On-jo siguió dando vueltas en su cama toda la noche. Todo comenzará mañana.
Durante los últimos dos días, On-jo reunió todas las cosas que necesitaba para el brote. Gastó todos sus ahorros e incluso vendió algunas de las prendas que no le gustaban y que necesitaba.
De todos modos, no podrá volver a su casa, así que gastó su dinero en las cosas más importantes. Le pidió a su papá que le enseñara a pelear ese mismo día que se despertó.
Su papá estaba sorprendido, pero sabía que todo se trataba de ese sueño. Él le enseñó, pensando que sería mejor si ella supiera cómo defenderse.
On-jo aprendió más rápido de lo que pensaba. Y estaba orgullosa. No necesitaba tener buenas notas mientras estuviera a salvo.
En lugar de los cuadernos y la caja de lápices habituales, llenó su bolso con comida, agua, toallitas, almohadillas para atletas, grabadoras, parlantes y otras cosas que necesitará. También agregó el mapa de la escuela que tuvo problemas para obtener.
El guardia de la escuela pensó que estaba buscando una ruta para escapar. Afortunadamente, ella ya tenía una coartada lo suficientemente buena como para tenerlo.
En medio de toda la preparación que estaba haciendo, On-jo estaba ansiosa. Apenas durmió durante días, temerosa de que en el momento en que abra los ojos, estará de regreso en el campamento, lamentando su muerte.
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Los cuatro, Cheong-san, On-jo, I-sak y Gyeong-su, fueron a comer a Cheong-san Chicken antes de la escuela nocturna.
Estaban preocupados mientras esperaban que les sirvieran el pollo. I-sak y Gyeong-su discutieron sobre él diciendo que iban a tener una cita doble.
On-jo estaba demasiado concentrada en pensar en el mañana. Cheong-san, por otro lado, escuchó la conversación de los dos, todavía enganchado a la palabra "cita" que salió de la boca de Gyeong-su.
Poco después, la madre de Cheongsan llegó con dos bandejas de pollo: ligeramente picante a la izquierda y muy picante a la derecha.
Todos vitorearon y probaron el pollo, mientras Cheong-san y su mamá discutían sobre el nombre del restaurante. Se quedó, esperando que los niños le dijeran lo que pensaban.
"Es salado", dijo On-jo honestamente.
La mamá de Cheongsan frunció el ceño y volvió a la cocina para decirle a su esposo que estaba salado.
"Deja de comer. Dijiste que es salado", Cheong-san abrió la tapa de la coca cola y la vertió en el vaso vacío de On-jo.
Ella sonrió, "Pero todavía sabe bien".
"Oh, claro", comenzó I-sak, "¿Escucharon sobre el profesor de ciencias? Sr. Lee".
"¿Qué hay de él?"
"Huele como un cadáver podrido".
"Por Dios", Cheong-san lo encontró increíble, "Na-yeon difundió ese rumor, ¿verdad?"
On-jo comió en silencio mientras escuchaba a I-sak hablar sobre el rumor. Cheong-san la miró, preocupado de por qué de repente se quedó callada.
"Dijeron que era un genio".
"Y los genios a menudo se vuelven locos", continuó On-jo antes de tomar un bocado del pollo ligeramente picante.
Cheong-san bromeó: "Supongo que nunca tendrás que preocuparte por volverte loca".
Ella levantó la vista de su comida con una mirada, "Oye. ¿Me estás menospreciando?"
Todos corrieron a la academia rápidamente después de darse cuenta de que llegaban tarde. Isak y Gyeong-su estaban al frente, por lo que On-jo aprovechó la oportunidad para hacer una pregunta.
"¡Cheong-san, espera!"
Cheon-san se detuvo y se volvió hacia ella, "¿Por qué? Llegamos tarde. Tengo un examen de literatura".
"Tengo que hacerte una pregunta."
"¿Qué es?" preguntó con curiosidad.
"No importa."
"¿Qué?" preguntó de nuevo.
Ella suspiró y se alejó, "Olvídalo. ¿Qué sabrías?"
Cheong-san, que ya tenía curiosidad al respecto, la detuvo, "¿Qué es?"
On-jo se quitó el lazo del pelo, los largos mechones se extendieron hacia abajo. Cheong-san sintió que su boca se abría un poco. Sintió que su corazón latía y su garganta se secaba mientras sus ojos permanecían en ella.
"¿Está bien así?" se cortó un poco el cabello en la parte posterior de las orejas e hizo lo mismo en el otro lado, "¿O es mejor así?"
"Mira de cerca."
Tragó saliva.
"¿Esto o esto?" preguntó ella, haciendo lo mismo otra vez.
Cheong-san la miró a los ojos, su imagen nubló su mente, haciéndole perder lo último que dijo.
Un poco más tarde, volvió a sus sentidos. En lugar de hacer un cumplido o elegir un bando, dijo lo contrario para ocultar su vergüenza: "Piérdete". Se alejó, pero no lo suficiente como para perderse la patada de On-jo en la espalda.
Subió las escaleras, dejando a Cheong-san que gemía de dolor por la fuerza.
Se sentó, sintiendo que sus rodillas cedían y una sonrisa se abría paso en sus labios.
Ella debe estar loca para sentir mariposas por su respuesta.
