Diamantes

823 91 48
                                    

Diamantes

...

No siento que besar a una chica sea muy diferente que besar a un chico. Tori es linda, lo he admitido antes, pero se sigue sintiendo como si estuviera besando a alguien mientras actuó, sigue siendo alguien que no quiero y que no deseo.

Así que no se siente especial para nada.

Y sí, hace rato, cuando lo veía, parecía emocionante y excitante pero ahora... meh.

—No estas disfrutando esto, lo puedo ver en tu carita de chica mala desilusionada...— me dice al romper el contacto, viéndome divertida—. Me recuerda a cuando esperaste todo el día por tu papi a que viniera a ver el corto que acababas de hacer con tus muñecas... pero nunca vino ¿No es así? No le importaba tanto.

—Creo que detesto tu actitud y por eso el rechazo a besarte.

—¿Te molesta mi actitud? — me pregunta mientras ríe de una forma que hace que me moleste aún más—. Eres graciosa hasta en tus propios sueños.

—No estoy tratando de serlo.

Tori me empuja y hace que caiga a la cama, su sonrisa es de burla y no me gusta.

—Eres un bully— me dice mientras se sienta a horcajadas en mi cintura—. Un bully que no le gusta mi actitud... que ironía.

—Sí, sabes, mi psicólogo me lo hace notar a veces, me dice cosas como "¿Y como te sentiste cuando le arrojaste todo el cesto de basura a Sinjin solo por contradecirte?"

—¿Y cómo te sentiste?

—Bueno... digamos que fue liberador— admito con una sonrisa, sabiendo que eso le molestara.

—¿Cómo esperar algo diferente de la gran Jade West?

Y es cuando lo recuerdo todo.

Porque me metí con ella y con su audición para ese estúpido hotel.

¡Ella me hizo enojar!

¡Ella me hizo enojar demasiado!

—¿Tú...? ¿Tú recuerdas lo que hiciste ese día en la clase de Sikowitz?

La veo sonreír de oreja a oreja.

—¿Humillarte?

Sí, así fue como me sentí en esa clase de actuación. Humillada por un comentario para nada ingenioso de mi peor enemiga que en ese momento estaba en el medio del escenario de la clase.

—¿Tú recuerdas lo que dijiste?

—Sí.

—¿Palabra por palabra?

—Sí— me vuelve a contestar con confianza.

—Quiero un pene.

—¿...que? — me pregunta y puedo entender que este confundida.

¡Estoy confundida también!

Pero solo porque las ideas que se me vienen en mente son tan brillantes que me hacen desear tener brazos mas largos solo para darme mejores palmaditas en mi propia espalda.

—Dijiste que podía pedir lo que quiera porque era mi sueño... quiero un pene.

Tori ladea la cabeza, aun sin entender, pero decido enfocarme por mí misma en esto.

He tenido sueños lucidos antes, se cómo funcionan... un poco.

Justo cuando comienzo a perder la esperanza en mis capacidades creativas, lo cual seria realmente raro, siento una presión en mis pantalones.

Prohibido olvidarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora