Wr𝑜ng L𝑜v𝑒 ｢Ranchuu ｣

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—Se encontraba encerrado en su propia habitación, sus padres no aceptan al hombre que amaba. Limpio de nuevo sus lagrimas, como lo había hecho incontables veces en esa noche, noche que le por alguna razón le traía una agradable sensación, se sentía protegido por la luna, quien era su mejor amiga y confidente en esos momentos.

Aunque se escuche algo extraño...

Chuuya no entendía que tenia de malo, ellos mismos fueron quienes le dieron la oportunidad de elegir con quien estar, ¿porque ahora no lo apoyaban?

Se levanto de su sitio y camino hacia su alcoba, sentado en esta abrazo sus piernas con fuerza contra su pecho mordiendo sus labios para evitar dejar caer una lágrima que luchaba por salir, odiaba sentirse vulnerable.

Removió su cuerpo, estaba algo inquieto en el suelo sintiendo su estomago reclamar, no había comido nada, esa era una forma que tenia su padre de castigarle, pero no le importaba.

Se acurruco en el frío suelo, enredando su cola entre sus piernas, odiaba esto.

Odiaba el hecho de que siendo tan fuerte, bastante, ahora que se había declarado omega era visto como un pedazo de carne fresca, y eso solo le daba asco, y más ver como su padre estaba de acuerdo con eso.

El simple hecho de ver como los omegas eran quienes se humillaban solo por la atención de un alfa, los mismos que se iban con el primer omega que les abriera las piernas, le parecía repugnante.

Sin poder evitarlo volvieron a brotar lagrimas de sus ojos, no queria hacerlo, pero ese maldito omega que estaba dentro de él le encantaba llorar y someterse, y por eso mismo él y su omega no se llevaban muy bien, chuuya odiaba a su omega por arruinarle la vida, sus padres esperaban a un alfa, no un estúpido omega que se la pasaba llorando.

Ahora con más ganas las lagrimas empezaron a caer, se sintió irritado, ¿que acaso no sabia recibir una que otra palabra hiriente? se pregunto.

—¿Podrías callarte de una maldita vez? —su voz estaba totalmente quebrada, sintió como se encogió avergonzado—.

—¿Desde cuando hablas solo, Chuuya? —alguien hablo detrás de el causando que el pelirrojo saltara en su sitio, conocía a la perfección quien era el dueño de aquella voz —.

—¿Que haces aqui? —susurro, sus orejas se levantaron. no queria que lo vieran, y más si era él, no queria que lo viera de esa manera tan vulnerable —.

—Queria verte —bajó del barandal para acercarse al pelirrojo, lo admiro durante varios minutos, minutos en los que los nervios estaban calcomiendo al menor—.

Ranpo era un vampiro, y como tal sus naciones eran enemigas, y aun sabiendo las consecuencias de sus actos, ambos se amaban.

Se conocieron en una de las disputas de sus respectivos lideres, cuando Chuuya fue mandado por su padre a cazar y Ranpo le ayudo al ver que estaba asustado.

Desde ahí el pelinegro se dispuso a acosarle, a mirarle desde lejos, cada movimiento, cada acción, todo. Lo sabia todo sobre el pelirrojo, Aunque este no supiera ese dato.

—¿Ranpo? —susurro, Chuuya había visto como el de pelinegro se quedaba en una especie de trance—.

Pareció volver en si mismo, se le quedo observando nuevamente y Chuuya pudo jurar que vio un destello rojizo en esos ojos color jade que tanto le gustaban. Ranpo sonrió, mostrando sus colmillos y un escalofrío recorrió la espalda del más bajo cuando el vampiro empezó a lamer sus dientes.

Sintió sus mejillas calentarse cuando Ranpo bajo de donde estaba sentado para estar arrodillado frente a él. Ahora estaba a la altura de sus ojos y eso lo hacía ponerse más nervioso de lo que estaba, eso era lo que causaba Ranpo en él.