Capítulo 13

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-"¿QUÉ SERÁ DE MÍ?"- 2da Parte

Al otro día  les llegaba una notificación a los inmortales qué tenían qué desalojar la casa qué habitaban, pues no se había logrado la transacción de la venta del inmueble, cosa qué les pareció raro, pues ellos tenían todo en regla, pero aceptaron la disposición, no querían tener problemas y buscando en la zona encontraron una casa en venta totalmente deshabitada justo enfrente de la casa de las gemelas, bien  lo dice el dicho:

-"No hay mal que por bien no venga"-

Organizaron la compra y procedieron a restaurarla, se trasladaron a ese lugar en menos de 72 horas, ambas mujeres observaron bastante movimiento, se quedaron de piedra al observar llegar a sus nuevos  vecinos.

Al principio, pensaron qué él trío de caballeros eran pareja, Cuando Candy, le preguntó a Albert, el respondió -No, no somos pareja a mi me gusta cierta rubia, mirándola a los ojos; y a mi Amigo cierta pelirroja, y con ello quedó zanjado el tema.

-William Alexander Ardlay, al ver qué todo lo qué planeaba le salía mal, fue a entrevistarse con ellos a sus oficinas.

El silencio era sepulcral el hedor se hizo presente y la oscuridad también. George era sostenido por 2 hombres, el Moreno empezó a forcejear tratando de liberarse inútilmente,
El rubio, era sostenido por un hombre que lo tenía sentado en un sillón.

El Padre del Rubio, lo miró y le dijo
-¿como puedes hacerme esto?, yo qué te he dado la posibilidad de existir.

-El rubio, con mucha fortaleza le dijó: Yo no te lo pedí, además tú no eres mi Padre, ni yo soy tú hijo, tú me condenaste, con todas tus ideas absurdas del poder, pero ¿acaso me preguntaste a mí si yo quería? ¡No, nunca lo preguntaste, solo ordenabas y yo obedecía,  ¡pero eso se acabó!, estoy dispuesto a acabar contigo.

-¿Te atravez a desobedecerme? Inquirió ese demonio.

-Albert, respondió un -¡Sí!.

Su interlocutor le dijo -¿si es por mujeres?, te puedo dar la qué quieras.

-Albert, respondió -¿Te parece justo condenar a toda tú descendencia por 500 años?, ¿te parece justo no poder ser felices? ¿Te parece justo vivir condenados a la oscuridad? ¿Te parece justo estar solos? Sólo por tus ansias de poder, poder qué tú no tienes,.

Tras un incómodo silencio Albert continuó, tú solo eres un triste títere de alguien más, yo no he de pagar tus platos rotos. ¡Quiero ser libre! Es tan difícil aceptarlo.

Ella no vale la pena, le dijo William Alexander Ardlay.

-Quizás  si, quizás no, pero tú eres el menos indicado para juzgar mis acciones vete de aquí.

Acto seguido el inombrable desapareció así como había llegado.

Todo en aquel lugar era un desastre y todo el equipo de limpieza y ellos procedieron a arreglar el lugar.

En la noche al llegar a esa pequeña casa de su propiedad, Candy le llevaba una Tarta de Carne para que cenaran los tres caballeros, Albert, estaba cansado, ese gesto de la rubia le había gustado tomó el obsequio le agradeció dándole  un abrazo y un dulce beso en la frente y se fue a descanzar, al estar recostado en la recámara se respondió aquella pregunta a sí mismo, -¡Sí, absolutamente ella valía la pena!, y acto seguido se durmió.

-Candy miraba discretamente detrás de la ventana la habitación de él su Príncipe, observó qué él había apagado las luces y también se fue a descanzar, recordando su olor.

A mitad de la noche, de un auto bajaba un hombre y miraba la casa de aquellas gemelas, tenía poco tiempo para actuar.

(Continuará)

-"¿QUÉ SERÁ DE MÍ?"- (Segunda Parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora