"Her light went out"
La balanza en este juego del destino es muy frágil, tan solo una pequeña acción, puede cambiar el rumbo de las cosas, ella lograra mantener un poco de luz en su interior, o sencillamente la aniquilara por completo, con realizar...
⁛※⁛ "I don't know what I did to deserve all this And nothin' I say will ease the pain But why must I hurt for you to feel okay?" ⁛※⁛
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Artemisa:
Un fuerte estruendo logra que me despierte, y una potente luz provoca que me desoriente, con pesadez me levanto de la cama para dirigirme a la pequeña ventana del cuarto.
Una gran tormenta se avecinaba, iba a cerrar las cortinas, tal vez podría ganar unas horas más de sueño, pero al ver el reloj en la mesa polvorienta de noche, mis ilusiones se borraron.
Con la mayor lentitud posible comencé a alistarme, si podía perder clases no me molestaría en lo absoluto, sin embargo el tiempo no parecía estar de mi lado, y terminé de arreglarme con tiempo de sobra.
Salí con cautela de aquel pequeño cuarto para tomar el camino más corto a la clase de pociones, es raro pasar por los pasillos y verlos vacíos, ni si quiera los fantasmas rondaban por aquí. Al llegar al salón, me di cuenta de que la puerta estaba cerrada, me asomé al final del pasillo por si alguien venía, pero nada.
La preocupación comenzaba a invadirme, hasta que el profesor Snape salió de su armario de ingredientes, se veía sorprendido de verme.
—Señorita Black, que hace despierta tan temprano en un sábado, que yo recuerde hoy no tocan prácticas de Quidditch—su semblante se encontraba totalmente relajado, y el tono que uso no se mostraba sarcástico como de costumbre.
—Yo... Perdone profesor, sigo algo desorientada, creí que era otro día... Con permiso— di media vuelta y comencé a caminar sin rumbo alguno, pensé en volver a mi nueva "habitación", pero en cuanto menos lo esperé, terminé en un pasillo lleno de alumnos.
Si me dirigía a aquel pequeño cuarto, corría el riesgo de llevar personas no deseadas, y eso no terminaría bien para nadie. Una parte tonta de mi pensó que no sucedería nada si la gente me veía, en eso, la primera mirada llegó a mí y poco a poco las demás se le sumaron, cada una demostraba sentimientos diferentes, unas iban desde el odio hasta el temor.
Todos parecían estar esperando a que hiciera al menos un pequeño movimiento para atacarme, y la sensación de ser como una hormiga rodeada por elefantes se hizo presente, inclusive una gota de sudor recorrió mi frente, todo por los nervios que me provocaban, en eso una voz femenina se hizo presente gritando mi nombre.
—¡ARTEMISA!— Isabella llegó corriendo hacia mí para atraparme dentro de un abrazo, atrás de ella se encontraba Damián amenazando con la mirada a quienes nos miraban mal, él de verdad puede llegar a ser intimidante si se lo propone.
—¡Estaba súper preocupada por ti, no llegaste a dormir al cuarto y te esperamos despiertos en la sala común, pero nunca apareciste!— El abrazo de Isa cada vez se hacía más apretado, y el castaño tuvo que apartarla para que yo recuperara el aire, aunque no pasó mucho para que él mismo me diera un pequeño abrazo antes de hacer la pregunta del siglo.
