CAPÍTULO 3: Tengo una buena idea y un mal presentimiento

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-No puedo creer que sea así de enorme... - Dijo la unidad A ya sentado junto al comando KIRA en el recinto del conocimiento

El recinto del conocimiento era un tribunal gigante con 800 asientos y espacio para otros 200 parados (aunque al momento solo había 30 personas aprox.), se usaba para reuniones de suma importancia y como mesa redonda para discutir futuros planes, hace mucho que no tenían tiempo para usarlo, ya que las grandes batallas habían sacudido a la humanidad y no había tiempo de discutir con los jefes si un plan estaba bien o mal, si el General o Teniente a cargo de una misión tenía una idea que nos daría la victoria (o una derrota menos dolorosa) se ejecutaba y listo, pero en cuanto Lush mando mensaje de que era momento de reunirse, nadie dudo en que era

momento de limpiarlo y darle un buen uso

-Teniente Marcial – Hablo la unidad I, volteando a su Izquierda donde estaba sentado el Teniente

-Dígame Soldado- Contestó

- ¿Es... Verdad que estarán las lunas presentes? – Pregunto en voz baja como si tuviera miedo que el recinto entero escuchara

Por mas bajo que pregunto I, el resto de su comando dio un pequeño brinco al escuchar de las lunas, ellos también se habían preguntado si estarían presentes en la reunión, jamás los habían visto en persona y hasta donde sabían ni siquiera el teniente había estado cerca de hacerlo, cuentan que los Generales han sido de los pocos afortunados en poder estar cara a cara con ellos, los rumores nunca han cesado, incluso algunos se han atrevido a decir que ni siquiera existen y solo han sido un invento del gobierno para mantener la calma entre los humanos, pero minutos antes de entrar al recinto, la unidad I, logro escuchar a unas personas murmurar que las lunas habían llegado hace un par de horas.

-No tengo idea, aunque ese no es el motivo por el que nos llamaron, bueno, en realidad, ni siquiera yo se para qué nos llamaron – Dijo el Teniente Marcial con una voz un poco preocupada

Antes de que la unidad R pudiera hablar, algo extraordinario paso, en el centro del recinto, el suelo se abrió formando una media luna, de ese espacio surgió una especie de escritorio curvado completando el espacio que se había hecho, junto a él aparecieron 5 sillas que rodeaban el diseño, en cada espacio de cada silla se podían observar ciertas figuras, eran las fases lunares de la primera luna que tuvo la humanidad antes de que desapareciera junto con la Tierra, comenzaban con la luna llena, menguante, cuarto menguante, gibosa y al final la luna Nueva, fue entonces que se percataron del sonido de las pisadas, no sabían en qué momento, pero una de las puertas del recinto que se encontraban en lo alto de unas escaleras traseras se había abierto, y tras ella 5 figuras aparecieron caminando tranquilamente, cada una de ellas portaba una indumentaria similar, camisa blanca, pantalón y zapatos negros y encima una gabardina lisa igualmente color negro, se percató que 2 de esas figuras eran mujeres, la primera se sentó en la Luna llena, una mujer de tamaño debajo del promedio y una complexión muy delgada, un pelo corto color oscuro y unas facciones muy infantiles, eso era lo que más les sorprendía, si tuvieran que adivinar, ella no tenía más de 18 años, la otra mujer se sentó a unos espacios en la cuarta menguante, era todo lo contrario a la primera, una complexión poco más robusta con una piel aperlada, el pelo largo que llegaba a mitad de su espalda y una estatura aproximada de 1.75, imponía con solo verla, sin duda tenía más años que la luna llena, pero no superaba los 30, los 3 hombres restantes eran igual de interesantes, el primero se sentó en la menguante, un hombre de casi 50 años, pero alto y fuerte como ningún otro en la sala, parecía estar en condición perfecta de ser uno de los mejores soldados que pudiera tener el Reborn, no tenía pelo y sus ojos eran de un color negro muy intenso que daba miedo solo tener que mirarlo fijamente, la persona que se sentó en la luna Gibosa tenía algo en particular, carecía de un brazo, una piel extremadamente clara y un pelo rojizo lo hacían ser la persona más notable en el centro del recinto, tenía (al igual que la cuarta menguante) unos 30 años, pero se veía en un estado algo deplorable, como si estuviera enfermo, a lado de él, en la luna Nueva se sentó el último hombre, era un anciano quien ya superaría los 80, pero podía caminar por su cuenta, lo hizo notar mucho cuando varios soldados quisieron apoyarlo en bajar las escaleras y él amablemente declino para continuar con su lento paso, con una cabellera larga totalmente canosa y una barba del mismo tipo, pero más pequeña, parecía ser alguien que reflejaba mucha sabiduría, K, tras analizarlos a todos dio un pequeño vistazo a sus compañeros quienes se mostraban sorprendidos aun cuando trataban de no aparentarlo, estaban ahí, frente a ellos, los líderes actuales de la humanidad, quienes han estado guiando la última esperanza de la supervivencia, no eran un mito, eran reales, y estaban a unos metros de ellos, antes de siquiera reaccionar ante los últimos minutos de lo que había ocurrido, un grito se escuchó en las afueras del recinto, era un grito de desesperación y negación total

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⏰ Última actualización: Feb 18, 2022 ⏰

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La escalera Parte 1 - K.I.R.ADonde viven las historias. Descúbrelo ahora