Aproximadamente en la tarde, se encontraba un señor de buen vestir esperando en la estación el tren junto con su maletín el que contenía apuntes de latín , el diccionario de este mismo idioma y un bloc de notas lleno de nombre y aparentemente sin fin.
Poco tiempo después llegó el tren a la estación, el hombre de buen vestir se subió al tren. El vagón estaba lleno de gente pero aún quedaban asientos vacíos, justamente se encontraba uno vacío junto a la ventana, sus preferidos. Miró melancólico el paisaje desde la ventana esperando que el tren comenzará con su recorrido. Tiempo después volvió la vista al vagón y recordó que todas aquellas almas difuntas que se encontraban en el tren, no podrían regresar al que una vez había sido su hogar.
