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A la mañana siguiente, Louis se despertó por la molesta alarma de su celular. Aún así, medio dormido logró apagarla y se dió cuenta de que una persona dormía cómodamente acurrucado en su costado. Harry.

Su primer pensamiento fue que eso no debería seguir sucediendo, el no debería estar en la habitación de su cliente y mucho menos dormir con el. Suspiró y se movió con cuidado para desenredar el cuerpo del rizado del suyo sin despertarlo, una vez fuera de la cama agarró su celular de la mesa de luz y salió de la habitación para ir a la suya.

Cuando estuvo dentro de su habitación lo primero que hizo fue deshacerse de su ropa para darse una rápida ducha, luego de esos minutos para organizar sus pensamientos bajo el agua helada, se preparó para comenzar a organizar su trabajo de esa mañana, con suerte lograria olvidarse de cierta persona al menos por un rato.

Cuando Harry se despierta esa mañana, es incapaz de soportarse a si mismo. Da vueltas en la cama, sintiéndose fastidioso y deseando poder conciliar el sueño nuevamente. Pero sabe que es uno de esos días en los que el sentimiento de ansiedad y el mal humor no lo dejarán tranquilo, por lo que se levanta y camina hacia el baño para arreglarse un poco.

Sabe la razón por la que está así, es consciente de ello, pero no trae nada consigo para aliviar el fastidio y la ansiedad que se alojan en su cuerpo. Por lo que con el mal humor escrito en su rostro, se pone un poco de ropa y sale de su habitación para dirigirse al restaurante del hotel y obtener un poco de cafeína.

Su mal humor lo tenía tan metido dentro de su cabeza y sus pensamientos, que cuando entra en el restaurante casi no nota a cierto castaño sentado en la barra, conversando animadamente con un chico que le sonreía con más amabilidad de la necesaria. Era el mesero de la noche anterior, aquel que le dejó su número al ojiazul y Louis antes de que se durmieran le había dicho que no era importante.

Ver aquello lo puso peor que antes, no quería saber de dónde venía aquella extraña molestia, pero suspiró molesto y se dirigió a la salida del hotel, en busca de una cafetería dónde no haya meseros lindos coqueteando con Louis.
Para su suerte encontró una cafetería pequeña y pintoresca dónde solo había un par de personas ocupadas en sus propios asuntos, por lo que pidió su café y prendió su celular para buscar el contacto de Collin y enviarle un mensaje.

Se quedó un buen rato allí, sintiéndose raro y totalmente ajeno al mundo que lo rodeaba, soportando su ansiedad y fastido por la falta de sustancias para relajar su sistema, sumando su irracional molestia por haber visto a Louis con ese chico. Sabía que no tenía razones para estar molesto, Louis no había hecho nada más que tratarlo con la decencia humana básica, y eso no convertía a Harry en alguien especial en la vida de Louis.

Luego de perder la noción del tiempo y beber dos cafés, pagó su cuenta dejando una generosa propina para la mesera y salió del lugar para volver al hotel. Con suerte podría encerrarse en su habitación el resto del día sin que nada ni nadie lo molestara.

Para su bendita suerte, a Collin no pareció molestarle hacer un viaje de unas pocas horas para alcanzarle lo que su cuerpo tanto ansiaba. Harry sintió el alvio inundado su cuerpo cuando entró en el auto de su amigo y este lo saludó con su típica sonrisa despreocupada.

—Gracias por venir hasta aquí.— fue lo primero que dijo Harry con un suspiro.

—De nada, espero que esto sea suficiente para un tiempo.— le dijo entregándole una pequeña bolsita que Harry guardo en el bolsillo de su campera.

—Me las arreglaré.— le entregó a Collin más dinero del que probablemente había costado aquello y el castaño iba a reclamarle pero lo interrumpió antes de que pudiera decir una palabra.— Por venir hasta aquí.

two sides of Harry Styles ; larry stylinson.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora