[Karma viene y karma va]

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No se escuchó movimiento alguno más que el de una puerta siendo fuertemente estrellada con apuro y varias pisadas sólidas que indicaban el paso de cierta personita.

Zenitsu se quedó del otro lado de la puerta que el mismo cerró, mientras que Uzui solo corría con rapidez para no desaprovechar ningún segundo y tratar de explicar lo que había pasado antes.

La cabeza de Uzui estaba revuelta, ideas que intentaba ordenar para relatar de forma concisa lo que quería comunicar, si, fue un error, si perdón Zenitsu, bueno, no del todo esta mal sin embargo no del todo, todo esta bien.

Mientras tanto la cabeza de Zenitsu se mantenía intacta, como si de necesitar un reinicio con urgencia se tratase. Estaba en blanco, una pared solida que no le permitía abrir deducciones algunas por cuenta propia.

-Ya basta-. Logro abrir la puerta en algunos segundos que para el fueron minutos, básicamente una eternidad.

Dijo Zenitsu al notar su rostro levemente enojado.

-No, no vi nada-. Zenitsu solo agachaba la cabeza, sus mejillas estaban algo enrojecidas y no podía articular algún otro gesto. -Que pasa conmigo, no, no lo sé. Yo solo se que ya me iba-.

-Uzui-San, lo siento- Suma salía y le agarraba la cintura disculpándose mientras lloriqueaba como una nena. -Uzui-San, lo lamento, Uzui-San no se enoje conmigo por favor-. Lo abrazaba e intentaba llamar su atención.

-Ustedes fueron los que alquilaron esta habitación para una pareja, ¿No es así?-.

Ninguno de los dos contesto y suma solo se enrojecio, supuso que si.

Termino con un, la limpiare cuando la dejen libre y se fue a su recamara sintiéndose mal sin explicación alguna.

Habían pasado unas 2 horas después de ese encuentro extraño. Sus labores estaban echas, ahora le encargaron lavar la ropa de 3 samuráis y después tomaría un baño.

Ya con la ropa sucia y sudado cogio una toalla para ir directamente al baño. Zenitsu siempre evitó bañarse con las mujeres del local, al principio era tierno para ellas hacerlo con él sin embargo fue creciendo y al llegar a la pubertad esas conductas se tornaron raras, decidieron dejarle el baño para el solo de esta forma nadie estaría incomodo.

El plan era el siguiente, el se metía al baño, tenía 30 minutos, salía tomando un pasillo que quedaba detrás de por dónde transitaban los clientes, iba a ponerse su yukata y luego con Daki a maquillarse para ofrecer el show nocturno para los visitantes que en su mayoría eran hombres mayores.

Muchos de ellos confundidos por el alcohol y su rostro maquillado creían ser fieles vivientes de haber encontrado a una chica hermosa, pequeña y débil;Él nunca levantaba sospecha alguna, era su labor, era la paga por recibir comida, más que nada su deber.

Se metió al baño, estaba tallado su espalda cuando escucho un estallido que venía de la puerta.

-Maldito, maldito, ¿Qué se cree tocandola así?. Que bueno que mate a ese maldito samurái-.

Gritaba desde afuera a la par que iba acercándose al cuarto del baño dónde estaba Zenitsu.

El solo se asusto, le sorprendió no haber escuchado la voz de ese chico por esos lugares. Tampoco recordaba que fuera de algún cliente que haya registrado en la posada.

El se mantenía en las duchas, una pared los separaba de la tina dónde se encontraba el agua caliente, del otro lado el chico se sumergió. Olía fétido, parecía sudor y sangre entremezclados.

El pequeño rubio no pensó que hacer y como utilizar su inteligencia no era una opción comenzó a correr intentado llegar a la salida pero fue detenido por un brazo que lo sujetó fuertemente del hombro haciéndole precion y logrando que callera de golpe al suelo con su toalla en las caderas.

Mi musa, mi mal de amores [Uzui x Zenitsu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora