Chapter One

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-¡Roxanne! 

Un grito agudo hizo que me despertara de mi profunda siesta, abrí los ojos asustada por tal grito y miré hacia la ventana, me di cuenta que ya había amanecido, estaba saliendo el sol. Carajo, me había quedado dormida desde ayer por la tarde, con razón tengo tanta hambre. Me di la vuelta aún acostada en mi cama para poder tomar mi celular, el cual estaba encima de mi mesa. Lo tomé y lo prendí, me di cuenta que ya eran las 6:50 de la mañana, se supone que ya debo estar en la escuela. Mis ojos se abrieron grandes al darme cuenta, ignoré todos los mensajes que tenía, debía apresurarme si quería llegar llegar a tiempo a la escuela. Cerré mis ojos para luego suspirar, para poder despertarme por completo. Oí la puerta de mi cuarto abrirse y seguido de eso sentí un golpe en la cara, para ser justos en la mejilla izquierda. 

-¡Auch! -me quejé, abrí los ojos después del golpe y había un zapato al lado mio, miré hacia enfrente y vi a mi tía ahí, ella me había tirado su zapato para despertarme. -¡Ya estaba despierta! Estaba por levantarme. -le dije y me paré de la cama con rapidez, me coloqué los zapatos.

-Será mejor que te apresures si aún quieres llegar a tiempo. Todos tus primos ya se fueron. -me avisó mi tía para luego irse, cerrando mi puerta nuevamente. Agradecía tener al menos un poco de privacidad en esta casa. 

Vivo con mis tíos y mis primos en una misma casa, mis padres... digamos que están en viajes por trabajo (lo cual no es cierto, pero ya les contaré más a detalle más adelante). 

Me dirigí a mi armario para sacar con rapidez un pantalón de mezclilla, un top negro y una cazadora negra. Me puse los primeros zapatos que encontré, eran unos tennis blancos muy, muy, muy sucios. 

-Mierda -maldecí, no me daría tiempo para limpiarlos.

Bajé de mi cuarto y me despedí de mis dos tías, ellas se quedaban en casa mientras mis demás tíos y tías iban a trabajar, y sus sobrinos íbamos a la escuela.

Salí de mi casa para luego tomar mi skate, que por cierto, soy muy mala manejándolo. Pero como mis tíos ya se habían ido a trabajar, ninguno me podía llevar en coche. Me subí a la skate e hice mi máximo esfuerzo para controlarla, por suerte no me caí ninguna vez, pero iba muy lenta.

Después de unos 10 minutos, llegué a mi escuela. Me bajé de la skate con un salto, provocando que mi maldita skate continuara impulsándose. 

-¡No! -grité, pensé que mi skate se estrellaría con la puerta de mi escuela, pero por suerte alguien la detuvo poniendo su pie encima de ella, antes de que pudiera chocarse.

Alcé mi mirada y vi a Sid Jenkins, el había salvado mi skate. 

-Joder que estúpida soy, gracias. -le dije para luego acercarme a el.

-¿Por qué llegaste tan tarde? -me preguntó, tomando la skate para luego entregármela. La tomé sonriente.

-Me quedé dormida desde ayer, y me desperté muy tarde. -dije con cierta verguenza, ¿quién iba a quedarse dormida casi un día completo? 

Sid sonrió sin mostrar los dientes, la verdad, ver a Sid cuando sonreía me gustaba mucho. 

-Te creo, te estuvimos esperando Tony, Michelle y yo pero te tardaste mucho, y me dijeron que te esperara aquí afuera. -dijo Sid mientras los dos caminabamos hacia la puerta dela escuela.

Sid abrió la puerta de la escuela e intenté entrar, ya que pensé que me dejaría pasar primero, pero no fue así. Sid entró primero y sostuvo la puerta para que yo pudiese entrar. 

Solté una pequeña carcajada para luego reclamarle. 

-Las damas primero -dije señalándolo, dándole a entender que el era la dama. Sid solo me dedicó una sonrisa, pero no me dijo nada, lo cual me extrañó. El siempre me sigue el rollo, pero esta vez no, así que deducí que algo le pasaba, pero preferí ignorarlo, quizá no tiene ganas de hablar nada más, si veo algo extraño le preguntaré. -Gracias por esperarme, aunque te ayan obligado -dije recordando que probablemente Tony le haya ordenado que me esperara. 

Tony para mi era como el hermano que no tenía, me molestaba, e incluso algunas veces no lo soporto por su actitud. Pero me protege como su hermana, y yo haría los mismo por el. 

Entré a la escuela y Sid cerró la puerta detrás de mi, encendí mi celular y vi que ya eran las 7:10 de la mañana. La primer clase ya había comenzado, era Literatura. Me gustaba Literatura a la primera hora, ya que era bastante tranquila a mi parecer y me hacía relajarme para poder aguantar todas las demás materias.

-¡Corre Sid! -le dije para luego tomarlo de la mano y comenzar a correr hacia el salón de clases, Sid corría detrás de mi con pereza. Llegamos al salón y nos paramos frente a el, aún no entrabamos. Debíamos inventar una excusa para que nos dejaran pasar, aunque la maestra de Literatura era bastante estricta, así que recé para mis adentros que nos dejara pasar. No me gustaba perderme ninguna clase a menos que realmente haya algo importante que hacer, en ocasiones me escapaba con mis amigos. 

Toqué la puerta del salón e inmediatamente empujé a Sid frente a mi para que el encarara a la profesora, Sid me volteó a mirar con los ojos muy abiertos y con indignación, le sonreí inocente y la maestra abrió la puerta.

-Eh... Hola -dijo Sid y la maestra no respondió, supongo que estaba esperando a que le dijeramos la razón por la que habíamos llegado tarde. 

Al ver que Sid no decía nada, lo empujé a un lado y encaré a la profesora.

-Fue mi culpa, Sid pasó por mi y yo me tardé demasiado arreglándome porque... porque me explotó el boiler -dije, esa frase no tenía nada de verdades, y era evidente, ya que abrí mis ojos grandes e inflé mis cachetes, era obvio que estaba mintiendo. 

-A la dirección, los dos, ahora. -dijo la profesora sin reacción alguna y procedió a cerrarnos la puerta en la cara. Suspiré sacando todo el aire que había estado aguantando, ya que me aguanté la respiración cuando dije mi fabulosa mentira. 

-Joder, que mal que la maestra sea psicóloga también -dije, ya que se supone que los psicólogos saben cuando mientes gracias a tus expresiones, en verdad no se ni que estoy diciendo, solo sé que tengo demasiado sueño y desearía seguir durmiendo. 

-Cualquiera se hubiera dado cuenta de que mentías -dijo Sid, sonreí al escucharlo. -Mientes muy mal. 

-¿Ah, si? ¿y por qué? -le pregunté, según yo mentí bastante bien.

-Porque cada que mientes inflas tus mejillas -dijo Sid mirando hacia enfrente. 

Caminamos y caminamos hasta llegar a la dirección, pero antes de entrar, se me ocurrió una idea.

-¿Y si nos escapamos? -le dije emocionada, probablemente esto saldría mal. 

Sid me miró extrañado. Yo casi nunca soy de las líderes del grupo que hace las salidas y todo eso. Yo soy más de seguir a la gente, eso es algo que me molesta bastante de mi. 

-¿A dónde? -me preguntó Sid, sinceramente no sabía que decirle. La única razón por la que le había dicho de escaparnos fue porque quiero estar más tiempo al lado de el, pero no se lo iba a confesar. 

Bajé la mirada a mis zapatos intentando pensar a donde ir, y entonces todo se volvió incómodo. Ninguno de los dos decía nada, Sid esperaba a que le dijera a donde ir y yo esperaba que a Sid se le ocurriera alguna idea.

-¿Sabes qué? Olvídalo. -dije y entré a la dirección rápidamente para cortar ese momento tan incómodo.


ℐ 𝒲ℐℒℒ ℬℰ ℱ𝒪ℛ 𝒴𝒪𝒰 | Sid JenkinsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora