Capítulo 2

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Las caderas de Grecia se movían como si bailaran, pero sin música. Su voluptuoso cuerpo era el punto de mira de cuán adolescente se le cruzase, pero eso poco le importaba. Su más ferviente deseo era captar la atención del único par de ojos grises que no la encontraba igual de sexy que el resto de mocosos. Anhelaba como una enferma saborear los labios del doppelganger de Ian Somerhalder y tenerlo lamiendo de la palma de su mano...

—¡Landon! ¡Hey, Landon!

El aludido levantó la mirada de la hoja que tenía entre las manos, golpeándose mentalmente por ello luego. Una mano con unas largas uñas pintadas de un color rosa chillón se posaron en su hombro y unos labios escarlata se plantaron en su mejilla, demasiado cerca de la comisura de sus labios.

Grecia Stevenson, la sexy symbol de la escuela, no había cambiado ni un poco desde que la conoció un fatídico día de verano. Seguía siendo la chica superficial, distinguida por su falta de interés en cualquier materia que no involucrase quitarse algunas prendas, dos operaciones en sus cortos dieciocho años y la encargada de volver loco a la mayoría de hombres.

—Grecia —saludó.

—¡Ciencias! Estuve esperando esto toda la maldita semana. ¿Podré ir a tu casa? La vez pasada, me dijiste que estabas ocupado y tuvimos que hacer el proyecto vía Skype pero espero que ahora… 

Su irritante voz dejó de tener la poca importancia que le había concedido hasta entonces, cuando con libros entre los brazos, una mochila vieja y un suéter morado con estrellitas por todas partes, vio aparecer a Sophie. Las ganas de sentarse con ella y el grupo de chicos amantes de disecar ranas, lo invadió. ¡Tenía tantos deseos de tomar su mochila e ir! ¿Era por la nota que seguía guardando en el bolsillo de sus vaqueros? Apartó la vista por un momento, regañándose por dejar que la ansiedad lo carcoma. Habían pasado años sin sentir el menor interés por hablarle… Mientes Landon. De acuerdo. Quizá había procurado vigilarla desde la distancia, ¡Pero no lo habría hecho si Sophie no lo necesitara! ¡Cuántas peleas se habría ahorrado de ser ella distinta! ¡De no ser una…!

—Nerd —soltó Grecia siguiendo los ojos de Landon hasta la mesa en donde Sophie Marthans acababa de sentarse— ¡Una completa nerd! ¿Cree que como en los estúpidos libros se quedará con el chico popular? A lo lejos puede ambicionar casarse con Jason, que no está tan mal pero… Cada uno con su tipo. ¡Odio ver cómo se viste y cómo camina…! ¡Es como si trajera su pijama a la escuela!

Su mano se cerró en un puño.

—¿Qué hay chicos? —saludó Mario al sentarse frente a Landon y bloquear a Sophie de su panorama.

—Estábamos hablando de lo molesta que es la presencia de Marthans.

Mario miró en dirección a Landon. Su rostro estaba sombrío y tenía las manos fuertemente apretadas bajo la mesa. Sabía lo mucho que su amigo odiaba oír hablar de Sophie de esa forma y conocía a carne propia, las consecuencias que traía meterse con la chica. Trató de darle una mirada de advertencia a Grecia, pero ella no lo vio, como siempre.

—Creo que podría hacerse algunas cirugías… No, ni así quedaría presentable… Seguiría pareciendo una tabla —Y explotó en grotescas carcajadas.

No lo aguantó más. Tomó sus cosas y sin dirigirle una mirada a la hueca pelirroja caminó hacia una sonriente Sophie y su diminuto grupo de amigos.

—¿Qué hay chicos?

Carol, la chica que escribía unas poesías corta venas pero que en realidad no había pasado por nada de eso, abrió la boca como un pez sin lograr emitir palabra y Jason, el tipo que había sido su reemplazo cuando él se alejó de Sophie, solo sonrió. A los otros dos muchachos que ni les hizo cosquillas su llegada, no los conocía. Y en cuanto a la que había sido su mejor amiga y con quien alguna vez soñó casarse, no recibió mayor atención que la que daría un gato a una hormiga.

Sophie es mi nerd ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora