Niall, un chico rubio y algo delgado, esperaba a que su amigo llegara a la "cita" que intentaba llevar a cabo. Estaba realmente molesto con Louis; se suponía que los alfas eran serios, centrados, responsables y puntuales, pero su amigo resultaba ser todo lo contrario.
Mientras tanto, Harry, un omega rizado y demasiado tierno para su propio bien, estaba frente al omega rubio, bebiendo tranquilamente un café con leche que ahora estaba frío y lejos de ser perfecto. No era consciente de lo que sucedía con su amigo; lo único que sabía era que Niall quería presentarle a un alfa que conocía.
A Harry le pareció bien; no conocía muchos alfas, pero los que conocía, como Liam, antiguo compañero de colegio, eran amables con él. No tenía malas experiencias con los alfas, y eso era todo.
Sin embargo, Harry no podía quedarse más tiempo. Necesitaba regresar a su trabajo en la universidad. El pequeño omega neurocientífico, que había conseguido trabajo en Caltech, donde también había estudiado, debía irse en exactamente cinco minutos. Ya le había dado demasiado tiempo a Niall y a su impuntual amigo.
El omega rubio estaba estresado. Conoce la puntualidad de Harry, pero quiere creer que si Louis llega en dos minutos, Harry querrá quedarse. Pero no, Niall nunca debió confiar en la puntualidad del maldito alfa. Alfa idiota. Alfa inútil.
-Nini, ya tengo que irme. Te di dos minutos extras, y si no me voy ahora, llegaré tarde al metro y, por consecuencia, tarde a la universidad-, dijo Harry.
El rubio maldecía a Louis en su interior, pero sabía que en unos meses, Louis le agradecería por presentarle a ese omeguita. Si tan solo se le ocurriera llegar a tiempo.
-Hazza, ¡por favor! Solo cinco minutos más-, rogaba Niall con las manos juntas en súplica.
-Con esos cinco minutos más ya serían diez. No me los puedo permitir, Niall. Ya pagué mi cuenta, mi pastelito ya no existe y mi café está frío-, respondió Harry. El omega rubio quería gritar; maldito Hazz y sus horarios perfectos. Maldito Louis. Odiaba a Louis.
-Hazz...-, suplicó el rubio, ruegándole con los ojitos de perro.
-No, adiós Ni, saluda a tu amigo por mí. Perdón-, dijo Harry antes de recoger sus cosas y marcharse.
Al salir de la cafetería, Harry metió las manos en los bolsillos de su abrigo y se dirigió al metro. No odiaba a la gente impuntual, pero no esperaba por ellos. Caminaba pensando que debería decirle a Niall que dejara de presentarle alfas; él no estaba hecho para tener una relación con alfas, y estaba bien con eso.
Harry, un omega feliz con un trabajo que le gusta, vivía en un buen departamento frente al edificio de Niall. Una relación no le aportaría ni le restaría nada.
Estaba inmerso en sus pensamientos hasta que un alfa desaliñado lo chocó mientras corría a toda velocidad. Harry ni siquiera tuvo tiempo de procesar el impacto ni el hecho de que estaba en el suelo cuando el alfa ya se disculpaba.
'Lo siento-, decía mientras ayudaba a Harry a levantarse. -Lo siento mucho. Debo irme. ¡Lo siento!-, gritó mientras volvía a correr.
-Auch-, susurró el omega mientras se sobaba la espalda y continuaba su camino.
~Milk