𝟎𝟏: # 𝗟𝗮𝘇𝗼𝘀 𝗾𝘂𝗲 𝗱𝘂𝗲𝗹𝗲𝗻

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Eran aproximadamente las 3:30am cuando un teléfono comenzó a sonar, Rindou quien se encontraba por el quinto sueño fue despertado gracias a su tono de llamada; sabía perfectamente quien estaba detrás de la pantalla ya que era el único que lo llamaba a esa hora; con pesadez y aun dormitando contestó su celular.

― Sanzu, ¿qué sucedió ahora? ― el tono de su voz era neutro y tenue, aunque todavía se podía perceptar un poco de fastidio en sus palabras ― Si estas otra vez ebrio ve a joder a alguien más.

La otra persona al otro lado de la línea no hablaba, solo se podía escuchar el sonido de su respiración agitada y música electrónica, parecía ser que el pelirosa estaba en uno de los clubs nocturnos pertenecientes a Bonten.

― Iré por ti, no te muevas de ahí ― el pelimorado se vistió y tomo las llaves de su motocicleta para posteriormente ir a buscar al chico de peculiares cicatrices a cada lado de sus labios. 

Llego al lugar que solía ser frecuentado por la mayoría de los miembros que conforma Bonten; aquella zona roja la cual se adueñaba de tus más bajos instintos, ya sean carnales como adicciones a apuestas o a cientas de sustancias ilícitas para pasa...

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Llego al lugar que solía ser frecuentado por la mayoría de los miembros que conforma Bonten; aquella zona roja la cual se adueñaba de tus más bajos instintos, ya sean carnales como adicciones a apuestas o a cientas de sustancias ilícitas para pasarla de maravilla según sean tus deseos; claro ese lugar también tiene su mala reputación por asesinatos, violaciones, secuestros, entre más cosas.

Rindou estacionó su motocicleta enfrente de aquel establecimiento, entro mezclándose entre la gran multitud de gente que había a pesar de la hora que era; caminó hasta la barra donde pudo divisar el cabello rosa perteneciente a uno de los ejecutivos de Bonten, así dirigiéndose al anteriormente mencionado.

― Veo que mis suposiciones eran ciertas, estas pasado de drogado bueno que más me podía esperar de tí ― escupió aquellas palabras con sarcasmo y un poco de asco.

Sanzu se acercó tomándolo de la muñeca jalando para acercarlo a su cuerpo, poso una de sus manos sobre la cintura del mayor, su mano libre se aferró con fuerza al cabello purpura así tomando el control de la situación; atrajo su rostro estampando sus labios con los contrarios creando un beso brusco a tal punto de que sus dientes chocaban lo cual era de cierta forma incómoda para Rindou.

― Hasta que por fin te callas, no te llamé para que vinieras a darme un maldito sermón― dijo el pelirosado en un susurro cerca de la oreja de Rindou, el cual sintió como su cuerpo se estremeció ante tales palabras. ― Vayamos a otro lugar, ya sabes perfectamente que es lo que quiero ― Sanzu tenía la vista perdida con un par de ojeras algo pronunciadas adornando la parte inferior de sus ojos, parecía de cierta forma cansado si mirabas la mitad superior de su rostro, pero de sus pómulos para abajo hasta el mentón mantenía una postura relajada y sus labios curveaban una sonrisa descrita como lasciva.

Jadeos y gemidos se escuchaban en una habitación en específico del establecimiento, si te adentrabas a esta podrías llegar a observar como el pelirosa era montado por el menor de los Haitani, los movimientos constantes de este tomando apoyo sobre ...

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Jadeos y gemidos se escuchaban en una habitación en específico del establecimiento, si te adentrabas a esta podrías llegar a observar como el pelirosa era montado por el menor de los Haitani, los movimientos constantes de este tomando apoyo sobre sus largas y blanquecinas piernas, así como también se impulsaba con las mismas, dando pequeños saltitos como si de un pequeño conejito se tratase.

Sanzu colocó sus manos sobre las caderas de su acompañante ayudándolo a subir y a bajar sobre su erecto pene al igual que llevaba el ritmo de las embestidas.

Rindou arqueó su espalda lo cual provocó que el miembro del menor entrase aún más profundo de lo que ya estaba, sus gemidos se volvieron casi gritos de placer, sintió como un leve escalofrió recorrió su espalda baja y del como sus piernas comenzaban a temblar anunciando el pronto orgasmo.

―  Vaya que siempre te comportas como una maldita puta y veo que ya estás en tu límite "cariño" ― hablo con un intento de dulzura en sus palabras. ― Pero no soy tan malo como aparentó así que te hare tener tu tan preciado orgasmo a cambio de una atención especial de tu parte para mí pene ― el mayor solo atinó a asentir con la cabeza antes de que el menor diera un par de embestidas más y apreciar como el pelimorado se corría sobre su pecho.

Rindou comenzó a reestablecer la velocidad de su respiración así regulándola, sitió un par de caricias y apretones en su muslo izquierdo indicando lo que debía hacer a continuación; se levantó del regazo de Sanzu provocando que el miembro del mencionado saliera de dentro suyo.

El pelirosa que antes se encontraba recostado, se sentó recargando su espalda contra el respaldo de la cama consiguiente a esta acción doblo sus rodillas colocando sus pies sobre la cama así abriendo las piernas de par en par para darle acceso al contrario.

Rindou se recostó boca abajo, flexionó sus piernas haciendo que sus pantorrillas quedaran al aire comenzándolas a mover de forma juguetona.

― Parece que te gusta jugar con mi paciencia, medusa traviesa ― en su voz se escuchaba un leve enojo el cual se esfumo casi al instante cuando sintió suaves caricias sobre su glande las cuales eran proporcionadas por el dedo índice de Rin.

El Haitani sonrió de forma juguetona mientras que sus manos repartían caricias por toda la extensión de Haruchiyo, cuando se percató de los gruñidos del chico contrario comenzó a lamer desde el tronco hasta el glande antes de meterlo casi por completo a su húmeda y cálida boca, movía su cabeza como si de embestidas se tratasen, los dedos del chico de cicatrices se habían enredado entre sus cabellos morados jalándolos de vez en cuando para aumentar o disminuir su ritmo.

― Sigue así, mgh maldita sea Mikey~ ― al escuchar esas palabras salir de los labios del pelirosa, Rindou se sorprendió, pero continuó con sus movimientos; pequeñas lágrimas se acumularon sobre sus ojos violetas, leves sollozos eran silenciados al tener el miembro de Haruchiyo dentro de su boca.

Sanzu sin percatarse de la estupidez que había dicho, miro de reojo al Haitani, logrando así divisar un par de gotas saladas recorrer las mejillas del mayor y sonrió diciendo lo siguiente.

― Vaya que eres una maldita zorra, haces una cara jodidamente erótica por tener mi pene hasta la garganta.

Oh, pero Sanzu que equivocado estabas en ese momento.

Rindou solo se limitó a seguir dándole placer a Sanzu aun si sentía algo dentro de él romperse, pieza por pieza, fragmento por fragmento.

En ese momento Rindou Haitani se sintió la persona más estúpida del mundo, él lo sabía, Sanzu se lo habia dicho una vez.

Tu eres mío, pero yo a ti no te pertenezco; porque yo le pertenezco a alguien y ese es Manjiro Sano, mi único rey.

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⏰ Última actualización: May 29, 2023 ⏰

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