba con él pero siempre lo ignoraba porque ese era su trabajo, no podía hacerse amigo de un privado de libertad, muchos menos de Jack Conway.

Pero este nunca se quedaba atrás, insistía hasta obtener su atención.

—Hey, dulzura.—Pronuncia Conway llamándolo de esa manera que siempre lo llama y a Gustabo le encanta aunque se ponga serio.— ¿Por qué te haces el difícil, Gustabín?.

Mierda, Gustabo casi se caga encima cuando lo escucha.

Lo sigue ignorando y acomoda su gorra como un acto nervioso.

—No lo disimulas bien.—Sigue Conway hablando desde tras las rejas.

Gustabo abre los ojos y se gira para avanzar hasta la celda.

—¿Qué tratas de hacer, Conway?.—Pregunta con firmeza. Se acerca mucho más a Conway, que lo único que los separa son las rejas.

Conway sonríe y se acerca más y más.

—Entra y lo descubrirás.—Lo dice tan sensualmente, sus respiraciones chocaban.—Sé que lo quieres, Gustabín.—Susurra y Gustabo traga saliva.—No te haré nada que no te guste.

Pequeño Guardia +18 [INTENABO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora