𝟎𝟓

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Al despertar Hoseok se encontraba en la misma cama que hace unos días atrás, solo que esta vez no estaba el cachorrito de la vez pasada.

Pero en cambio vio al alfa con el que se acostó anoche que venía con todo el rostro lleno de sangre.

Al principio se asustó, claro, pero luego supo que no era sangre suya, ¿Qué es lo que en verdad hacia ese alfa?

-Supongo que no solo eres dueño de un bar.- Dijo nervioso.

-Buenos días, Hoseok.- Saludó. -Y supones bien, te lo digo sin rodeos, soy capo de la mafia italiana.

Hoseok quedó en shock pero luego su mente empezó a trabajar y quizá no era tan malo, pensándolo bien así podría tener todo lo que el quiera, hasta incluso protección.

Sonrío coqueto y se levantó de la cama para luego desabotonar la camisa azul que traía puesta el alfa, pasó su mano izquierda por el pecho del alfa mientas que con su lengua lamia la sangre que estaba en el cuello del alfa, subió hasta sus mejillas y siguió limpiandolo.

-Me gustaste, quiero que me tomes como tuyo.- Le dijo al oído.

Yoon-Gi no se lo creía pero Hoseok era incluso más atrevido que la madre de Jimin, y eso le prendía, no tardaron en volver a hacerlo una y otra vez en aquella cama.

Ni siquiera supieron cuántas veces se corrieron ellos lo único que sabían era que no podían parar.

Al terminar con su última ronda Yoon-Gi le pidió salir formalmente pero sin dejar el sexo de lado.

Se dieron una ducha y entre risas y sonrisas bajaron a la sala en donde tomaron el desayuno.

(...)

Jimin dormía plácidamente en el suelo cuando escuchó el maullido de un gatito.

«Papi»

Era lo que decia aquel maullido, el alfa no le dió importancia, pero el maullido de repetía, hasta que sintió que le mordieron fuertemente una oreja y ahí es donde despertó y gruñó a quien le había hecho eso, pero de sorprendió cuando vio a una panterita bebé frente a el.

El cachorro frente a el se metió entre sus piernas empezando a restregarse por el pelaje del alfa, a lo que Jimin se asustó y se apartó rápidamente volviéndose humano.

Tomó a la pantera en brazos pero alejandola de su cuerpo, bajo y se paró frente a su padre quien estaba con Hoseok.

-¿Qué es esto?.- Dijo totalmente asustado.

-Eso es tu hijo, Alejandro.- Dijo en Italiano.

-¿Mí bebé?.- Jimin miró a la panterita y luego la acercó a su nariz para olerla dándose cuenta que sí era su bebé. -¡Mí bebé!.- Abrazo al cachorro y dejó besos por todo su rostro.

Caminó nuevamente a su habitación mientras le hablaba a su hijo y dejó la pareja sola nuevamente.

No lo podía creer, su bebé ya sabía transformarse, era un gran avance.

(...)

Hoseok ya se había ido, y Yoon-Gi aprovechó para ir donde su hijo, al entrar a la habitación vio a Jungkook aún en su forma pantera y a Jimin mirándolo con curiosidad.

Recordó aquellos tiempos en donde el miraba con la misma curiosidad a su hijo, era realmente algo hermoso, también ayudo a Jimin a volver a su forma normal.

Tendría que mandar a Jimin a Buenos Aires para más seguridad, allí era menos posible que lo reconozcan allí Jungkook podría ser libre ya que tendría un extenso patio para jugar.

Dejó a su hijo solo para así poder arreglar el viaje, aunque él no iría ya que no era capaz de dejar a Hoseok, sentía que se había enamorado a primera vista, pero mejor era conocerse pero sabiendo que era una relación formal.

No podía iniciar una relación con alguien sin saber realmente que es lo que quería esa persona, ya era un adulto no un simple adolescente y si quería tener algo con alguien sería mejor hacelo bien.

Muchas veces las personas cometen el error de empezar una relación sin siquiera conocerse bien, lo que lleva a infidelidades, malos entendidos, malas decisiones y terminan lastimandose mutuamente.

Y el estaba en un mundo bastante peligroso y si realmente Hoseok estaba dispuesto a acompañarlo sería un golazo, pues no muchos omegas se querían meter en ese ámbito, pero es que también es peligroso para ellos.

Si no tienen preparación, claro está. Porque aunque no lo crean hay muchos omegas liderando mafias al rededor del mundo, es más, en la mafia turca es en las cuales se ve a los Omega liderar grandes mafias.

Yoon-Gi nunca fue una persona la cual trató menos a los Omega, sean de cualquier especie. Y es que su padre era uno, y había visto cuando se levantaba frente a su madre, frente a los guardias o incluso a los drogadictos.

Lo vio matar a sangre fría por protegerlo, y también lo vio estar tranquilo cuando un alfa puso una daga en su cuello, e incluso jugó a la ruleta rusa con un gran mafioso de aquellos tiempos, obviamente, el Omega ganó.

Yoon-Gi era solo un adolescente de quince años cuando vio aquello, se comía las uñas junto a su madre mientras su padre estaba más que tranquilo con todo, ni siquiera cerraba sus ojos cada que jalaba el gatillo.

Aunque el alfa frente a ese Omega si estaba muerto de miedo, cerraba sus ojos cada que jalaba el gatillo. Claro que al morir la alfa Min se había quedado con todo el imperio de dicho mafioso.

Ese día recordó que sus padres no volvieron a la casa hasta sino una semana después, su padre había venido más feliz de lo normal que incluso le preparo su comida favorita.

Yoon-Gi sonrío mientras bebia su whisky recordando los momentos en los que su padre realmente perdía mucho más la cabeza que su propia madre.

Era increíble.

Y Jimin, el era tranquilo, el prefería transformarse en pantera y estar al lado de su padre por si intentaban acercarse o si necesitaba cazar a alguno que se quisiera escapar.

Prefería dejarle las armas a su padre aunque eso no quiere decir que el no sepa usar armas. El joven alfa era experto en armas.

















































—LittleAgustD

¡Gracias por leer!

𝑴𝒂𝒇𝒊𝒂 𝑴𝒊𝒏 | Yoonseok OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora