Vᴇʀᴀɴᴏ

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Jungkook

Se encontraba observando el pecho de su pareja.

Pacífico, lo describiría.

Suspiró y se acostó sobre el pacífico pecho de Taehyung.
El contrario pasó uno de sus fuertes brazos por la cintura del menor y lo apretó contra sí mismo.

El chico se acurrucó en el cálido abrazo de su novio.

Taehyung abrió lentamente los ojos, intentando enfocar su vista en el techo de la caliente habitación.

El sol entraba cálido atravesando la fina tela color celeste cielo de las cortinas.
El clima era cálido, pero no demasiado.
El verano se podía sentir en el aire, y con él las vacaciones.

Jungkook besó la mejilla del jugador de fútbol americano.
Se tomó un tiempo para observar el tonificado cuerpo de su novio.
Su bronceado pecho tenía las marcas de la suave sábana, igual que su abdomen.

El menor pasó su mano lentamente por el rostro de Taehyung.
Paseo por la piel con las yemas de sus dedos.

Era viernes por la tarde, pero gracias al calor que emanaban los cuerpos, y al caluroso clima, parecía un domingo de verano.

Jungkook dudó en decirlo, pero lo hizo de todas maneras.

—Haces que mis días sean domingos en verano.

El castaño rió, haciendo que el rostro de Jungkook sintiese las vibraciones de su pecho.

—Es verano, tonto.

Los dos se miraron, y sonrieron. Se sentían bien con el otro.

Demasiado bien.

Jungkook tan solo cerró los ojos, y metió su rostro en el hueco del cuello del futbolista.

Taehyung sintió un cosquilleo, sintiéndose en casa.

—Hey, Kook.

El menor estaba quedándose dormido, por lo que hizo un ruido con su garganta, haciendo que el mayor continúe.

—Estaba pensando en si algún día te cansarias de mi.

Una cálida brisa se coló por la ventana de la habitación, el color anaranjado de las paredes se iba oscureciendo, hasta parecer un azul. Estaba anocheciendo.

En la noche habían quedado de salir con unos amigos, a tomar algo, comer y divertirse, por lo que dentro de poco, tendrían que levantarse. Habían estado toda la tarde acostados, sin hacer nada. Miraron la televisión, comieron juntos, jugaron, y se recostaron.

Taehyung creyó que su pequeño novio se había dormido, pero Jungkook respondió.

—Nunca me cansaré de ti, ¿te imaginas lo que sería pasar los días lejos del otro? No quiero alejarme de ti, Taehyung, nunca. O por lo menos por ahora —ambos rieron —. Taehyung...

—¿Si, Kook?

Por un momento la habitación quedó en un silencio que no fue uno incómodo, en cambio, ambos se sentían inmersos en el ambiente. Sentían que pertenecían allí.
Ambos, juntos.

Sabían que si volvían a esa habitación estando solos, no sería lo mismo.

Tal vez, los rayos cálidos y suaves se volverían agudos y puntiagudos, quemando todo a su paso. O tal vez sería lo contrario, se congelarían en la noche, buscando al otro. Las sábanas no serían lo suficientemente cálidas como el cuerpo del otro.

—Te amo, Taehyung.

El menor intentó ocultarse de la mirada del moreno.

El mayor rió y se sentó en el suave y mullido colchón.

—No te escondas, Kook.

Tomó las mejillas de su novio, las cuales estaban rosadas. Sus ojos estaban igual, debido a que momentos antes, los había tallado con el objetivo de no dormirse. Y sus labios formaban un tierno puchero a la vista de Taehyung.

Jungkook intentó huir de las cálidas manos de su pareja, quitándolas de su rostro, pero el mayor era más fuerte.

Lo tomó en sus brazos y le dió un inocente abrazo. Jungkook soltó algunos sollozos en su hombro. Era demasiado tierno.

Se abrazaron fuertemente bajo la escasa luz del sol, olvidando todo lo malo que habían podido pasar.

En la semana.

En el día.

O en su vida entera.

Se olvidaron de todos, excepto de ellos mismos.

Se pensaron juntos, en la playa, donde habían estado el verano pasado. O con sus colegas, tomando cerveza fresca en algún bar.

Los veranos eran lo mejor.

Siempre alquilaban una pequeña y cálida habitación, en uno de los hoteles que quedaba cerca de la playa.

La utilizaban en la tarde y las noches, para dormir y pasar el tiempo juntos.

Se sentían bien en ese pequeño trozo de mundo que tenían.

Pero todo se acababa cuando el verano terminaba, y tenían que volver a los estudios. Taehyung se quedaba en la ciudad, con sus colegas e iba a un instituto de ahí. En cambio, Jungkook debía volver a Daegu, y estudiar por su cuenta.

Amaban el verano más que a nada.

Cada vez que les preguntaban como se habían conocido, ellos respondían que no importaba.

No les importaba si se habían conocido gracias a un amigo en común, o a una aplicación de citas. Si habían ido a tomar algo o si se habían emborrachado en el momento y llegaron a olvidar todo.

No les importaba, porque lo habían hecho. Se habían conocido.

Por lo que cuando les preguntaban, ellos simplemente respondían que había sido obra del destino.

Y era verdad.

Tal vez un largo y brillante hilo rojo los conectaba, o tal vez no.

Pero de eso se trataba, de disfrutar el momento y mirar para delante, no dejar que los problemas ni las peleas los separen.

No dejar de ser felices.

Porque estando juntos estaban felices. Se sentían bien con el otro y eso les bastaba.

Por lo que después de un largo abrazo, Taehyung agarró a Jungkook del rostro, lo acercó hasta él, y lo besó.

Suave, tranquilo.

Fue uno de sus tantos besos de verano.

Sus bocas bailaban juntas, casi silenciosas. Casi, debido a los suspiros que ambos soltaban cuando se quedaban sin aire, antes de atacar sus labios nuevamente.

Se separaron y miraron los ojos del otro.

Se veían reflejados en sus pupilas.

Enamorados.

No había otra frase para describirlos.

Eran tan dulces juntos como el mismo azúcar.

Para algunos eran como la miel, demasiado pegajosos.

Sonrieron juntando sus frentes, mirando sus manos unidas.

Taehyung se acercó al oído de Jungkook.

—Yo también te amo, Kook.

Esos fueron sus primeros "te amo".

Los primeros de tantos.

Porque lo mejor, sucede en verano.

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𝙨𝙪𝙣𝙣𝙮 𝙨𝙞𝙙𝙚 𝙪𝙥! ᵗᵃᵉᵏᵒᵒᵏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora