Cásate conmigo Onegaishimasu [SaMo]

2 meses después

Saliendo de la última audición con la mismísima Madonna y haber sido aceptadas ambas. se acercarón a los hombres de traje para firmar el contrato. Sana estaba tan cansada por haber ensayado mucho, que cuando Momo les hizo una seña a los trajeados para hablar un poco con su novia, simplemente la miró curiosa temiendo que no quisiera firmar y sólo entonces recordó que Momo seguía pensando que estaban embarazadas, el terror se le vio en la cara.

—Amor, quiero pedirte que te cases, he trabajado para que me aceptes como tu futura esposa, sé que me amas y sé que ahora sabes cuanto te amo. 

—Momo no estoy/

—Lo sé cielo. Si tan sólo nos dejaremos hablar la una a la otra podríamos ser esposas ahora mismo: No me tragué el anillo, lo había puesto en mi dedo antes de comerme el aguacate. Abría aceptado aun si sólo nos asomábamos por la ventana a ver el amanecer y si... bueno, no hay pretexto para reaccionar así a los zombis, cielo, esa sí te pasaste. 

—Momoring...

—Espera, deja termino y será tu turno... sino se me olvida.  La explicación que diste de la magia de nuestro amor y como quedamos embarazadas fue tan fantástica que de verdad quiero que sea cierto. Casémonos, hagamos este tour y embaracémonos. 

Se hincó y sostuvo una caja de anillos. Sana no pudo contener sus lágrimas y se hincó frente a ella. 

—Sé que no puedo estar sin ti, sé cuanto te amo y sé que tú me amas por todo lo que haces conmigo y para mí. Minatozaki Sana: ¿Quisieras hacerme el honor de hacerme feliz cada día de mi vida y a futuro cercano formar conmigo una familia? Amor: Cásate conmigo onegaishimasu...

Se le lanzó a los labios y afirmando con la cabeza por no poder pronunciar palabra, aceptó. 

Se besaron intensamente y al finalizar, amabas limpiaban las mejillas de la otra, aplausos y vitores las regresaron a la realidad, Madonna incluso sostenía la caja de anillos que salieron volando por el abrazo de las prometidas. 

—Oh no, hermana, consíguete a la tuya, ese anillo es mío —reclamó Sana 

—Sana-Chan, sólo nos los está acercando, es que se me había caído. 

—Oh, thank you, my bad.

La reina y los demás sólo rieron con ternura por el color rojo en la cara de la bailarina. Al abrir los ojos, vio no uno, sino dos anillos iguales. y no supo como reaccionar.

—Mandé fundir el oro de los anillos y compré otros diamantes para que tengamos anillos a juego. 

—...Entonces permíteme. —Tomó un anillo y lo sostuvo entre su pulgar e índice. —Sí amor, acepto casarme contigo, pero por favor, primero contesta aunque sea por curiosidad. Amor mío de mi vida. ¿Te gustaría cesarte conmigo?

—Hai, me encantaría casarme contigo. 

Ambas deslizaron el anillo en el dedo de la otra. 

—————Miau—————

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Prrrr gracias.