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Febrero.

Ese día, había una multitud de personas esperando en la parada, todas presurosas, desesperadas, convirtiendo a San Valentín, en una ocasión que hacía desear, a Kim Taehyung, que su autobús preferido no llegara. 

La verdad es que le daba mucho miedo no poder tomar su anhelado asiento si toda esa gente tenía el mismo destino que él. No podría, su corazón dolería sobremanera.

Entonces, se dio un pequeño golpe en la frente cuando, al mirar por la avenida, lo primero que encontró fue el verdoso vehículo que le pertenecía a sus notas. Por ende, tuvo que iniciar una guerra con todo el mundo ahí; empujó sin querer hacerlo, subió lo más rápido que pudo, tembló cuando estaba pagando, recibió más insultos de los que pudo escuchar y corrió por el pasillo, metiéndose entre el abominable gentillal que compartía el bus; pero la pesadumbre no fue tan imponente, hasta que se topó con aquel joven pelinegro, que una vez chocó con él en un movimiento errático.

El joven lo miró quizá un poco más desesperado que él, pero no fue tan evidente hasta que el par de asientos se desocuparon y Jungkook tuvo que ser cruel, metiendo una de sus piernas a la fila, mientras se forzaba a entrar, esperando que Taehyung no lo hiciera; el castaño bufó y le dio una mirada incrédula, como si le reclamara por sus acciones, metiendo su pierna también, pero Jungkook tuvo que someterse a actuar de manera tosca y, confiando en el equilibrio que había practicado toda su vida sobre el camión, se tomó de los hombros del ajeno, para alejarlo un poco mientras él entraba. 

Taehyung se molestó sin remedio y trató de luchar contra la fuerza del otro para poder acceder a la fila también, pero es que el pelinegro era muy fuerte y su mirar llegó a intimidarlo de pronto. Sin embargo, hizo un esfuerzo voraz, antes de querer soltarse a maldecir al joven; no obstante, una señora que intentaba pasar los empujó y Taehyung cayó, encima de Jungkook, sobre ambos asientos, abriendo los ojos de golpe al notar que sus manos se habían tomado del cuerpo ajeno y ahora mismo se encontraban en sus pectorales.

Jungkook lo miró sorprendido también y el rostro de Taehyung se ruborizó de una manera que fue vergonzosa para los dos y que le hizo querer correr del lugar. Sin embargo, casi dibujó un puchero cuando se disculpó con una reverencia y se bajó del cuerpo del pelinegro, dejándolo ganar su apreciado asiento y quedando sentado a su lado, aunque no quisiera hacerlo.

No obstante, su dolido sentir aumentó cuando sus ojos dieron con el respaldo del asiento que aún no tenía una respuesta por parte de JK. Quiso chillar, todo había sido para nada y eso solo lo frustraba más, pero sus ojos se abrieron anonadados cuando el joven pelinegro a su lado sacó un lapicero morado de su mochila y fue directo a contestar en la conversación que tenían de frente.

No podía ser posible, ¿No?, ese chico peleonero no podía ser JK.

"No es así".

Le vio a escribir y se sintió pasmado cuando notó que era la misma caligrafía que, durante todo un año, admiró existir. 

"Te amo.

—JK".

Y su corazón se aceleró de una forma incongruente, haciendo que su alma quisiera salir de su pecho y la piel entera se le erizara. Levantó la vista, encontrándose con el hermoso perfil del chico que sonreía nostálgicamente, mientras acariciaba la última frase que estaba escrita en tinta verde... A continuación, no pudo creer lo que al instante diría. 

—También te amo —confesó sin más y Jungkook se giró a verlo de una manera atónita, tratando de averiguar si había escuchado bien al joven de los rulitos raros.

Pero la sonrisa armoniosa que éste le dio, fue suficiente para hacerlo comprender su más hermosa y sincera verdad—... ¿TH?... ¿Eres... tú? —preguntó y Taehyung solo lo observó, sin quitar su bonita sonrisa de su rostro—... ¡Eres tú! —gritó, de pronto, y todas las personas alrededor pegaron un salto; pero ninguno se comparó con la sorpresa que sintió el castaño, cuando los brazos de Jungkook lo envolvieron con cariño, pensando que no podía ser cierto, que por fin tenía a TH entre sus brazos y que, en definitiva, era el ángel más precioso que jamás pudo haber imaginado conocer.

—¿JK? —balbuceó Taehyung, aferrándose a la espalda del pelinegro, hundiendo su carita en aquel cuello y sintiendo que en su garganta se formaba un nudo—... ¿Has... has dicho que me amas? —preguntó y un miedo gigantesco apareció, derritiéndose en el segundo en que Jungkook comenzó a acariciar su espalda.

—Te amo, TH.

—Taehyung —corrigió—... Mi nombre es Taehyung.

—Sabía que tenías un nombre hermoso —admitió el pelinegro—. Soy Jungkook y... de ahora en adelante, soy tuyo.

—Jungkook —musitó el castaño, llenándose de una paz regocijable, demasiado cálida para poder con ella—. Te amo.

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Espera por el epílogo, por favor. 👉🏻👈🏻

Notas De Autobús || KooktaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora