Anne

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A veces nos aferramos a la idea de que todo es para siempre. Pero quizás no lo sea. Quizás tenemos que perder para ganar.
Lo que sí sé, es que cuando tú me mirabas, yo te miré. Fue ahí cuando supe que todo había empezado.

12 de septiembre 7:45

- ¡ANNE! DESPIERTA QUE VAS A LLEGAR TARDE.
-YA VOY- le grité a mi madre. Siempre solía utilizar esa expresión aunque ese "ya" podía convertirse en 5, 10 o 20 minutos más.
- Oli pasará en 15 minutos, date prisa.

Iba a ser mi primer día del curso. Estaba muy feliz porque por primera vez iría a la misma clase que Olivia, mi mejor amiga.
Nunca he sido una gran fan de abrirme a las personas. Quizás por miedo a que descubran que no soy como cualquier otra chica normal.
Pero ella lo había conseguido.
A su lado todo parecía mucho mejor. Con una sola mirada, era capaz de leerme el pensamiento. Ridículo, ¿verdad?.
Sin duda me gustaban esas personas que aún a pesar de la oscuridad, brillaban con luz propia. Esas personas que sonríen sin razón y porque sí.
Así era ella.
Me levanté de la cama y abrí el armario con la esperanza de que mis pantalones negros campana estuvieran limpios. Pero no fue así. No tenía ganas de nada, solo quería dormir un poco más. Nunca entendí porque las clases empezaban tan temprano.
Cogí la primera sudadera y el primer vaquero que vi y bajé a desayunar.

Mi madre estaba sentada en la cocina mirando Facebook, como de costumbre.
Siempre la había admirado mucho. Era la mujer más fuerte que conozco. Había pasado por mucho y siempre ha conseguido sacar a la familia adelante.
Desayuné un vaso de leche, como de costumbre.
No entendía el dicho de que "el desayuno tenía que ser la comida más fuerte del día", yo nunca tenía ganas de comer por la mañana.

De repente sonó el timbre de mi casa.
-¿Pero qué haces así vestida para tu primer día de instituto?-dijo Olivia nada más verme al entrar por la puerta-¿Me estás tomando el pelo?
-Tía tampoco es para tanto. Además, ¿Quién se va a fijar en mí?
-¿Tú eres tonta?. Con la ropa tan bonita que tienes. Anda ven vamos a buscarte algo mejor.
Resoplé y puse los ojos en blanco.
-Está bien-dije finalmente para no iniciar la tercera guerra mundial.
-¡Buenos días Juli!
-Buenos días Olivia. ¿Qué haría yo con Anne si tú no estuvieras?.
-Oye que estoy aquí-dije mientras subía las escaleras camino a mí habitación.

Olivia era de todo menos una chica discreta. Al contrario que a mí, a ella le encantaba ir muy provocativa. No me extraña, tenía un cuerpo digno de enseñar.
Los tíos con ella siempre habían sido unos gilipollas.
La querían para un rato, por interés y para una noche lo que había provocado que ella ya no quisiera nada serio con nadie.
Abrió mi armario y cogió unos pantalones negros, un top blanco y una cazadora de ambos colores.
-Muy de tu estilo de cayetanita-dijo riéndose de mí.
-Que graciosa que eres
-Ya sé que me quieres mucho
-Por desgracia, sí.

Nos dirigimos frenéticamente hacia la parada del bus. Casi siempre íbamos pegadas de hora y alguna vez habíamos llegado tarde.
Una vez allí no nos dio tiempo ni a sentarnos.
Nos subimos al autobús y aunque es muy raro en mí, no me dormí.
Una parte de mí estaba nerviosa por el primer día de clase.
Nunca llegué a imaginar que ese 12 de septiembre, me cambiaría la vida para siempre.

Perfectos DesconocidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora