UNO

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Omniciente.

Como siempre los días en la academia comenzaban desde temprano en la mañana, y como todos los días, Ocho se disponía a checar la lista que dejaba a un lado de su cama, primero ponerse el uniforme, ir a ayudar a Vanya, Desayunar con los chicos, ir a entrenamiento, ayudar a Diego, ir a conversar con Klaus, leer con Ben, charlar con Cinco, ayudar a Luther con Allison, lo mismo del lado opuesto. Su rutina se basaba en repetir lo mismo cada día, ya que tenía falta de memoria a corto plazo, pero había mejorado con el paso del tiempo.

—Muy bien, lo siguiente en la lista es charlar con Cinco, pero ¿Cinco? ¿Dónde quedaba su habitación?

Se quedó pensando un momento hasta que por fin recordó dónde quedaba, al saberlo se dispuso a caminar por esa dirección, al llegar tocó la puerta suavemente con sus nudillos, como normalmente lo hacía.

—Hola Ocho, felicidades, recordaste mi habitación.

Hablo Cinco al ver a Ocho, eran logros diminutos, pero para sus hermanos era un gran paso para Ocho.

—Gracias— agradeció, acto seguido entró a la habitación de Cinco sentándose en la cama, mientras Cinco cerraba la puerta detrás suyo para hablar con ocho. —cuéntame ¿Como estuvo tu día?— pregunto Ocho con los ojos brillosos.

—Bien, ya sabes lo normal, solo ecuaciones y problemas, ¿Y el tuyo? ¿Te gustó el libro que leíste hoy?—

Pregunto mientras se sentaba en la cama junto a Ocho quedando a centímetros de ella, normalmente Cinco respetaba el espacio personal de Ocho, sabía lo que era respeto hacia Ocho.

—Sobre viajes en el tiempo, según los recordatorios prometí investigar más del tema, además Pogo me ayudó a encontrar el libro.

—es un libro muy bueno, algún día lo leemos con Ben.

Dijo Cinco, Ocho se dedico a solo sonreírle, y bueno las horas pasaron, y los dos platicaron de muchas cosas, ellos nunca se aburrían.

Al salir tenía que ir a ver a Allison, y fue lo que hizo, se dirigió al cuarto de Allison, y así, de nuevo paso otro día, pero este día sería uno totalmente especial, uno en el que la vida de cada uno cambiaría para siempre. Según le habían comentado a Ocho tenía que ir a una misión sola con Vanya para poder medir la energía de los poderes de ambas.

Al llegar al lugar las dos sentían mucho temor, tenían que sacar a muchos ladrones de un banco, a este punto la ACADEMIA UMBRELLA no se había conocido mucho, las misiones las completaban en silencio, sin llamar la atención.

Al entrar con los uniformes y mascaras correspondientes lograron ver a demasiadas personas, por lo cual a Vanya le dio demasiado temor, sentía que en cualquier momento explotaria. Por parte de Ocho se había calmado un poco más, ya que si no lo hacía podía olvidar como se usaban sus poderes.

—Muy bien, tranquila tenemos poderes, ellos no.

Decía Vanya una y otra vez para tranquilizarce, las personas ahí tenían mucho miedo, se les podía ver en el rostro, claro la sola idea de que te apunten a la cara y que te puedan matar no es agradable.

Ocho intento concentrarse para armar un plan, el hecho de tener poderes no significa que todo le salga bien sin un plan.

—Vanya puedes ir a ver si hay personas en la bóveda mientras yo saco a las personas.

Dijo Ocho a Vanya, esta asintió, Ocho fue a sacar a las personas que se encontraban ahí, mientras tanto Vanya checaba ma bóveda del banco, al entrar pudo ver a demasiados ladrones, pero gracias a los entrenamientos pudo defenderse lo suficiente como para poder noquearlos. Por parte de Ocho ya casi terminaba de sacar a las personas inocentes, los poderes de Ocho se basaban en controlar la mente de las personas, lo cual no le gustaba, ya que al controlar su mente las voces de las personas la molestaban constantemente. Ocho terminó de sacarlas y fue a ayudar a Vanya, al llegar pudo ver que los ladrones se multiplicaban poco a poco, era algo raro, no se habían enfrentado a algo así antes, Vanya estaba demasiado cansada ya, pero no quería usar sus poderes, ya que aún no los controlaba muy bien.

—Ocho ya no puedo mas, en cualquier momento me desplomare.

Ocho no sabía que hacer, podía controlar la mente de las personas pero no quería que esas voces la atormentaran. ¿Qué debía hacer?

•Línea Paralela - [Ocho] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora