Sucker (shinwaka)

Capítulo 4

Shinichiro volvió después de casi una hora. Todos ya se habían alistado y se encontraban en el comedor cenando mientras conversaban animadamente sobre lo que harían mañana, esta costa estaba llena de pequeñas playas y sitios turísticos, si querían visitarlos todos debían organizarse de la manera más eficiente posible.

Cuando el azabache entró a la escena se detuvo un segundo para ocultar lo que sea que había comprado, y luego entró saludando con una sonrisa:

- ¿Ya están listos? Si no nos vamos ahora mismo la feria va a cerrar. - dijo dirigiéndose a los comensales de la mesa.

Los aludidos asintieron efusivamente para apurarse en terminar su plato y saltar fuera de la silla hacia la entrada de la casa.

- Muchas gracias por la cena, Wakasa-kun. Estaba delicioso. - exclamó Emma al levantarse de la mesa.

- Si es cierto, hace tiempo que no comíamos tan bien. Deberías venir a casa a cocinar de vez en cuando, daría lo que fuera por probar este Tonkatsu de nuevo. - complementó Mikey mientras tomaba las llaves de la motocicleta y arrastraba a Takemichi con él hacia la salida a encontrarse con los demás. - ¡Los esperamos afuera! - gritó el rubio antes de retirarse y dejar a ambos mayores solos.

- ¿Tú les hiciste la cena? - Shinichiro miró los platos vacíos en la mesa antes de acercarse al peliblanco que se dirigía a la habitación en busca de su chaqueta.

- Sí, ellos tenían hambre y donde no habíamos comprado nada, pues tuve que cocinar. No fue la gran cosa, me demoré poco de hecho. - dijo el albino mientras recorrían el pasillo.

- Yo creo que sí fue la gran cosa, nunca los había visto salir tan satisfechos de la mesa. Deberías considerar la oferta de Mikey, sería un placer tenerte siempre en casa. - dijo mientras apresuraba el paso para quedar a un lado del peliblanco que mantenía el ceño fruncido.

- Podríamos hablar de eso después, pero antes quisiera preguntar algo, ¿dónde demonios estabas? Dijiste que irías a comprar algo rápido, pero tardaste tanto que no quedó nada de la cena para ti, además, por esperarte no logré comer nada. - Wakasa se giró para reclamarle a Shinichiro. El contrario solo rio un poco para luego sujetarlo de la cintura y apegarlo a él.

- ¿Me estabas esperando para comer? - el azabache le dio una expresión coqueta para ver como reaccionaba. Wakasa estaba algo rojo pero su rostro seguía tan molesto como antes, se estaba retorciendo para tratar de librarse del abrazo, pero no lo estaba intentando con ganas. - Lamento que no lograras cenar correctamente, pero tal vez esto te pueda compensar. - Shinichiro al fin dejó ver lo que había ocultado desde que entró a la casa, era un ramo de rosas en tonos violetas y morados que no dudó en ofrecer al albino que lo miraba con suma confusión.

- ¿S-Son para mí? - Wakasa no pudo evitar tartamudear. Ahí estaba otra vez la sensación de que sus piernas son de gelatina.

- Sí, son todas tuyas. - Wakasa finalmente las aceptó y las sostuvo contra sí. - Tardé porque me costó bastante conseguirlas, en todos los sitios solo había rosas blancas y rojas. Las quería moradas para que así combinaran con el color de tus ojos, además, las rosas de este color simbolizan el encanto, la belleza y el misterio. Son tres cosas que me hacen pensar en ti, después de todo, el encanto de tu belleza es realmente un enigma.

Wakasa se quedó en silencio unos segundos. Su mirada viajaba entre el ramo en sus manos a la sonrisa que Shinichiro le regalaba. Quería decir algo, pero no sabía que, tuvo que obligar a las palabras a salir de su boca.

- Tal vez te pasaste de cursi, pero gracias. Yo no había recibido un regalo de este tipo de nadie. - Wakasa trató de bromear un poco para disimular sus nervios. No sabe si funcionó realmente, solo notó que la sonrisa de Shinichiro no flaqueó en ningún momento.