Lo Que Fuimos

CAPITULO 1

Hace 20 años

Zehila

Mami dice que este pueblo no me va dejar mucho en la vida y que por eso nos debemos ir a la ciudad, papá esta de acuerdo, pero yo no quiero irme, aquí viven mis amigos, aquí esta mi escuela, ¿Qué va a pasar con mi casa? Yo no quiero que descubran todo lo que he enterrado en todo el jardín.

Corro hacia la parte trasera del patio, donde esta la fuente y mi casita de madera que hizo mi papá para mi sola, empiezo a escarbar en ese pedazo de tierra hasta que encuentro una caja mediana de madera, color café claro con figuras talladas, miro el candado de la caja y empiezo a busca en mi memoria donde escondí su llave, unos minutos después me meto a la casita con la caja y abro un cajón de mi comodita, busco hasta que encuentro una llave pequeña color dorada, quito el candado y la abro, allí me encuentro con varias cartas y fotos de Aidan conmigo abrazados y dándonos un beso es la mejilla, saco una en especial donde yo aparezco con un vestido blanco hermoso con un listón en forma de moño color rojo colocado en la cintura, unas cuantas piedras del mismo color que el moño situados en el cuello, y él esta con un traje color vino, su camisa blanca y su cuello adornado con un moño negro, aparecemos agarrados de las manos y viéndonos a los ojos; volteo la foto y agarro un lapicero que le robe a mi papá y empiezo a escribir sobre esta.

Querido Aidan: 

Quiero que te quedes con esta foto para que me recuerdes, no se si ya sabes pero sino te digo, me voy a ir del pueblo, me dejaras de ver por mucho pero mucho tiempo, supongo que en algún momento nos volveremos a encontrar, espero que sea pronto. Tu mejor amiga Zehila.

Salgo de la casita y me voy con mis papas que están en la sala, me miran con una sonrisa reconfortante, ellos se hacen a un lado y me dejan ver a un niño con sus ojos color gris llorosos y su pelo negro desordenado, es Aidan, corro hasta él y le doy un abrazo que hace que yo también llore junto con él, después de unos segundos nos separamos y lo miro a los ojos.

–No quiero que te vayas Zehila, ¿Qué voy a hacer sin ti? ¿Con quién voy a jugar?–

–Yo no me quiero ir Aidan, me están obligando– miro a mis papás con recelo, volteo a verlo nuevamente– ¿Quieres venir con nosotros?–

Mamá se agacha a un lado mío y me agarra de los hombros, me mira y dice.

–Zehila, cariño, ya habíamos hablado de esto, Aidan no puede venir con nosotros, su mami estará muy triste si él se va– solo la puedo ver con un puchero en la boca, pero no la convence.

Lo único que hago es voltear hacia Aidan y abrazarlo fuerte, tan fuerte que me empiezan a doler los brazos, él hace exactamente lo mismo que yo. Tiempo después me separó y limpio con el dorso de mi mano las lágrimas que hay en mis mejillas.

–Esto es para ti– le tiendo la foto y él la agarra, bueno, parece que me la arrebata– Es para que me recuerdes mientras no estoy, te hará falta–

–Quiero que tengas esto– me tiende una foto y una pulsera de hilo color azul rey con azul claro con unas piedras con nuestras iniciales– La foto es cuando estábamos en el campamento– me dice con una pequeña sonrisa que le devuelvo, en la foto estamos los dos con el río del pueblo de fondo, él con un brazo por mis hombros y yo con mis brazos en su cintura, los dos con ropa deportiva color rojo.

Lo vuelvo a abrazar pero esta vez con menos fuerza, a lo lejos creo escuchar a la mamá de Aidan pero aún así no lo suelto, papá me agarra del brazo para que lo suelte y sin más remedio me separó. Volteo hacia la puerta y veo mis maletas junto con las de mis papás, voy detrás de mis papás que ya tienen las maletas en el auto y con Aidan detrás de mi, una vez con la puerta trasera abierta, mi papá me insta a subirme al auto pero yo jalo a Aidan junto a mi y lo obligo a subir conmigo al auto.

–Zehila, despídete ya de Aidan, es hora de partir- comenta mi madre pero no le presto atención a lo que dice, solo quiero seguir aquí con Aidan a mi lado.

La mamá de Aidan se asoma por la puerta aun abierta del carro, me dedica una sonrisa llena de amor para luego abrazarme y tomar a Aidan de ambos brazos y bajarlo del auto, yo solo miro la escena sin poder hacer nada. No me quiero ir, me gusta el pueblo, mi casa, todo, me gusta todo y ahora ya no voy a verlo nunca más por culpa de mi mamá y mi papá.

Cuando menos me doy cuenta mis papás ya están dando marcha al auto, volteo a ver una de las ventanas y veo como Aidan esta llorando y sacudiendo su mano en despedida, junto a él esta su mamá que también hace una despedida con la mano pero la diferencia es que ella esta con un pequeña sonrisa de melancolía apenas perceptible en los labios.

Horas más tarde me encuentro en la casa nueva dentro de mi nueva habitación sentada en una esquina de esta mientras veo como señores entran y salen cargando muebles y cajas con mis pertenencias, en lo que queda de la tarde sigo en esa misma posición con la foto y pulsera que me dio Aidan antes de abandonarlo en ese pueblo.

Mamá se asoma por la puerta una vez se a hecho de noche y se sienta a un lado de mi, me mira esperando a que diga algo pero no lo hago, solo me aparto un poco más de ella y viendo a cualquier otro lado que no sea ella. De un momento a otro siento que jala de uno de mis brazos sin hacerme daño, para quedar sentada en sus piernas y mirando su cara, tiene una sonrisa pequeña y una mirada reconfortante que hace que solo sienta ganas de llorar y eso hago, en lo que ella me abraza fuerte por hombros con mi cabeza pegada a su pecho y mis brazos rodeando su cuello. 

Esa noche dormí con ellos aunque a papá no estuviera muy de acuerdo con ello, pero termino aceptando porque mamá lo amenazo con que lo iba a correr a dormir al sillón, en su lugar yo también hubiera aceptado de inmediato. Una vez toque la cama caí en un sueño muy profundo, creo haber escuchado a mamá cantarme una canción de cuna mientras acariciaba mi pelo castaño.

Un mes después de la mudanza ya me había acostumbrado con la  nueva escuela, compañeros, casa y privada, pero no dejaba de pensar en Aidan, me hacia demasiada falta en todos lados, aunque al pasar los días me estaba olvidando hasta de su existencia y del pueblo en el que crecí, a mamá le empezó a gustar la idea de que tuviera nuevos amigos y ya no estuviera todo el día encerrada en mi habitación.

Mi papá en cambio le empezó a molestar que me olvidara del pueblo, de todo y todos, decía que no era bueno olvidarme de donde vengo y que siempre recordara quien soy, que el echo de que nos mudáramos no implicaba en que me tenía que olvidar. En cambio a mamá le molestaba que papá me recordara el pueblo, que estaba teniendo una mejor infancia que en ese, cito textualmente, horrible, aburrido y mediocre pueblo, cada que uno de los dos sacaba a colación el pueblo siempre se enojaban y yo solo me quedaba viendo como discutían por ese pueblo.

Voy a admitir que mamá empezaba a ganar más territorio en mi mente que papá, y la verdad es que no me sentía mal por ese hecho. Conforme iba creciendo mamá me involucraba más en la empresa, que cada vez estaba teniendo más prestigio, cada vez iba subiendo de puesto en encuestas sobre la mejor empresa de maquillaje, cada vez habían más mujeres que deseaban el maquillaje de Bella Evoluzione.

La empresa ganaba socios, clientes, sucursales y sobre todo, muchas ganancias. Después de que la empresa ganara más prestigio en el mercado del maquillaje, nos volvimos a mudar pero ahora una casa mucho más grande y en una privada presidencial que es de alto nivel, también me cambiaron de escuela por una de paga mucho mejor que la anterior, con una educación de calidad.

Pero unos años más tarde, mis padres me dieron una notica que, sinceramente, nunca vi venir, hace tiempo que había descartado esa opción, solo espero esta noticia no afecte en nada mi vida de ahora.

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Holaaa, hace tanto tiempo que quería hacer publico este primer capitulo pero por un problema pequeño, no pude estrenar antes la novela, hasta ahora.

Díganme que les pareció el prologo y el primer capitulo, quiero avisar que los capítulos van a ser más largos pero como ya no quería hacerlos esperar salió este primer capitulo.

No olvides comentar que es lo que esperas de la historia.

Besos