Destruyendote.

Capítulo 3

Draco aprendió cosas de Harry y aprendió más cosas de si mismo de las que podría estar orgulloso. Para empezar, su padre estaría muy decepcionado de él si lo viera perdiendo el tiempo persiguiendo el rastro del terrible de Potter, y con aquello venía una duda existencial que lo tenía algo acomplejado: ¿Por qué perdía tanto de su día estando al pendiente de este chico? No estaba seguro, pero uno de sus mayores lemas era que el fin justificaba los medios, en esta ocasión, cualquier sacrificio sería justificado por más insensato que pareciera.

Pero esos detalles lo estaban llevando por un camino chueco, Pansy y Blaise se la pasaban juntos, realmente, como muy buenos amigos inseparables. Goyle y Crabbe están mucho más entusiasmados por el Quidditch que él mismo, porque según los rumores ambos querían dedicarse al juego profesional después de Hogwarts.
Y el tal Theodore Nott, que era un chico con el cual compartía una que otra palabra, estaba ocupado con los estudios. Todos, absolutamente todos parecían estar haciendo algo importante, y él, solo estaba ahí, siendo un terrible parásito que ansiaba asesinar a Harry Potter lentamente no sin antes gozar de su estadía.

Ante todo ello, sin embargo, Draco Malfoy no se cuestiono así mismo, ni encontro mal moralmente lo que estaba haciendo, tal como lo hacía con cada cosa que realizaba en su vida hasta esos quince años. Su pensamiento, su palabra eran una ley, dónde no se aceptaban errores y el resto solo creía en fantasías absurdas que ponían en juego el bienestar de brujas y magos.

Draco se levantó con la intención de prepararse, hoy iba a iniciar su jugada. Iría directo a Potter, haciéndole creer que él era inofensivo. Una sonrisa maliciosa se formó en su rostro, mientras ajustaba su corbata, la idea de ver a Potter confundido era una sensación curiosa, le daba satisfacción creer que quizás en este plan, él sería el dueño del dominio. Por primera vez, Draco Malfoy ganaría.

Los compañeros de su casa estaban demasiado ocupados para desear esperarlo, por lo que caminó solo hacia el comedor. Harry y sus dos amigos aún no llegaban, al rubio no pareció importarle mucho, ellos siempre parecían hacer lo que querían.
Luego de unos minutos, Granger llegó primero, cuando el trío por fin estaba junto, la castaña giró su rostro en dirección de Draco. Una advertencia silenciosa, Draco simple le devolvió la mirada sin siquiera fingir el brillo de maldad que estaba en sus ojos.

Antes de que las clases iniciarán, Draco caminó entre medio de la multitud para alcanzar a Potter, pero cuando llegó a su lado el chico parecía estar seriamente ocupado, hablando de alguna cosa un Hufflepuff. Draco frunció las cejas, cuando Harry soltó una risa.

—Sí. La he escuchado un poco. —oyó decir a Harry, mientras pasaba lentamente por su lado. — Si quieres mí cuerpo, y piensas que soy sexy. Vamos cariño, hazmelo saber...

Draco casi chocó sin querer a una chica de su curso, por el repentino tono de la conversación. Con una mirada observadora, miró al Hufflepuff que parecía demasiado contento y Draco, que era desconocedor de la música muggle, estaba pensando un montón de cosas relacionadas a coqueteos  descarados en medio de un pasillo.
Dio un último vistazo a ambos chicos, antes de continuar su camino, con la idea de qué, quizás sería fácil acercarse a Potter si lo suyo era insinuarse a los muchachos y en segundo, tenía un problema: ¿Quién era ese tipo? ¿Era una especie de novio? ¿Compañero de...De algo?

No logró prestar atención a la clase, incluso si ese año era su toma de TIMOS, su mente estaba trabajando nuevamente en algo que ni siquiera debería ser su prioridad. Guiado por el deseo del odio, Draco Malfoy buscó al chico de Hufflepuff para saber de quién se trataba.
No tardó mucho en lograrlo, ese año él era un prefecto y si lo deseaba podía hacer amenazas con quitar puntos. Esa una parte que le agradaba de la vida, tener poder sobre otros. Sobre Potter jamás lo obtuvo, él siempre resultó humillado o burlado, ahora no, San Potter se daría cuenta de lo que él era capaz.