OO5 ── neighbors

2.7K 211 3
                                    


Celeste !
Buenos Aires

Volver a Argentina siempre tenía cosas buenas, pero también malas. Y para la pelinegra venían siendo más las buenas que las malas hasta ahora.

Hace un par de días la morocha había decidido que era hora de dejar de invadir a sus amigos —a pesar de que estos le hayan dicho que no invadía a nadie—, por lo que había organizado todas sus cosas con la intención de irse. Aunque está idea se vio arruinada cuando la pecosa llamo al dueño del departamento en el que solia quedarse y esté le dijo que, lamentablemente, eso no iba a suceder porque se lo había alquilado a alguien más. Por ende, la oji-azul estaba a la deriva.

Quedarse casi cinco meses en la casa de Ro y Lari no era una opción, al igual que tampoco lo era ir a la de sus viejos o en todo caso a la de su hermano. Así que en el instante en que termino de hablar con el dueño de su ex hogar, se puso a buscar algún lugar amueblado, lindo y cómodo para quedarse hasta que vuelva a Londres.

Y exactamente eso era lo que estaban haciendo con Lara hace casi una semana; buscar. Para la suerte de ambas, la rubia conocía a mucha gente y no había dudado en hacer dos o tres llamadas para que unos de sus conocidos puedan mostrarle algo lo más rápido posible a su amiga.

Y eso habían hecho. Se habían cansado de buscar algo, pues tanto Celeste como Lara tenían dificultades a la hora de decidir. La opción uno había sido descartada. El lugar era lindo, pero el barrio muy peligroso y sinceramente Celeste no tenia ganas de andar con un cuchillo en la cartera por miedo a que le roben, así que tras no pensarlo mucho su respuesta fue un rotundo no. El segundo lugar también era lindo, pero el edificio estaba lleno de gente grande a la que —por lo que había dicho el casero— le molestaban todo tipo de ruidos, en especial la música fuerte, así que al instante también fue un no. Con todas las esperanzas puestas en el lugar número tres, el dúo de amigas se llevó una sorpresa cuando después de verlo ambas se dieron cuenta de que en la lista de pros y cons habían más pro que cons. Lo único malo, por así decirlo, era que no estaban permitidas las mascotas a menos que pidas permiso a los vecinos y como la pecosa sabía que no iba a adoptar ninguna mascota por ahora, no la dudo mucho y dijo que si. Era cómodo, grande y sobretodo (y más importante porque es media ratona) no le arrancaban la cabeza con el alquiler.

Era por eso que se encontraban bajando las valijas y regalos al departamento. La compañía de Lara y Ro después de eso no había sido de mucha ayuda, pues se habían dedicado más a charlar y a opinar de boludeces que a ordenar como se suponía que debían hacer.

— Bueno... Vamos partiendo que tenemos que ir al cine y ya se nos esta haciendo tarde— dijo Rodri, agarrando las llaves del auto y pasando un brazo por los hombros de su novia.

— Pásenla lindo, nos vemos.

Saludo Celeste luego de que su amigo haya tomado un último mate y se haya despedido de ella con un tierno y cálido abrazo. Le llamo la atención el silencio que había en la habitación cuando el pelinegro se fue, dándose cuenta de que su amiga tenía algo para decirle.

— Larita... ¿'Tas bien?— ah amiga se mordió las uñas con nerviosismo, provocando una risa en la oji-azul—. ¿Qué me queres decir? Escupilo, dale.

— ¡Ay! Es que... tiene que quedar entre nosotras eh—. advirtió, fijándose que su novio ya se haya ido, Cele asintió intrigada— ¿Te acordas de Ger? Bueno, él... vive en el piso de arriba.

— ¿Qué?— preguntó genuinamente sorprendida, tratando de ocultar una sonrisa— ¿Posta?

— Si tarada, sino no te lo diría.— dijo obvia—. Si te pregunta el otro saso yo no dije nada porque quiere que te sorprendas y tengas un encuentro casual pero no tan casual con él.

La morocha rió ante la idea boluda que había tenido el oji-verde y suspiro para cebar otro mate mientras pensaba un poco en lo que su amiga le había dicho.

— Bueno me voy ¡Te amo, cualquier cosa me mandas mensajes y si te lo cruzas también!

Exclamo después de darle un beso sonoro en el cachete para agarrar su mini bag y salir corriendo al auto de su novio. Celeste negó rápidamente mientras me acercaba al balcón para ver a ambos irse a las chapas.

Luego de bajarse el termo de mate sola y haber consumido cada tweet que había en su feed de "X" (aunque para ella siga siendo Twitter) se dedicó a conectar el celular al bluetooth del parlante y a darse su dosis diaria de Taylor mientras organizaba las últimas cosas que le quedaban.

La tarde se le paso mucho más rápido de lo que esperaba y cuando quiso acordar la hora de la merienda había llegado y no tenía ni una migaja en la heladera o la alacena para comer. O siquiera inventar algo rápido y así zafar del hambre.

La idea de ir a algún café a merendar paso por su mente, aunque fue interrumpida por la imagen de una torta de nuez moscada, como las que solía hacer en Londres cuando llovía. Siempre que estaba al pedo y podía hacerlo, le gustaba dedicarle un ratito a la cocina, o bueno, a la pastelería en general. Le gustaba hacer cosas dulces más que nada porque era algo que le había enseñado su abuela cuando era pequeña, también por que era lo que le salía mejor.

La pecosa podía hacer una red velvet con los ojos cerrados, pero si la ponías a hacer una tarta de papa seguro se le quemaba. Digamos que era media tosca para lo salado.

No tardo mucho en ponerse unas zapas y agarrar los auriculares para salir a comprar lo que necesitaba. En la ida al departamento había divisado un coto que no quedaba tan lejos de donde estaba, por lo que había decidido que iría allí ya que no tardaría mucho.

Y tal como lo había predicho, no había tardado absolutamente nada, incluso se había podido sacar una foto en el supermercado, ganándose la atención de una nenita, la cual la había visto y le había dicho que era muy linda, haciendo que inevitablemente se ponga roja de la vergüenza.

A la vuelta del camino se había dado cuenta de que se había olvidado las bolsas, por lo que debería cargar todo en una caja que, para ella, pesaba una tonelada.

Donde esta un principe azul cuando una lo necesita, pensó divertida luego de ponerse —como pudo— uno de sus auriculares. Sin embargo, se vio interrumpida cuando una voz a sus espaldas la llamó.

— ¿Cele?— muy a duras penas la oji-azul dio media vuelta para encontrarse con la figura de un Germán parado detrás de ella.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Oct 12 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

english love affair. unicornio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora