Confianza - "Mantente lejos"

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—Despertaste.

Es una simple palabra. A-Yao no se eriza al escucharla, pues lo ha sentido acercarse desde que la ligera campana anunció su presencia como un gato perezoso. Muelle de loto está tintándose de colores fuegos: fogosos o rosas y rojos y naranjas en azules que parecen acuarela. Seguro su Er-Ge estaría más que complacido de observar su belleza e inmortalizarla en sus lienzos.

Afortunadamente, él no necesita eso. Tiene una excelente memoria y es ella la que lo despierta en las noches donde está en paz para presentarse como aquella mano grande que le ahogara y cortara todas sus posibilidades en busca de venganza.

Pero sigue siendo una palabra. Y Jin GuangYao ha aprendido muy bien a tragar lo que siente y confundirlo con una mirada de calma. Como un lago, demasiado inofensivo como para mostrar los monstruos de la noche, así como Yunmeng Jiang.

Por fortuna, Jiang Cheng no es precisamente un hombre que no haya sentido la mordida de las pesadillas, los recuerdos y la culpa. Maldice el día en que decidió acercarse, jamás pensó ver tantos reflejos lastimosos que lo empujaría a conocer esas profundidades.

—El amanecer en Muelle de loto es hermoso —dice. Respira hondo y sujeta con fuerza la túnica dorada que cubre su cuerpo desnudo. Marcas hay a lo largo de su piel, pero Jiang Cheng es lo suficiente metódico para asegurarse de que ninguna se vea bajo las túnicas de cultivador en jefe y Líder Jin.

Lo siente firme contra su espalda. A veces sueña. Imagina esa mano ahorcándole y la fugaz expresión de placer y dolor se combina esperando un golpe mortal. Es una serpiente en su cama, a veces. Cuando está desnudo contra su espalda, lo siente enrocarse como si quisiera quebrarle cada hueso y desmembrarlo como hizo con Da-Ge. A veces es él mismo quien se ve como una serpiente y quien separa los miembros de Jiang y llora sobre otra nueva cabeza.

Respira... Inhala profundamente y exhala con cuidado, antes de sentir que Jiang Cheng está justo a su lado y las túnicas violetas no cubren del todo las cicatrices de su pecho desnudo y marcado por los Wens. Su cabello suelto le quita años, le quita dureza, lo hace vulnerable. Está en confianza... y A-Yao siente que ese es su castigo. Tener a los dos hombres que ama (su amante y su alma gemela platónica) bajando la guardia frente a él y saber que, si es necesario, buscará la hendidura para salvarse porque es demasiado egoísta para alejarse o morir solo. Dos líderes de sectas poderosos, dos maravillosos hombres entregados y él tan indigno que aún envuelto en oro se despierta sudando como una escoria.

Y ama... anhela. Ojalá fuera diferente.

—¿Qué tanto estás pensando? —Jiang Cheng le mira con desdén. Una ceja levantada entre los cabellos negros que se remueven en la brisa.

—En las pérdidas y sacrificios.

No miente. Lo gracioso de toda la pantomima, es que Jin GuangYao no miente. Siente el peso del desprecio de todos, la sorpresa cínica de los que le sirven, el desdén de aquellos que prefieren mantenerse en distancia, el dolor y el amor. Es honesta la mirada de cansancio manso que le dedica, porque carga con tantos cuerpos y a veces quisiera tener ninguno. A veces quisiera ser el mismo hombre que encontró XiChen, con ideales estúpidos. A veces quisiera no haber entregado tanto a Nie Mingjue, al punto que el dolor lo hizo sangrar fuego.

A veces, solo quisiera ser A-Yao. Disfrutar de la suavidad de un amanecer en el calor del cuerpo de un hombre que, a pesar de las lagunas y las sombras, las mira con simpleza y no pregunta más. Como si hubiera un acuerdo tácito con respecto a sus propios demonios y ambos decidieran mantenerlos bajo las aguas el tiempo necesario.

—Ya veo —No es elocuente y no necesita eso. A-Yao sonríe con tristeza y mira de nuevo el horizonte—. Debes extrañar a tu esposa y tu hijo.

Oh... esos cuerpos. Todavía siente el ardor de la sangre al tener que matarlos a ambos, porque Qin Su decidió despertar en ese justo momento y su desesperación lo cegó.

Baja la mirada. El agua clara baña el muelle.

—Hay muchas cosas que me hubiera gustado que fueran diferentes.

—También yo.

—Pero no puedo negar que hay una extraña mezquindad en mí al pensar que no me gustaría sacrificar esto por aquello. —Levanta los ojos y Jiang Cheng lo mira sorprendido—. ¿Soy egoísta, A-Cheng?

Jiang Cheng encoge sus hombros. No tiene respuesta. A-Yao sabe perfectamente que él también ha estado lidiando con esas sensaciones amorfas de no saber si cambiar el presente donde tiene un Jin Ling que ilumina sus días como un sol fuerte de verano o si prefería cambiar algo y perderlo a él.

No tiene respuesta.

Jin GuangYao sonríe ante su honesto silencio. Pliega su frente pálida contra el brazo del líder Jiang y suspira con el pensamiento: Mantente lejos. Mantente a salvo. Y luego eso cambia: te mantendré lejos, te mantendré a salvo.

La mano que cruza su espalda no le sorprende. Su altura lo acomoda perfectamente bajo el brazo de Jiang Cheng para plegar su mejilla en las heridas cicatrizadas, besar vehementemente la que está a su alcance y suspirar, se convierte en todo lo que necesita para dejar el frío del sueño donde Jiang Cheng descubría todo e iba con toda su ira y él usaría cada información que tiene en la mano para detenerlo. Sabe que si llegara el momento, con XiChen solo tendría que aclarar, le quitaría el poder para arremeter, pero podría intentar razonar y hacerle entender. Con Jiang Cheng eso no es posible sin desestabilizarlo y la confianza de Jiang Cheng lo ha dotado de armas infalibles para detenerlo sin herirlo físicamente, pero suficientemente graves para destruirlo moralmente.

Se detesta...

Mantente lejos.

Te quiero cerca...

—A-Yao —La voz de Jiang Cheng es insistente. A-Yao sube su mirada con una tristeza real, mojada que intenta cubrir con una sonrisa igual de húmeda—. Si necesitas escupir algo, hazlo. Ya sabes que tengo demonios de sobras como para sorprenderme por algunos más.

—Oh, A-Cheng —sorprendentemente, ríe. La sonrisa que entrega también es sincera—. Con nuestro historial de vida, con una madre que nos amó demasiado y exigió aún más, con un padre que jamás nos miró, con tantos sacrificios, un liderazgo inesperado y la vida de un niño... ¿Hay algo que no puedas ver tras de mí?

—Soy malo con los acertijos —admite.

Menos mal.

Jin GuangYao sonríe. Toma el borde de la mandíbula del hombre, besa sus labios tan lento, de puntitas, respaldado por la mano amable y estable de Jiang Cheng que lo sostiene mientras la brisa se mete a sus huesos. Suspira contra su boca y luego se aprieta a su cintura, sin la vergüenza de sus cargos.

—A-Cheng, sabes que jamás querría hacerte daño. Deja que mantenga a mis demonios lejos de ti.

—No espero que no me hagas daño. No te des tanto crédito.

—Entonces dime cuándo estés cerca...

Mantente lejos...

—Me encanta el calor de tus brazos.

Jiang Cheng resopla. Su boca se encaja con un ferocidad inclemente y A-Yao abre, abre todo, es lo único que puede abrir a él, lo único seguro y se pierde en la sensación de sus labios mientras aprieta su espalda y exhala calor. Escucha un «A-Ling despertará en cualquier momento», dice un «entonces hazme el amor antes». Jiang Cheng gruñe ronco, besa, lo alza y, aunque A-Yao lo quisiera lejos, lo mantiene cerca.

Pre-Canon Divergencia: Un mundo donde Jing GuangYao mata a su esposa e hijo y comienza una relación con Jiang Cheng. Después de la muerte de Nie Mingjue.

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⏰ Última actualización: Feb 16, 2022 ⏰

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