↦Aurora y Renata↤ rebornplay

∆¿No crees...∆

Renata se encontraba en el segundo piso observando desde su sitio como la pequeña salía de su última clase y podía ver como con la mirada trataba de buscar a alguien en especial, la mayor no pudo evitar esbozar una pequeña sonrisa por esa pequeña acción de Aurora pudo ver también en como se llevaba para atrás unos cuantos mechones que se iban deslizando en su carita, eso último hizo que la trigueña decidiera acercarse a ella. Mientras iba bajando la pequeña al estar esperando un par de segundos decidió seguir su andar hacia la salida.

-es que soy tonta ¿Por qué pensaría que me estuviese esperando? Ni siquiera nos conocemos- solo bastó en dar 3 pasos para luego sentir dos manos posarse en su cintura y darle la vuelta con gentileza, era Renata- me has asustado

-¿De verdad? perdón- 

-Te he estado esperando- dijo con simpleza y un poco de indignación, solo para meter drama-

-Es que vivo aquí, en la planta de arriba, con mi tía y las monjas ¿Te lo dije no?- 

-¿En la escuela?-

-Mmm- asintió- 

-Quería darte las gracias- respondió pasando su mirada en la más alta que la seguía desde atrás- 

-No tienes que dármelas- soltó una risilla para luego traspasar a la de ojos avellana para evitar la mirada penetrante de la pequeña- 

-¿Cómo es eso de vivir con las monjas?- trotó hasta llegar con Renata y estar a la para para andar juntas- 

-¿Tú que crees?- 

-Yo no lo sé- dijo con obviedad, sabía que no iba a ser perfecto, siendo monjas ¿Tendrían reglas estrictas no? pero, solo tal vez, sería mejor que vivir con su familia tan disfuncional, esperó por su respuesta, pero al ver que se demoraba elevó su mirada para verla y reprocharle, viendo así a la más alta mirar por todos los lados-

- Es un infierno- la pelinegra se acercó a la oreja de su acompañante y le susurró recibiendo una leve carcajada- Para ser las esposas de Dios, son unas arpías, siempre andan peleándose o criticándose y no son felices. Es como vivir en un harén- sin que las dos se den cuenta habían borrado el poco espacio que las separaban una de la otra- donde todas se pelean por ser la favorita del sultán... pero el sultán nunca está- luego de decir lo último se volvieron a separar y desviar sus miradas-

-¿Nunca?- Aurora le dio un leve empujón con el hombro con el echo de que siga contando más secretos de las supuestas "esposas de Dios"- 

-Yo no lo he visto-

-¿No crees...-

-...En Dios?- completó la frase de la rubia-

Empezaron a sonar las campanadas de la siguiente clase que ya comenzaría en unos minutos, Aurora solo miraba el piso tal vez contando todas las baldosas que había pisado, mientras Renata solo miraba por sus lados y ver  como pasaban una alumna a su costado y una monja acompañada de otra alumna por el lado de la pequeña, esperó que se alejaran un poco más de su alcance para estar a solas con la rubia

-No creo en las monjas, no creo en los curas, ni en la virgen y mucho menos en ese Espíritu Santo. Y no, no creo en Dios ¿Y tú?-

-mostró una pequeña sonrisa- Yo no lo sé-

-En lo único que creo es en las cosas que se mueven- las dos soltaron una carcajada después de lo dicho- un ejemplo; creo fielmente en los caballos. Daría lo que fuera por tener uno-

-¿Y en los ratones, en los gatos y en los perros  crees?- dijo siguiéndole el juego- 

-Y en las palomas y en los caracoles y en las hormigas y en todo-

Ya empezaba a anochecer y las dos chicas se encontraban varadas cerca de la casa de la menor, ni una sabía como despedirse, una porque aún quería seguir hablando con la otra y Aurora porque aún no quería encontrarse con sus padres, en especial con su papá.

-Tendrás que entrar a tu casa-

- Y tu que volver con las monjas-

-Si- dijo en un susurro casi audible para las dos que estaban juntas-

-Hasta mañana entonces-

-Hasta mañana- le dio una corta sonrisa  y luego dio marcha atrás y dirigirse a su propio infierno personalizado solo para ella- 

-¡Buenas noches!-

-¡Mañana no te olvides el paraguas! -

-No- respondió  con una gran notable sonrisa en su rostro, ella aun seguía en su lugar y veía como la alta poco a poco se alejaba de su campo visual,  mientras todo esto pasaba alguien desde lejos las observaba soltando un gruñido- 

En una pequeña mesita de madera se encontraban 3 personas cenando en silencio absoluto, pero luego se escuchó un pesado suspiro del señor mayor

-¿Quién era esa? La que te a acompañado- dijo por fin el padre de Aurora-

- De la escuela-dijo sin dirigirle la mirada a su padre, solo veía la comida que su madre había preparado- Renata. Me ha ayudado en encontrar la clase, su tía es la directora- después de ello elevó su mirada para ver al señor que portaba una camisa negra, esperaba una respuesta, pero solo contesto con otro suspiro pesado y tomar la servilleta para limpiarse-

-Hay hebras en el caldo- ignorando la respuesta de su hija, tomó el plato que aun estaba lleno para dárselo a su esposa- 

-Lo he colado tres veces- dijo la madre de la chica-

-¿Lo has colado?- otro suspiro se escuchó volviendo el plato hacia su lugar de inicio- en esa escuela- antes que su padre terminara su pregunta la menor solo rogaba que no tocara el tema de siempre- tú aprendes, si, pero lo justo- esta vez se escuchó un suspiro por parte de Aurora para solo luego asentir, era lo mejor que podía hacer en estos casos, porque lo peor que podías hacer es darle la contraria a su padre, le costó demasiado con que él aceptara su petición y no lo desperdiciaría, aun peor sabiendo que el día siguiente la de ojos verdes la estaría esperando, no- No demasiado, solo lo justo. ¿Eh?-

-Si padre, solo lo justo- solo dijo eso para luego volver a callarse y terminar su cena con tranquilidad- 

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So... quiero decir algo, no se si lo dije antes pero estos capítulos serán medios largos, pero para ello me tomaré mucho... mucho tiempo- porque soy pésima narrando, pero tampoco un año JAJAJA- 

A lo que quiero llegar, los capítulos se tardarán en publicar.