Dirty Drag⌠TanjiSen⌡

Dirty Drag Parte 3:

Senjuro gruño más que enojado y frustrado la puerta pesaba más de mil toneladas, la cosa mugrienta no se movía por más que Senjuro la empujaba y hasta trato de cargarla con sus escasas fuerza de hombre macho, pero al parecer las bisagras estaban lo suficiente oxidadas para no moverse ni un centímetro, como deseaba que su hermano estuviera ahí para ayudarlo.... mala idea su hermano arruinaría su noche en un parpadeo.

El repentino jalón que se lo llevo junto con la puerta obligándolo a perder el equilibrio, doblando su muy delicado tobillo, sus preciosos zapatos de tacón de aguja eran Louboutin, no estaban hechos para ese tipo de maltrata arrebatado, era una dama.

Senjuro fulmino con la mirada al pequeño hombre que rio descaradamente ante su infortunio, que idiota.

— Cuidado amazona —dijo entre risas el diminuto hombre.

Senjuro sonrió al observar bien al hombre, sus rosados y carnosos labios se estiraron y brillaron ante el gloss color natural, este seguramente era un hombre con un frágil ego, su minúsculo tamaño le abra traído muchos problemas a su autoestima y masculinidad.

— Disculpé señor bajito, pene pequeño, poco hombre, no vi que usted estaba por salir — Senjuro sonrió triunfal ante el tic debajo del ojo del hombre, mientras sus manos se hacían puños por la rabia.

— Perra estúpida — mordió el pequeñín, azotando la pesada puerta, para estar tan pequeño tenía que admitir que tenía fuerza.

Senjuro trato de no darle más importancia al asunto, se acomodó su minifalda de cuero mal acomodada, hecho su largo cabello rubio hacia atrás y camino glamurosa hacia la barra vacía, en ningún momento su pie titubeo, ni reflejo su dolor, no perdería el glamour por una estúpida torcedura.

Cuando Senjuro tuvo su bebida en mano, examino su entorno, sombrío sin lugar a dudas, sucio sin cuestionar, pero lleno de hombre caliente que gritaba peligro y autoridad, tal y como le gustaban, un hombre capaz de follarlo bien y duro.

Camino hacia una de las pequeñas mesas redondas vacías, dejo su bebida por un momento y saco de su pequeño bolso de mano un espejo, el altercado con el pequeñín lo debió despeinar y arruinar su perfecto maquillaje y Dios sabía que odia estar desarreglado.

Terminaba de guardar su kit de maquillaje y se disponía a beber su bebida cuando señor asqueroso panzón se paró delante de su mesa, el olor a alcohol le dio náuseas y su sudor le dio arcadas que reprimió, el eructo que le siguió fue de muy mal gusto.

— Que tenemos aquí, un pedazo de carne sabrosa, ¿Quieres que te folle duro? — Senjuro hizo una mueca de disgusto, su aliento era mucho peor que cualquier cosa del hombre, incluida su pobre paquete de adelante.

— Tan increíble como suena, creo que tendré que declinar— murmuro Senjuro con aire de suficiente mientras le daba un sorbo a su bebida que comenzaba a entibiar, sus finas piernas se cruzaban por debajo de la mesa.

— Te estoy ofreciendo una noche que nunca olvidaras, donde te follare como tú nunca fuiste follada — un desagradable surco entre sus perfectas cejas deforma su hermoso rostro.

Senjuro decidió que lo mejor sería ignorar al señor asqueroso y que mejor forma de quitárselo de encima que haciendo un movimiento de desdén e ignorándolo.

Su mano se levantó, sus uñas perfectamente pintadas brillaron en un intenso rojo quemado, despachando al ignorante hijo de puta con la palma hacia delante con el claro mensaje "háblale a la mano" mientras sus ojos piritas miraban a otro lado menos al hombre desagradable.

Senjuro sonrió, estaba sonriendo mucho esta noche, la pura verdad es que de lo que llevaba de la noche se había divertido mucho, cuando escucho el gruñido para seguirle los pasos del hombre desagradable.

No mucho tiempo después, carajo ¿No lo dejarían descansar entre imbéciles? Un carraspeo tomo su atención, Senjuro rodo los ojos en fastidio.

— ¿Puedo comprarte una bebida? — por lo menos este era más educado.

Senjuro no pudo evitar sorprenderse, cuando logro sacar la cabeza de su culo, ante el atractivo hombre delante de él, era justo lo que el doctor le recomendó, alto, fuerte y hermoso, su cabello pelirrojo se llevaba le premio mayor al igual que esos ojos bermellón.

Una sonrisa dulce se dibujó en sus perfectos labios colorados — No necesitas comprarme una bebida, amor, voy a chuparte tu gran y sabrosa verga toda la noche, ¿Baño o callejón? —