08

6.9K 706 343
                                    



Una rosa encerrada en una caja de cristal.

Debía protegerla a toda costa.

Cubrió con su cuerpo la valiosa caja de cristal que debía resguardar mientras los grandes ventanales de la mansión Kim explotaban convirtiéndose en cristales y astillas afiladas que volaban sobre su cabeza. Los escombros cayendo sobre su espalda dolían, más no importaba siempre y cuando la flor estuviese a salvo.

Pero nunca tenía éxito porque cuando la explosión terminaba la rosa siempre se desvanecía.

Ahora, solo sostenía una caja de cristal agrietada llena de arena. A lo lejos podía escuchar una voz que le hablaba, estaba pidiéndole algo pero jamás era capaz de recordar que le decía.


Seokjin se despertó ahogando un grito.

De nuevo la misma pesadilla. La misma angustiosa escena que se repetía noche tras noches sin falta. Desde hace unos meses, comenzó a tener la pesadilla recurrente que no lo dejaba descansar. ¿En que momento empezó a ser atormentado? No lo recordaba, pero ahora no había noche que no tuviera pesadillas.

Le costó unos minutos recobrar los sentidos y distinguir en donde estaba. Pero con lo maravillosa que era la mente humana en segundos recordó el ajetreo de la tarde anterior. Ahora mismo se había quedado dormido en la sala privada de espera de un prestigioso hospital de Seúl, aguardando por noticias. Seokjin tenía que supervisar la salud de dos pacientes esa vez. El primero, un Omega consentido que había dado a luz un cachorro hermoso y saludable hace unas horas, nada de que preocuparse; el otro, un alfa de mediana edad que tuvo una inesperada recaída luego de conocer a su nieto.

Seokjin tuvo un día difícil.

Y comenzó con la labor de parto de Jimin.

—¡QUIERO LA EPIDURAL!

Hace unas horas ese fue el chillido angustioso del pequeño Kim. Se escuchó por todo el hospital, las venas de su cuello estaban saltadas, su bonito rostro cubierto de sudor y completamente enrojecido, Seokjin solo podía describir la imagen como la viva esencia del dolor.

El primer nieto de la familia Kim estaba naciendo y se lo estaba dejando saber al mundo.

—¿Dónde está mi Jungkookie? —Jimin lloraba mientras se aferraba a las barras laterales de la cama del hospital.

En el último trimestre de su embarazo los compromisos del Grupo Kim y del Grupo Min aumentaron a tal grado en que toda la familia se encontraba ocupada en sus propios asuntos, aunque jamás dejaron de lado los cuidados del embarazo de Jimin, llegó un punto en el que tuvo que defenderse solo. El más molesto por esta situación era Jungkook, su pareja destinada y el padre del cachorro. El alfa creció en un ambiente amorosamente familiar y despreciaba cada compromiso y reunión a la que debía acudir si esto le implicaba estar lejos de su omega.

El mayor miedo de Jungkook se cumplió al no ser capaz de estar junto a Jimin en este momento. Desafortunadamente, la labor de parto del omega comenzó con la ausencia de su familia, su alfa estaba en un viaje de negocios, Taehyung y Hoseok de luna de miel, Namjoon en Japón y el Presidente Kim con graves quebrantos de salud. Cuando la fuente del omega se rompió el único a su lado fue Sunying, quién lo llevo al hospital de inmediato y se comunicó con el único familiar disponible.

Seokjinie.

Cuando su cuñado se enteró de lo que sucedía se movilizó para comunicárselo a toda la familia.

—¡Jiminie ya estoy aquí!

Jimin lloro aún más cuando llegó a su lado.

—Jinnie... se suponía que daría a luz la próxima semana... Jungkookie ni siquiera está aquí...

Orgulloso, Apuesto y Poderoso||•NAMJIN (3° Trilogia de los Herederos Kim)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora